La recuperación económica internacional será desigual y podría generar cicatrices a medio plazo. Esta es una de las principales conclusiones del análisis de coyuntura del último Informe Económico y Financiero de Esade, elaborado con la colaboración del Banco Sabadell y dirigido por Toni Roldán, director del Centro de Políticas Económicas de Esade (EsadeEcPol), que también es autor de este apartado, junto con el profesor de Esade Josep M. Comajuncosa. Su análisis pone de manifiesto que, si no hay un control sanitario de la pandemia a escala global, y las políticas económicas no se van adaptando conforme éste avanza, las brechas producidas por la crisis se agrandarán y se extenderán en el tiempo.


En las economías avanzadas, las políticas monetarias expansivas de sus bancos centrales y el aumento del gasto de sus gobiernos han creado unas condiciones financieras muy favorables y se ha podido mantener el flujo de ingresos de familias y empresas. Sin embargo, las economías emergentes son más vulnerables: si aumenta la incertidumbre, o si las economías avanzadas cambian abruptamente la orientación de la política monetaria, con el consiguiente aumento de los tipos de interés, se verán importantes episodios de repatriación de capitales e importantes aumentos en las primas de riesgos de deuda tanto pública como corporativa. Además, en el caso de las economías menos avanzadas, la recuperación dependerá también de sus reservas de divisa, del plazo de vencimiento de su deuda pública y de sus riesgos políticos y sociales particulares.


En lo referente a China, el informe explica que, aunque este país sea uno de los que más rápido se ha recuperado del impacto económico de la pandemia, las medidas tomadas para superarla han aumentado algunas vulnerabilidades previas a ella, especialmente su endeudamiento. Si dichas medidas desaparecen de forma abrupta, se endurecerán sus condiciones financieras con el consecuente descenso en las cotizaciones bursátiles de sus empresas. A medio plazo, la crisis generará “cicatrices” en la economía global, especialmente en el empleo, el tejido empresarial y la productividad.


En concreto, el informe avanza que, en un horizonte de cinco años, el nivel de producción será un 3% inferior al previsto antes de la crisis en las economías desarrolladas, un 4,5% menor en las emergentes y en desarrollo, y hasta un 6% en el caso de los países más pobres. Estas cicatrices serán mayores en las economías donde hayan desaparecido más empresas viables y donde la interrupción de la escolarización haya afectado más a la productividad. Para solucionar estos problemas, los autores del Informe Económico y Financiero de Esade proponen programas de tutorías individualizadas para alumnos en contextos vulnerables, así como políticas que eviten que las personas caigan en largos periodos de desempleo, gasto en investigación e inversión en educación e infraestructuras.


Muchas empresas conseguirán salir adelante gracias a las políticas económicas y ayudas llevadas a cabo por los gobiernos, pero lo harán con un alto nivel de endeudamiento. En este sentido, Esade propone que se intente que ninguna empresa viable tenga que cerrar por problemas de liquidez o solvencia y que la retirada de los estímulos y ayudas sea muy gradual para evitar la caída de la actividad económica. Además, durante esta última, propone el lanzamiento de programas de garantía pública de créditos e inyecciones de capital, mediante acciones preferenciales, que incluyan una clara estrategia de salida, y otros instrumentos híbridos como los préstamos de participación de beneficios.


Otro gran riesgo de la recuperación a escala global son los elevados niveles de déficit público y deuda pública que, a finales de 2020, se situaban en el 11,7% y 97,3% del PIB global, respectivamente. En este apartado, los expertos de Esade, señalan que resulta de vital importancia llegar a un equilibrio entre los riesgos que supone el aumento excesivo de la deuda púbica y aquellos derivados de una retirada prematura del apoyo de las políticas fiscales. Para ello, explican que es necesario realizar planes fiscales creíbles a medio plazo, que contemplen el mantenimiento, a corto, de un determinado impulso fiscal. Luego, conforme las restricciones por la pandemia se relajen, la política económica debería desplazarse, en su opinión, hacia las reformas estructurales, con medidas de apoyo a la reparación del balance de las empresas, la creación de puestos de trabajo y la inversión en educación.


Se controlen o no la deuda y el déficit de los países, los autores del Informe Económico y Financiero de Esade advierten que la recuperación no será total hasta que la pandemia esté bajo control en todo el planeta. Esta circunstancia, añaden, sólo se producirá si se lleva a cabo el plan de vacunación propuesto por el Fondo Monetario Internacional para inmunizar la población de todos los países del mundo entre 2021-2022, y en ello, el apoyo financiero de las economías más avanzadas será fundamental.


Actualidad Laboral / Con información de MBA Americaeconomia