Meng Wanzhou, directora financiera de Huawei, fue detenida la semana pasada en Vancouver y se halla en instancias de extradición a Estados Unidos. Según informaciones de prensa, Washington sospecha que la directiva violó el embargo impuesto a Irán.
Meng parecía destinada a convertirse en una de las mujeres de negocios más poderosas del planeta, el día en que sucediera a su padre al frente del grupo basado en Shenzhen, al sur de China.
Su padre, Ren Zhengfei, exingeniero del ejército chino, fundó Huawei en 1987 con un capital inicial de algunos miles de dólares. A sus 74 años, sigue presidiendo el grupo, ubicado en el 72ª lugar de las primeras 500 empresas mundiales según Fortune, con un volumen de negocios anual de 80.000 millones de euros (USD 90.000 millones).
El grupo se ha convertido en uno de los primeros suministradores de material y equipos para redes de telecomunicaciones, suscitando sospechas de Estados Unidos y otros países de mantener vínculos con el poder en Pekín.
Aunque Meng fuera la hija del fundador del grupo, los dirigentes de Huawei aseguran que la promoción interna depende del mérito.
La propia interesada insiste en sus inicios, en lo más bajo de la escala. Según medios chinos, habría relatado en una nota interna que empezó como simple secretaria.
Luego obtuvo un diploma de gestión en China, y entró en los servicios financieros de Huawei.
Siempre según la prensa china, Meng fue a sus inicios sumamente discreta, hasta el punto de que poca gente sabía quién era su padre, sobre todo porque desde pequeña lleva el apellido de su madre, por una razón que se ignora.
Ren Zhengfei "es un jefe en el trabajo, y un padre en casa" declaró Meng, al intentar demostrar que su ascenso nada tiene que ver con su condición de "hija de". En sus entrevistas habla del "presidente Ren", y jamás de "mi padre".
Huawei, que no cotiza en bolsa, esperó hasta 2011 para revelar la lista de sus dirigentes; entonces se supo que Meng ocupaba las funciones de directora financiera.
A diferencia de los grises empresarios que llenan los consejos de administración, de las grandes empresas chinas, Meng tiene la reputación de ser accesible, pese a su apodo de "princesa de Huawei".
Meng, que habla un buen inglés, representó al grupo en el extranjero, donde apareció en 2014 junto al presidente ruso Vladimir Putin en un foro económico en Moscú.
De unos 46 años de edad, Meng parece alejada del tipo de vida más mundano de su joven hermanastra Annabel Yao, que debía participar el mes pasado en París en el prestigioso Baile de los debutantes, según la revista Paris-Match.
Se ignora si está casada, pero la prensa china le atribuye dos hijos.
Según rumores, Ren quería inicialmente que su hijo Ren Ping fuera su sucesor, pero ello fue luego desmentido.
Ren Ping no aparece además en la lista de administradores del grupo y ha desaparecido de los medios chinos en estos últimos años, lo que aumentó las posibilidades sucesorias de Meng Wanzhou hasta su detención en Vancouver.
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