Cuando se consideran los logros de figuras que ejemplifican el liderazgo efectivo como Henry Ford, Madame C.J. Walker, Andrew Carnegie, Estée Lauder o Steve Jobs, lo que es más interesante es que más allá de las características obvias (la inteligencia, la disciplina, la ética de trabajo), destacan ciertas cualidades que van más allá de la cultura, la industria e incluso el tiempo.
Hay más de un camino hacia el liderazgo
Aunque hay algunos (Winston Churchill y Nelson Mandela, por ejemplo) que estaban destinados al liderazgo, los líderes efectivos no necesariamente nacieron siéndolo. Se pueden convertir por medio del interés, el trabajo arduo y la preparación. Algunos tienen la suerte de acceder al camino de la administración desde el principio; el crecimiento llega rápido con la guía de mentores que les brindan el contexto del mundo real después de años de estudiar teoría en las escuelas de negocios.
Otros se convierten en líderes sin seguir un camino lineal, ascienden por pura tenacidad y voluntad cada vez que se presenta la oportunidad y obtienen experiencia y lecciones esenciales a lo largo del camino. Aunque hay múltiples rutas para convertirse en un líder efectivo, todos los senderos parecen cruzarse en comportamientos, actitudes y características que exhiben los mejores líderes. De hecho, muchos de estos rasgos no se enfocan en la capacidad empresarial, sino que en las virtudes humanas.
A los líderes efectivos a menudo se les describe así:
Son generosos
Los líderes efectivos disfrutan reconociendo a los empleados en lugar de querer ser ellos el centro de atención. Entienden la necesidad de confiar en los demás y saben delegar, brindando a los tomadores de decisiones con espacio para operar. Gustosos comparten el crédito de un trabajo bien hecho y están ansiosos por transmitir lo aprendido y las mejores prácticas perfeccionadas a través de los años.
Son implacables
Los líderes efectivos se preparan a fondo para las decisiones y tareas que deben realizar, pero nunca se conforman con lo que ya saben. Tienen sed de conocimiento y permanecen abiertos para aprender y receptivos a las nuevas ideas y metodologías (incluida la forma de mejorar su rendimiento).
Son compasivos
Los líderes efectivos respetan el resultado final, pero nunca pierden de vista a los responsables de alcanzarlo. Cuando los líderes demuestran que saben escuchar de manera activa, los empleados se saben escuchados y comprendidos, valorados y respetados a nivel personal y profesional. Cuando una gran alegría o tristeza le sucede a un miembro del equipo los líderes eficientes empatizan y no les guardan rencor a los empleados el tiempo que necesitan para procesar los eventos personales de la vida.
Son ejemplares
La cultura de la empresa y el comportamiento de los empleados reflejan la actitud del superior. Los líderes eficientes predican con el ejemplo y los empleados emulan esas señales culturales en todo momento, desde adoptar la ropa casual hasta demostrar su compromiso con la responsabilidad social corporativa; o sentirse seguro de tomar las vacaciones que se ha ganado en un ambiente en donde siempre hay cosas que hacer sin temor a no ser considerado "jugadores de equipo"; estar dispuestos a decir la verdad a sus superiores sin temor a represalias; o reconocer que la búsqueda del unicornio, es decir el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, puede significar que ocasionalmente un niño de cinco años que juega a disfrazarse aparezca en el segundo plano en la llamada de Zoom con su equipo.
Son humildes
Independientemente de su posición, los líderes influyentes no dejan que el ego los separe de su personal, literal o figurativamente. Ninguna tarea está por debajo de ellos y se arremangarán para trabajar junto a cualquiera cuando sea necesario. Los verás en el ascensor, donde a menudo serán los primeros en saludar. Siguen siendo accesibles y te puedes acercar a ellos, incluso llegando al grado de compartir su correo electrónico y alentar a los empleados a comunicarse con ellos en caso de que surja alguna situación laboral.
Son protectores
Los líderes efectivos elogian públicamente en cada oportunidad, pero hacen las correcciones en privado cuando es necesario. Nadie es sacrificado en público y cualquier falla para alcanzar una meta comienza con los líderes preguntándose: "¿Qué pude haber hecho mejor para ayudar a mi equipo a lograr un resultado diferente?" Los empleados cruzarán el fuego por un jefe que los respalda.
Los líderes efectivos se transforman en leyendas que viven para siempre
Algunos líderes se vuelven legendarios gracias a su capacidad para crear una mentalidad de propósito único entre un grupo de individuos dispares. Muchos son líderes deportivos y entrenadores como Bear Bryant, Vince Lombardi y Nick Saban. Otros son CEOs de pequeñas empresas o de grandes corporaciones. Ya sea que el negocio sea conocido o una de las numerosas pequeñas empresas que conforman la economía de los Estados Unidos, estos líderes son recordados con orgullo y nostalgia mucho después de haberse jubilado.
Es evidente que sus acciones fueron motivadas por la sinceridad, no por la estrategia. Como resultado, los empleados a menudo hablan con satisfacción de que trabajaron bajo el mandato de ese líder, considerando ese momento la "edad de oro" de la compañía. Los líderes encarnaron alegremente lo que la empresa representaba: su pasión, orgullo y entusiasmo por el trabajo eran incluso contagiosos.
El gran liderazgo está en todas partes
A lo largo de los años, he visto a líderes influyentes encontrando siempre un camino para seguir adelante e invitando a todos a seguirlos. Sin importar si estaban en la sala de juntas o en la sala de descanso, o que el líder tuviera 26 o 62 años, su capacidad para involucrar a otros para lograr que trabajen como grupo hacia una meta común era inconfundible. Si estás en tu propio viaje de liderazgo, abre tu camino, deja tu huella y mira a los que han llegado a donde tú quieres llegar. En el camino, mejora tu propio potencial honrando estas sinceras virtudes.
Actualidad Laboral / Con información de Entrepreneur