06-12-2024

En este mismo año 2024, se espera que los miembros de la Generación Z, aquellos nacidos después de 1997, superen en número a los baby boomers (la generación nacida en aquellos años en los que las mujeres tenían muchos hijos, de ahí el nombre, y que son las personas nacidas entre 1946 y 1964, más o menos) en la fuerza laboral por primera vez en la historia. Puede ser que no en todos los países, pero es una tendencia amplia.


Por eso, explican los expertos, que es tan necesario comenzar a comprender a las generaciones jóvenes y poder así atraer su talento y retenerlo. Aunque muchos jefes se quejen y se frustren sin querer adaptarse, la alerta de los conocedores de Recursos Humanos apunta a la necesidad de comprenderse (y es por eso que desde Genbeta traemos muchos de esos temas e investigaciones, que resultan relevantes e interesantes).


PBS.org que es es el sitio web de PBS (Public Broadcasting Service), la emisora pública de Estados Unidos, que funciona como corporación para distribuir programas a televisiones en EE.UU, ha recopilado testimonios de trabajadores que alertan de que la generación Z llega a las empresas, como lo han hecho las generaciones pasadas, con "diferentes expectativas, actitudes hacia la alta gerencia y puntos de vista sobre la importancia del trabajo en su vida diaria".


Y gente de estas otras generaciones han hablado sobre lo que están viviendo en la relación de los recién llegados y sus dinámicas laborales.


"Hice del trabajo mi identidad"


Por un lado, habla Ingrid Kamphaus, que es de la Generación X y ha trabajado en el gobierno estatal como gerente de aprendizaje y desarrollo. "Diría que, durante gran parte de mi carrera, hice del trabajo mi identidad. No estoy orgullosa de ello. Llegaba al punto de trabajar todas las noches, todos los fines de semana. Hubo muchas ocasiones en las que mi pareja me quitaba el portátil de las manos mientras estábamos en la cama".


Y ahora afirma que "lo que me hubiera gustado saber al comenzar mi carrera es que mi valor como persona no está vinculado al trabajo que hago". Dice que primero aprendió esta lección de sus sucesores, los millennials y comenzó a dejar de trabajar todos los días a la hora que marcaba su horario y que ahora sigue el ejemplo de la generación Z.


"Mi trabajo nunca vino acompañado de recompensas"


Lucinda Manley trabaja en Florida en el sector de los seguros desde hace más de 40 años y pertenece a la generación de los baby boomers. Su hija estaba pasando por un momento muy importante ya que iba a hacer su examen de conducir y un día le pidió si podía concentrarse al menos por unos día en ella, "para variar", quejándose de que su madre siempre estaba enfocada en el trabajo.


Manley afirma que la fuerte ética de trabajo en realidad estaba "gobernando no solo mi vida, sino la vida de mi familia". Y afirma algo crucial, que la Generación Z ya parece saber de base:


Para mí, nunca ha habido una recompensa por todo el trabajo duro. Mi trabajo nunca vino acompañado de las recompensas que pensaba, especialmente las recompensas monetarias.


"El trabajo es la base para poder hacer lo que realmente es importante para mí"


Chris Hicks es un ingeniero de la generación millennial que reconoce que tuvo que comenzar a obligarse a apagar el teléfono después de salir de trabajar "solo para poder mantener algún tipo de paz para mí y proteger mis relaciones y mis pasatiempos".


Reconoce que el trabajo importa por el dinero que le retribuye y que gracias al dinero, él puede luego salir a comer con sus amistades, visitar familiares. "Así que trabajo para vivir porque esas cosas son más importantes. El trabajo es la base para poder hacer todas las cosas que necesito o que realmente priorizo", afirma.


"Se nos exige que hagamos mucho y nos pagan el salario mínimo"


Gabriela Casul trabaja en ventas minoristas y ella sí forma parte de la Generación Z. Como explicaba la trabajadora senior del testimonio anterior, Casul, nada más entrar al mercado laboral, ha visto que no es justo: "la generación Z finalmente está tomando la postura de exigir qué límites se pueden establecer, qué reglas se deben seguir".


"Se nos pide que aceptemos trabajos de tres o cuatro personas diferentes, que cumplamos con altas expectativas y todo mientras nos pagan el mínimo".


Y recuerda que su generación no ve eso como una forma de vida sostenible. Le sorprende de otras generaciones que "a la gente le gusta presumir de que trabaja 60, 70 horas a la semana" mientras los jóvenes cuestionan esto porque no consideran que realmente sea vivir.


Las generaciones mayores dicen constantemente que somos vagos, que no queremos trabajar, cuando, en realidad, queremos que las cosas sean justas, que las cosas sean aceptables en lo que respecta al salario, por ejemplo. El costo de vida ha aumentado y las empresas están obteniendo ganancias récord, mientras que los trabajadores no vemos ninguna recompensa de esas ganancias.


Actualidad Laboral / Con información de Genbeta