15-10-2020

La actual pandemia amenaza el futuro de una generación de niños en todo el mundo para los que el coronavirus ha significado menos educación y más trabajo. Sólo en los países en desarrollo, dos décadas de avances contra el trabajo infantil pueden verse afectados.


Con las aulas cerradas y padres que pierden su trabajo, la lectura, la escritura y las tablas de multiplicar han sido sustituidas por sudor, ampollas y menores esperanzas de una vida mejor para millones de niños.


En lugar de ir a la escuela, los niños de Kenia pican piedras en las canteras. Decenas de miles de menores en India se han volcado a los campos agrícolas y a las fábricas. A lo largo de Latinoamérica —donde niños producen ladrillos, fabrican muebles o limpian los campos de maleza—, lo que antes era contribuir a los quehaceres de la familia, hoy es trabajo de tiempo completo.


Estos niños y adolescentes ganan centavos o, en el mejor de los casos, unos cuantos dólares al día para ayudar a llevar comida en la mesa.


“El trabajo infantil se convierte en un mecanismo de supervivencia para muchas familias”, dice Astrid Hollander, directora de educación de UNICEF México.


Los gobiernos aún analizan cuántos estudiantes han abandonado sus sistemas escolares, pero con el cierre de las aulas, que afecta a casi 1.500 millones de niños en todo el mundo, UNICEF calcula que pueden ser millones.


Los expertos dicen que es menos probable que los niños regresen a la escuela cuanto más tiempo estén suspendidas las clases presenciales. Las repercusiones, especialmente para quienes ya están rezagados, pueden ser menores oportunidades laborales de por vida, menos ingresos potenciales y una mayor probabilidad de pobreza y embarazo precoz.


“Las repercusiones podrían percibirse en las economías y sociedades a lo largo de las próximas décadas”, advirtió en agosto Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF, la agencia para la infancia de la ONU. Para al menos 463 millones de niños, cuyas escuelas cerraron, no hay posibilidad de aprendizaje a distancia. Es, dijo, una “emergencia educativa global”.






Actualidad Laboral / Con información de AP