La inflación mundial, impulsada principalmente por el aumento de los precios de los alimentos y de la energía y las perturbaciones del suministro, añade elementos de riesgo para la recuperación y provoca una erosión de los ingresos reales de los trabajadores y sus familias, advierte la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
"En ausencia de aumentos salariales acordes, la demanda agregada podría caer de forma significativa, amenazando así el crecimiento económico y el empleo. "Por lo tanto, a pesar de la mayor tensión de los mercados de trabajo, el riesgo general de una espiral salarios-precios sigue siendo bajo".
Indica la organización que la proliferación de las crisis, además de las crecientes desigualdades entre países y dentro de ellos, dificulta más que nunca las iniciativas destinadas a hacer más inclusivos y resilientes los mercados laborales, y pone en peligro el avance reciente en la recuperación.
En esta situación compleja e incierta, dice, los responsables de formular las políticas tienen que manejar con cuidado tanto los continuos efectos de la crisis de COVID-19 como los trastornos reales y potenciales del conflicto en Ucrania, incluido el efecto de la inflación en los empleos y en el salario real.
Los aspectos a atender especialmente, dice la OIT, son:
1) Prestar un apoyo oportuno y eficaz para mantener el poder adquisitivo de los ingresos laborales y el nivel de vida general de los trabajadores y sus familias.
2) Ajustar cuidadosamente la orientación de la política macroeconómica para hacer frente a las presiones inflacionistas y de sostenibilidad de la deuda, reconociendo al mismo tiempo la necesidad de facilitar una recuperación intensiva en empleo e inclusiva.
3) Amparar a los grupos y sectores más afectados a través de la protección social de los trabajadores y la ayuda a las empresas, especialmente a las microempresas y pequeñas y medianas empresas o «mipymes», y a las que operan en la economía.
Actualidad Laboral / Con información de Pulso Laboral