En las últimas décadas han desaparecido millones de trabajos en la industria de los países desarrollados. Este descenso se suele asociar directamente con la globalización y la 'fuga' de esos empleos a países con unos costes laborales más bajos. Esta asociación ha sido una de las causas que ha impulsado el auge de los partidos y políticos populistas que ahora implementan políticas proteccionistas en un intento por devolver a sus países la industria perdida.
Sin embargo, esta hipótesis predominante no es la más importante ni la principal causante de la decadencia del empleo en la industria en Europa o EEUU: la tecnología, la automatización de los procesos y el descenso del precio relativo de los bienes industriales parecen ser las causas principales.
Resulta evidente que el declive del empleo en la industria dentro de los países desarrollados ha sido más intenso que en otras economías del mundo. Sin ir más lejos, en España había más de tres millones de personas trabajando en la industria (sin contar la construcción) en el año 2000, mientras que hoy la cifra ronda los 2,3 millones. Abdelaziz Ait Ali y Uri Dadush, economistas en el OCP Policy Center y colaboradores del think tank Bruegel, creen que esta tendencia se debe más al avance de la tecnología, la productividad y una mayor eficiencia en los procesos. Esto también genera un espejismo en el que la industria pierde relevancia o se estanca respecto al valor añadido total en los países avanzados. Sin embargo, la evidencia muestra que la producción de bienes manufacturados es cada vez más relevante, la cuestión es que para producirlos se necesitan menos manos y son relativamente más baratos.
En casos como el de la industria de EEUU, el efecto de la productividad es aún más flagrante. Según los cálculos de estos investigadores, las máquinas y la productividad habrían hecho desaparecer más de 9 millones de puestos entre 2001 y 2014, frente al efecto prácticamente neutro del comercio internacional. Mientras tanto, el auge de la demanda de estos bienes producidos por la industria habría generado 5,5 millones de empleos en la industria, lo que deja la destrucción neta en 3,8 millones desde 2001.
En un trabajo publicado a finales de 2019 estos expertos analizan las economías más grandes del mundo y los cambios en el empleo y el valor añadido de sus industrias entre 2001 y 2014. "En todos los países que hemos examinado, el crecimiento de la productividad laboral en las manufacturas, debido a la automatización y la mejora de los procesos, ha sido por mucho la causa más importante de la caída del empleo, más que los cambios en la balanza comercial manufacturera".
Entre 2001 y 2014, según las estadísticas de la OIT, se crearon 492 millones de nuevos empleos netos en todo el mundo, se perdieron 121 millones de empleos netos en la agricultura y se crearon, solo, 63 millones de nuevos empleos netos en la industria manufacturera (sin contar la construcción). De este modo, se generaron 613 millones de nuevos empleos netos dejando fuera la agricultura. Solo el 10% de los nuevos empleos netos creados fueron en la industria. Los servicios representaron el 73% del total de nuevos empleos netos creados, y la otra parte de la industria que incluye la construcción, los servicios públicos, etc. representó el 17% del total.
La industria ya no crea apenas empleo
Solo cinco países de los 43 analizados han visto un aumento significativo de la cuota (sobre el empleo total) del trabajo en el sector industrial durante este período (2000-2014), es decir, más de dos puntos porcentuales. "En casi todos los países de la muestra cubierta la industria jugó un papel mínimo en el mejor de los casos a la hora de proporcionar empleos a los recién llegados y a los trabajadores que abandonaban el campo. Incluso en los dos países que tuvieron más éxito y presenciaron un aumento en de la participación del empleo manufacturero, Bangladesh y Vietnam, los nuevos empleos en la industria supusieron una cuarta parte de la creación de la creación total".
Estos expertos creen que si la productividad se hubiese estancado desde el 2001 hasta el 2014, se habrían necesitado 274 millones más de trabajadores para cubrir la demanda de bienes industriales. Mientras que la productividad avanza en la industria a un buen paso (6,3% a nivel global antes de la crisis y a un 3,7% después), en el sector servicios ocurre todo lo contrario. El resultado es que los bienes producidos por el sector manufacturero son cada vez más baratos respecto a los servicios. La industria pierde peso en el PIB y en el empleo aunque produzca más y mejor. Sin embargo, el trabajo de un peluquero, de un masajista o de un cuidador de ancianos seguirá siendo muy similar en términos de productividad (masajes por hora).
El último documento de la OCDE sobre 'el futuro del trabajo' destaca que "el empleo en el sector industrial ha caído un 20% en las dos últimas décadas en los países miembros, mientras que en el sector servicios se ha incrementado en un 27%. Esto ha contribuido a la polarización laboral: el porcentaje de trabajo de baja y alta cualificación se ha incremento, mientras que los trabajos medios (de la típica clase media) han ido reduciéndose".
En las últimas décadas, pese al crecimiento de la economía mundial, el empleo en el sector industrial ha avanzado de forma modesta, revela el informe: "A nivel global, la industria solo ha contribuido alrededor de un 10% a los nuevos puestos de trabajo. Además, el trabajo en las manufacturas parece haber tocada techo como porcentaje de todo empleo en muchas economías en desarrollo".
El fuerte crecimiento de la productividad en este sector es la principal causa que está reduciendo la dependencia del factor trabajo. Esta industria es cada vez más intensiva en capital (maquinaria, tecnología, edificios...) y produce más que con menos trabajadores, un proceso que se ha podido ver con claridad en los países más avanzados, donde el peso real (valor añadido eliminando la caída de los precios relativos) de toda la producción industrial.
La demografía también cuenta
La creación de puestos de trabajo en la industria de los países en desarrollo también tiene mucho que ver con su ciclo demográfico (mucho menos maduro) y su nivel de desarrollo. Frente al estancamiento de la ocupación en gran parte de Occidente, estos países generan cada año millones de nuevos ocupados que se distribuyen a través de los diferentes sectores, entre ellos la industria. Además, una parte importante de aumento del empleo en este sector en los países en desarrollo ha sido para cubrir su propia demanda de bienes, no para exportarlos a los países desarrollados.
"La idea de que el empleo manufacturero está disminuyendo debido a la mayor competencia de China y de algunas otras naciones en desarrollo, y que, por lo tanto, el sector debe protegerse de la competencia extranjera es errónea" destacan estos expertos.
"El comercio internacional en la mayoría de los casos jugó un papel secundario en la reducción del empleo en la industria. Además, hay fuertes indicios de que la influencia del comercio internacional será cada vez menos importante a medida que la economía china se vuelva más dependiente de la demanda interna y su penetración en los mercados mundiales se desacelere. China, y muchas otras naciones, exhiben algunas de las tasas de crecimiento más rápidas en importaciones de bienes y servicios de una amplia gama", sentencian los investigadores de Bruegel.
Actualidad Laboral / Con información de El Economista