Dormir bien es esencial para mantenerse productivo, activo, mentalmente despejado y motivado frente a los diversos retos personales y laborales del día a día. Pese a que el vínculo directo entre el sueño y el rendimiento laboral no nos es ajeno, las cifras nos ayudan a dotarlo de la debida importancia: en Estados Unidos, el Consejo Nacional de Seguridad ha estimado que los empleados fatigados provocan pérdidas de 136.000 millones de dólares al año.
“El sueño es tan importante para nosotros que puede notarse fácilmente en los días que no tenemos suficiente”, dice Alcibiades I. Rodríguez, profesor de neurología y director médico del NYU Langone Comprehensive Epilepsy and Sleep Center. Las consecuencias, tal y como detallan los expertos, resultan nefastas para el organismo tanto a nivel físico como mental, algo que repercute negativamente en la calidad de los resultados y en la eficiencia a la hora de desempeñar las tareas. “El trabajador puede experimentar una falta de concentración, atención, malhumor y disminución del tiempo de reacción”.
Cabe recordar que que la falta de sueño causa problemas de memoria, irritabilidad, cambios de humor, pérdida de concentración y deterioro cognitivo, además de descontrolar tus funciones metabólicas, dañar tu pelo, tu piel y tus huesos e incrementar el riesgo de hipertensión, diabetes, fallos cardíacos o accidentes vasculares.
Desde la ciencia recuerdan la importancia de contar con hábitos regulares de sueño, garantizar unas horas mínimas según la edad y las condiciones físicas, cenar ligero, y descansar en una habitación silenciosa, limpia y seca, sin olvidarse de hacerlo en una postura óptima. Según la Academia Americana del Sueño los adultos tienen que descansar cada noche de 7 a 9 horas.
Pese a ello, un tercio de los adultos no duerme todo lo que debería: las estadísticas nos cuentan que un 12% duerme menos de 5 horas, y un 23 % menos de 6.
Descanso óptimo de noche y siesta consentida en la oficina
Una iniciativa que podría resultar exitosa es permitir a los empleados dormir la siesta en el trabajo, destinando una estancia especialmente indicada para ello. Esta iniciativa es útil para recobrar fuerzas de cara a las últimas horas de trabajo del día, reducir problemas como el estrés o la ansiedad y mejorar la memoria o la concentración.
De hecho, según un estudio dirigido por Matthew Walker, profesor de psicología de la universidad de Berkeley en California, aquellas personas que echan una pequeña siesta rinden más por las tardes que las que no lo hacen. debe situarse entre los 15 minutos y la media hora. La duración es importante para tener efectos beneficiosos. Incluso, tal y como apuntan los estudios científicos más recientes, la siesta perfecta es aquella que dura 26 minutos.
Los programas de salud y bienestar también son cada vez más comunes en la empresa, entre los que se debe incluir formación para un descanso adecuado, opciones gratuitas de fisioterapia, seguro médico privado, yoga o gimnasio en la empresa, alternativas de alimentación saludable o iniciativas para favorecer la salud mental de los empleados.
Actualidad Laboral / Con información de TicBeat