23-09-2015
Forman parte de la extensa tradición del fútbol americano y 26 de las 32 franquicias de la NFL (la liga profesional de EE UU) cuentan con su propia tropa. Son animadoras, en inglés cheerleaders, y constituyen parte de los más de 15.000 trabajadores a tiempo parcial que emplea la liga a lo largo de sus cinco meses de duración. Ninguna de ellas gana lo suficiente y se buscan la vida paralelamente en otros oficios, pero ahora piden ser tratadas con la misma dignidad que el resto de trabajadores del campeonato más lucrativo del mundo.

En 2014, la NFL ingresó 11.200 millones de dólares y cada año supera al anterior. Roger Goodell, su comisionado, declaró recientemente que la meta para 2027 es alcanzar los 25.000 millones. Pero la obsesión por sus ingresos ha hecho que la asociación se olvide de regular (o no quiera) cosas tan básicas como asegurar que la retribución de sus empleados cumpla con los requisitos del Departamento de Trabajo de EE UU.

Pagas inferiores al salario mínimo, horas no registradas y la ausencia de protecciones básicas para cualquier empleado estadounidense están entre los principales problemas a los que se enfrentan. Aunque poco a poco, las cheerleaders se hacen escuchar y suman ya cinco demandas (tres vigentes) contra franquicias de la NFL. Los Raiders de Oakland y los Buccaneers de Tampa Bay se han avenido a indemnizarlas con más de dos millones de dólares por deuda salarial.

Las primeras animadoras aparecieron en la liga profesional de fútbol americano en la década de 1950. En concreto, en los Baltimore Colts (ahora ubicados en Indianápolis, Indiana). Lo que al principio fue un experimento, contagió a todo el país hasta extenderse por todos los clubes. Actualmente, las únicas ciudades sin tropa de animación son Nueva York (los Giants), Chicago, Green Bay, Cleveland, Detroit y Pittsburgh. El máximo reconocimiento para una cheerleader es ser elegida para animar en la Pro Bowl, el partido anual de las estrellas.

La NFL sigue calificando a las cheerleaders como “trabajadoras independientes” y se ha aprovechado de ese tecnicismo para ahorrar gastos a la hora de contratar sus servicios. Ahora, tras más de sesenta años en el campeonato, las animadoras alzan su voz para ser tratadas como el resto de sus diversos compañeros en la National Football League. Y, poco a poco, van cayendo las piezas para que lo consigan.

Actualidad Laboral / Información de El País