El Gobierno de Italia ha mostrado su indignación por el trágico derrumbe del puente construido hace 50 años. Los políticos que gobiernan en Italia han presentado el desastre como una advertencia a Bruselas, para que le de más margen de maniobra para mejorar las envejecidas infraestructuras del país. Sin embargo, los datos esconden una historia diferente, un país que ha incrementado el gasto en partidas como salarios públicos o pensiones, mientras que ha reducido la inversión en mantenimiento y construcción de infraestructuras dedicadas al transporte.
La furia política generada por la tragedia del martes en Génova, en la que murieron al menos 39 personas, podría acabar acumulando aún más presión financiera sobre el Estado, por parte de los nerviosos titulares de sus 2 billones de euros en bonos.
La deuda de Italia es muy grande, la mayor de toda la Eurozona. Además, el déficit público baja muy despacio, en 2017 fue del 2,3%, mientras que el crecimiento económico se encuentra prácticamente estancado, por lo que el nivel de deuda se mantiene por encima del 130% del PIB. El Gobierno de Italia culpa a Bruselas de impedir el crecimiento del gasto público en Italia, pero lo cierto es que durante la crisis, la deuda pública ha pasado del 99,8% del PIB en 2007 hasta el 134,1%; lo que supone un incremento de casi 35 puntos porcentuales.
Desde el banco germano Commerzbank destacaban, en un análisis dedicado a los problemas económicos del país transalpino que, "la productividad en Italia ha sido un desastre porque los gobiernos han establecido un marco y unas condiciones erróneas para las empresas, como muestra la insuficiente inversión en educación e investigación y desarrollo". Italia lleva años sin crecer por falta de reformas estructurales y de eficiencia en el gasto público que, probablemente, poco tiene que ver con los mandatos de la Unión Europea (UE).
Sin embargo, a las pocas horas de que el viaducto cediera y varios vehículos cayeran en picado, el viceprimer ministro Matteo Salvini dijo que la UE debía permitir que Roma incluyera en su próximo presupuesto, todos los fondos necesarios para garantizar la seguridad de las infraestructuras del país. Esa inversión, que se calculará después de una auditoría de emergencia de puentes y túneles en todo el país, se suma a los planes del Gobierno para gastar decenas de miles de millones de euros en bajar impuestos, flexibilizar la jubilación y ofrecer unos ingresos mínimos para los más desfavorecidos, según publican desde la agencia Reuters.
El Ejecutivo italiano -que asumió el cargo en junio- también quiere evitar la subida prevista del impuesto sobre el valor añadido (IVA), acordada con Bruselas por el Gobierno anterior para cumplir con los objetivos presupuestarios. Para los acreedores de Italia, el déficit fiscal es una preocupación cada vez mayor. Una oleada de ventas llevó a una fuerte subida de la rentabilidad de los bonos italianos el miércoles, jueves y hoy viernes, después de que Salvini utilizara el desastre del puente para cuestionar los límites de la UE sobre el déficit de Italia. Los bonos se recuperaron después, pero su rendimiento sigue ofreciendo una prima considerable sobre la deuda alemana, considerada más segura.
Gustavo Piga, profesor de economía en la Universidad Tor Vergata de Roma, dijo que independientemente de las normas de la UE, Roma no siempre ha demostrado que las infraestructuras estén en lo alto de su agenda. "Italia necesita urgentemente mayores y mejores inversiones públicas, pero no han sido una prioridad para los políticos en los últimos años", explica Piga, señalando que la administración anterior incluso, pareció desviar fondos de infraestructuras tras ganar cierto margen de maniobra presupuestario de Bruselas para inversiones.
El gasto en infraestructuras
El gasto total en inversiones y mantenimiento de las infraestructuras de transporte italianas cayó un 58% entre 2008 y 2015, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Pero se podría haber invertido más dinero, según un análisis del Banco Central italiano el año pasado. Mientras que la inversión pública total en Italia se redujo un 35%, en términos reales entre 2007 y 2015; Roma aumentó el gasto en capítulos como salarios públicos y pensiones un 7%.
La Comisión Europea también envió un recordatorio el miércoles de que había estado animando, durante algún tiempo, a la coalición gobernante en Roma a priorizar el gasto en infraestructuras. El Ejecutivo de la UE dijo que había aprobado en abril un plan de inversión de 8.500 millones de euros para las autopistas italianas, incluida la región de Génova, dentro de las normas de la UE sobre ayudas estatales.
Italia también recibirá cerca de 2.500 millones de euros en fondos europeos entre 2014 y 2020 para invertir en redes de infraestructuras, como carreteras o ferrocarriles, añadió la Comisión.
Actualidad Laboral / Con información de El Economista España