En una elección profundamente dividida, el presidente de Francia logró conquistar los votos necesarios para continuar desarrollando su agenda que, en términos económicos, incluye puntos tan sensibles como la edad de jubilación.
Emmanuel Macron busca retrasar la edad mínima de jubilación de los 62 años de manera gradual, es decir, agregar cuatro meses por año hasta llegar a una edad de pensión de 35 años en 2031. Esta propuesta se convirtió rápidamente en el caballo de batalla de su contrincante, la ultraderechista Marine Le Pen, que propuso mantener la edad, e inclusive, reducirla para quienes inicien su vida laboral antes de los 20 años.
El ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, afirmó este lunes 25 de abril que, si bien la propuesta se mantiene, dará un margen de discusión a puntos como las condiciones de quienes empezaron a trabajar muy jóvenes o la compensación de lo que ha considerado “empleos penosos”.
La Organización Internacional del Trabajo define como trabajo penoso, peligroso, tóxico o insalubre aquel que causa un deterioro para la salud de los trabajadores, constituye un riesgo para la integridad física o psíquica o produce enfermedades con más frecuencia que otros.
Una encuesta reciente de Ipsos señala que al 65% de los ciudadanos les inquietan los precios de la energía, mientras que más de la mitad también ha mostrado zozobra por la inflación. Otro tanto dice estar angustiado por las pensiones, los impuestos, la salud y la inequidad social.
Entre otras propuestas relacionadas con el poder adquisitivo, el presidente Macron busca que las empresas puedan dar a los empleados una bonificación no gravada de hasta 6.000 euros y seguir destinando recursos para limitar las facturas de energía.
Asediado por una crisis tras otra, Francia lucha ahora con una inflación anual de más del 5%, dentro de la cual los costos de la energía se han disparado en más del 28%, entre otros, por cuenta de la guerra en Ucrania, que agravó la senda alcista de precios que ya traía la pandemia.
En términos de transición energética, el mandatario se comprometió en campaña a construir seis reactores nucleares de nueva generación y desarrollar energía solar, así como parques eólicos en el mar, a medida que persigue la meta de volverse neutral en carbono para 2050.
Así mismo, prometió aumentar la disponibilidad de transporte público en todo el país para alejar a los ciudadanos de la dependencia de los automóviles.