La inteligencia artificial (IA) se presenta a menudo como una fuerza revolucionaria a punto de automatizar vastas franjas de la economía, desplazando a los trabajadores e inaugurando una era «post-trabajo». Sin embargo, tras las elegantes interfaces y las impresionantes capacidades de muchos sistemas de IA se esconde una fuerza de trabajo humana.


Este modelo de «humanos en el bucle» revela una realidad más compleja, en la que la IA no consiste tanto en sustituir a los humanos como en depender de trabajadores con déficits de trabajo decente, como bajos ingresos, falta de prestaciones de protección social y de seguridad y salud en el trabajo para sostener el sistema de IA. Esto es lo que analizamos en nuestro artículo sobre el modelo empresarial basado en la IA y los humanos en el bucle (IA engañosa), que examina cómo estos trabajadores alimentan los sistemas automatizados y las implicaciones para los mercados laborales, la sociedad y para los propios trabajadores.


El trabajo invisible en el desarrollo y despliegue de la IA


Desde los automóviles autoconducidos hasta los asistentes virtuales, la industria de la IA se nutre de datos. Estos datos deben ser meticulosamente etiquetados, clasificados y anotados. Esto requiere inteligencia y mano de obra humanas, que aún no pueden ser sustituidas por máquinas. Estas tareas suelen subcontratarse a trabajadores en masa en plataformas digitales de trabajo o a empresas de subcontratación de procesos empresariales de inteligencia artificial (AI-BPO). Estas plataformas fragmentan las tareas complejas en microtareas y ofrecen pequeños pagos por cada tarea completada. Los crowdworkers, a los que también se conoce como trabajadores invisibles porque suelen trabajar entre bastidores, son esenciales para entrenar los algoritmos de IA en varias funciones, como la predicción de texto y el reconocimiento de objetos.


Del mismo modo, los asistentes virtuales, comercializados como herramientas autónomas, a menudo dependen de trabajadores invisibles que pueden estar transcribiendo audio, verificando la comprensión del asistente virtual o incluso realizando tareas como programar reuniones con las que la IA puede tener dificultades. Incluso los grandes modelos lingüísticos sofisticados con capacidades impresionantes dependen en gran medida de formadores humanos para afinar sus respuestas y mitigar los sesgos, la toxicidad y el contenido perturbador. Como resultado, los trabajadores están expuestos de forma rutinaria a violencia gráfica, discursos de odio, explotación infantil y otros materiales censurables. Esta exposición constante puede afectar a su salud mental y desencadenar trastornos de estrés postraumático, depresión y una menor capacidad para sentir empatía.


Trabajo digital global: ¿Cuáles son las oportunidades y los retos?


A pesar de ello, las plataformas que ofrecen microtareas y otros trabajos relacionados con la IA siguen encontrando trabajadores dispuestos, porque a menudo brindan oportunidades de trabajo a distancia, ofreciendo flexibilidad y accesibilidad a personas en distintos lugares y circunstancias, sobre todo en países en desarrollo o con acceso limitado al empleo tradicional. Puede ser una fuente crucial de ingresos, sobre todo para quienes se enfrentan a obstáculos en los mercados de trabajo tradicionales.


Una encuesta de la OIT sobre trabajadores en multitud revela que muchos de ellos tienen un alto nivel educativo, con licenciaturas o posgrados, a menudo en campos especializados como la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM). Sin embargo, estos trabajadores están empleados principalmente en tareas rutinarias y repetitivas de datos, que a menudo requieren conocimientos especializados mínimos. Esto provoca un desajuste significativo entre el nivel educativo de los trabajadores y las tareas relacionadas con la IA para las que se les contrata.


Por tanto, los trabajadores realizan tareas que no aprovechan su formación educativa ni ofrecen oportunidades de estimulación intelectual o crecimiento profesional. Esto provoca insatisfacción e inseguridad laboral entre los trabajadores, y su infrautilización representa una oportunidad perdida de aprovechar la mano de obra cualificada para impulsar el crecimiento económico y la innovación para los países en desarrollo que destinan importantes recursos a invertir en educación superior.


La encuesta también reveló que los ingresos medios de estos trabajadores en los países en desarrollo son de unos 2 dólares por hora, y que tienen una protección social limitada y un alto riesgo de rechazo del trabajo debido a las decisiones automatizadas que se producen, sin una justificación clara ni un canal de comunicación para abordar estas cuestiones o cualquier queja de los trabajadores.


Implicaciones para el futuro del trabajo


La dependencia de la mano de obra humana en la industria de la IA plantea varias cuestiones críticas. En primer lugar, existe el riesgo de descualificar a los trabajadores y obstaculizar su desarrollo profesional. En segundo lugar, el cambio hacia acuerdos de trabajo contingente puede contribuir a una menor participación de la mano de obra en los ingresos, y puede aumentar la desigualdad de ingresos.


El modelo de crowdworker humano en bucle subraya la necesidad de una comprensión más matizada de lo que a menudo se considera «automatizado» y del impacto de la IA en el mercado laboral. Aunque la IA tiene el potencial de aumentar la productividad y crear nuevas oportunidades, es crucial abordar las implicaciones éticas y sociales que se derivan de ella, incluida la necesidad de proteger a los trabajadores y promover una mayor transparencia y responsabilidad en los sistemas de IA.


Iniciativas de los gobiernos, los interlocutores sociales y otras partes interesadas
Los gobiernos, los interlocutores sociales y otras partes interesadas reconocen cada vez más tanto las oportunidades como los retos que presentan los sistemas de IA para el futuro del trabajo. En Estados Unidos, una orden ejecutiva hace hincapié en la participación de trabajadores y empresarios en el desarrollo y la aplicación de la política de IA. La Unión Europea persigue objetivos similares con su Ley de IA y su acuerdo marco de digitalización.


También están surgiendo buenas prácticas y códigos de conducta, incluidas iniciativas independientes como los Principios de la IA de Fairwork. Algunas plataformas de crowdwork han adoptado el «Código de Conducta del Crowdwork» para mejorar las condiciones de trabajo, y algunas empresas ofrecen servicios de bienestar a los trabajadores que revisan contenidos molestos.


Aunque estos avances señalan un reconocimiento cada vez mayor de los retos dentro de la cadena de suministro de la IA, se necesita más, sobre todo en los países en desarrollo. El diálogo social, en el que los trabajadores son visibles y dialogan con los empresarios y los gobiernos, debe estar en el centro de estos procesos si queremos garantizar que los beneficios de la IA se comparten equitativamente y se mitigan los riesgos.


El futuro del trabajo en la era de la IA debe ser el de una auténtica colaboración entre humanos y máquinas, no uno construido sobre una mano de obra mundial oculta que se enfrenta a déficits de trabajo decente. Sólo entonces podremos aprovechar todo el potencial de la IA y garantizar un futuro más equitativo y sostenible para todos.


Actualidad Laboral / Con información de OIT