Uno esperaría que luego de más de un año de una pandemia que tiene en vilo al mundo, tanto los países como organizaciones internacionales, hubieran logrado un mínimo de coordinación para desarrollar un plan “común” al mundo, a fin de seguir una ruta que termine con esta crisis sanitaria.
Era de conocimiento de todos, que las vacunas estarían listas en tiempo récord y tener por lo menos algunos lineamientos que aglutinaran esfuerzos era importante para que no ocurriera lo que estamos viendo. Unos mínimos acuerdos internacionales en producción, distribución y logística de vacunación eran necesarios.
Ahora habrá países que para el verano del norte ya estarán completamente vacunados, pero aún tendrán que mantener restricciones porque el virus seguirá circulando y mutará en los países que poco han hecho por lograr un proceso de vacunación adecuado (algunos no han podido, otros no han querido).
Incluso la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, dijo que los países más ricos deberían asegurarse de que los países con bajos ingresos reciban las vacunas contra el coronavirus por el bien de todos. "No tenemos forma de superar (esto) sin unirnos", dijo.
Esa premisa de que la humanidad sería más solidaria tras la pandemia, no parece ser la realidad. Es cierto que en redes sociales y en algunas informaciones publicadas por los medios de comunicación, se ven casos de personas tratando de ayudar y ayudarse, pero se extraña una verdadera política internacional que no solo coordine acciones para vencer esta pandemia, sino que trabaje en evitar o prevenir la siguiente.
Hasta ahora, el mecanismo Covax implementado por la Organización Mundial de la Salud para asegurar vacunas en países de menores recursos, es la única iniciativa de hacer algo conjunto. Y solo se refiere a compra de vacunas, puesto que después el resto del proceso queda a completo criterio de los gobernantes de turno en los países incluidos.
Así van las cosas
Israel ya va por cerca del 60% de su población con al menos la primera dosis aplicada y casi el 30% con la segunda.
Estados Unidos, aseguró ya prácticamente la compra de todas las dosis que necesita y le puso el pie al acelerador de la vacunación, por lo que en unos tres meses podría tener concluido el proceso. Además, este país ha asegurado que contará con vacunas para viajeros y ofrecerá dosis a países de ingresos bajos a partir del mes de junio.
La Unión Europea va mucho más lento, puesto que no hizo las compras con la celeridad necesaria y también los contratos que logró no han sido cumplidos a cabalidad por los proveedores. Aseguran desde Bruselas que en este mes de abril llegarán más de 350 millones de dosis y de esta forma podrán ponerse al día con la distribución del producto y la vacunación. Mención aparte para Reino Unido que, ya fuera de la Unión, ha sido el país que más ha vacunado en Europa y el segundo del mundo.
En cuanto a Rusia, a pesar de que desarrolló una de las vacunas más eficientes contra la Covid-19, e incluso ha hecho acuerdos de producción con laboratorios productores desde Kazajstán hasta Corea del Sur, su proceso de vacunación es uno de los más bajos. Hasta el momento con 1 dosis alcanza a cerca del 6% de la población y con las 2 dosis, no llega al 4%.
Dentro de la opacidad de la información, China, también productor de vacunas, ha logrado vacunar a unos 150 millones de personas, y se conoce que incrementó el ritmo de vacunación a cinco millones de dosis al día, lo que supone que se administran cinco dosis por cada 100 personas, frente a las 25 de Estados Unidos y las 56 de Israel. Este país también está gestionando acuerdos con fabricantes de su vacuna en Emiratos Árabes Unidos, Brasil e Indonesia.
En África, los Centros para el Control de Enfermedades de varios de esos países explican que la falta de recursos para conseguir dosis, los problemas de aceptación y una logística compleja dificultan que el continente alcance la inmunidad de grupo durante 2021… tal vez en 2022. Hasta ahora solo hay información de Sudáfrica, Mozambique y Argelia, y ninguno ha alcanzado ni el 4% de la población.
En nuestra región, América Latina, casi todos los países han iniciado el proceso y tienen más o menos previsto un plan y un ritmo de vacunación, para lo cual han cerrado contratos de compra de vacunas y todos participan del mecanismo Covax de la Organización Mundial de la Salud. Hasta ahora, solo Chile ha logrado vacunar a más del 20% de la población. Los demás países, ninguno ha pasado del 3%.
Y llegamos a Venezuela
Lo de Venezuela es tan grave que cuesta hablar de ello.
Lo último que nos hizo saber el régimen es que ahora produciremos en el país (no se sabe cuándo), la vacuna Abadla que está desarrollando Cuba y que se supone que está en fase 3. No hay publicaciones que se conozcan sobre sus resultados, no hay estudios científicos que la avalen y todavía no ha sido aprobada ni por los propios cubanos.
Esto ocurre luego de que, desde el año pasado, nos están anunciando que venían 10 millones de dosis de la vacuna Sputnik V, que las tendríamos en enero, después marzo, luego abril y ahora, no sabemos ni si vendrán… tuvimos una donación de 100 mil dosis, pero señores, el resto hay que pagarlas.
También dijeron que China, otro aliado, daría vacunas, llegaron 500 mil dosis y no parece que ahí pase más nada porque ya ni la nombran.
Y mientras el régimen le da a la gente “caramelitos” diarios con el cuento de la vacuna, la Asamblea 2015 logra un acuerdo para comprar 30 millones de dosis a través del mecanismo Covax de la OMS, desde donde fue asignada la vacuna AstraZeneca… y el gobierno se dio el lujo de rechazarla.
Fedecámaras, representando al sector privado del país, hizo una propuesta de un Plan Complementario de Vacunación que contempla traer al país 6 millones de dosis de vacunas para los trabajadores de las empresas y allegados, quienes se vacunarían de forma gratuita. Hasta el día de hoy (8 de abril) no hay respuesta a este planteamiento, ni siquiera ha sido nombrado por ningún funcionario.
Hasta ahora, no contamos con un plan de vacunación que comprenda cantidad de vacunas, procedencia, cronograma, distribución, logística de puestos de vacunación y personal, criterios de población a vacunar, etc., etc.
Las dosis de vacunas que llegaron, según lo poco que se sabe, fueron destinadas a los jerarcas del régimen, médicos cubanos, algunos médicos del sistema público de salud, varios conectados al régimen y sus familias, unos pocos empleados públicos y sus familias y, últimamente, al parecer hay un pequeño mercado negro de vacunas que están comercializando.
Mientras tanto, en el peor pico de la pandemia, las redes sociales se llenan de casos de personas buscando apoyo para llevar adelante el contagio por Covid-19, en medio de la carencia de medicamentos e insumos, sin cupos en hospitales y clínicas y con poco dinero para afrontar la enfermedad.
Esta situación de la vacunación en el mundo puede afectar profundamente, tanto los avances para dar por culminada la pandemia y retomar la normalidad, como la recuperación económica que se ha venido dando en algunos países y que se espera se mantenga este año y se incremente el próximo.
Los propios organismos financieros multilaterales ya están abogando por hacer esfuerzos conjuntos para intentar fortalecer la vacunación en los países de bajos recursos. Habrá que ver si el apoyo es contundente y si esas naciones permiten que las grandes economías y organizaciones de apoyo financiero las ayuden en el proceso de vacunación… muy optimista no soy.
Noemí Cendón / Periodista Actualidad Laboral
@serena1105