22-06-2021

Latinoamérica fue la región en desarrollo donde la pandemia perjudicó más a las inversiones extranjeras: cayeron un 45%, por encima del 35% de media mundial, revela un informe de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) que prevé una lenta recuperación. El estudio anual de la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), que actualiza datos de principios de año, indica que América Latina recibió US$ 88.000 millones de dólares en inversiones extranjeras directas, lejos de los US$ 160.000 millones de 2019.


En contraste, el flujo de inversiones en África bajó un 16%, en Asia incluso subió (un 4%), y como media en las economías en desarrollo la caída fue de solo el 8%. "Las economías latinoamericanas enfrentaron un colapso en la demanda de exportaciones, la caída de los precios de las materias primas y la desaparición del turismo; lo que provocó una de las peores contracciones en la actividad económica en todo el mundo", explicó el director de inversiones y empresas de UNCTAD, James Zhan.


En Brasil, la recepción de inversiones cayó un 62%, para totalizar US$ 25.000 millones de dólares, afectada esta economía por la menor entrada de capital en extracción de petróleo y gas, suministro de energía y servicios financieros. Especialmente dramático fue el caso de Perú, donde una de las peores recesiones económicas del mundo, combinada con la inestabilidad política; provocó que las inversiones se desplomaran: de US$ 8.000 millones en 2019 se cayó a US$ 982 millones en 2020.


Mayor resiliencia en México


mexico


En Centroamérica el descenso fue algo menor, de solo el 24%. Debido sobre todo a la situación en México, donde a causa de ganancias reinvertidas la inversión extranjera solo se redujo un 15%, hasta totalizar 29.000 millones de dólares el pasado año. Para 2021, la UNCTAD espera que los flujos de inversión hacia y desde Latinoamérica se mantengan a un nivel bajo, y vaticina que no recuperen niveles previos a la pandemia hasta 2023, un año más tarde de lo apuntado por las predicciones a nivel global.


"Los inversores extranjeros (en Latinoamérica) se centrarán en la energía limpia y los minerales críticos para ella, impulsados por un nuevo progreso mundial hacia una recuperación sostenible", prevé el informe de Naciones Unidas. La inestabilidad política y social de algunos países latinoamericanos añaden, sin embargo, aún más incertidumbre a todas estas previsiones, señala el organismo; cuya Secretaría General asumirá próximamente la costarricense Rebeca Grynspan.


A nivel global, la inversión foránea directa, que ascendió a un billón de dólares (un tercio menos que el billón y medio de 2019), cayó de manera más pronunciada en los países desarrollados (un 58%); especialmente en Europa (80%), aunque también se espera que la recuperación sea más rápida en esas economías.


Estados Unidos y China a la cabeza


Copia de CHINA-Y-ESTADOS-UNIDOS-2


Por países, Estados Unidos fue el que atrajo mayor inversión en 2020 (US$ 156.000 millones de dólares). Aunque China, en segunda posición, recortó distancias y recibió inyecciones extranjeras de capital por valor de US$ 149.000 millones. En tercer lugar se situó Hong Kong (territorio chino pero independiente de este en materia económica y comercial), con inversiones de US$ 119.000 millones; y otras dos economías asiáticas, Singapur y la India, se situaron en cuarto y quinto lugar (US$ 91.000 y US$ 64.000 millones, respectivamente).


El país latinoamericano que más inversiones atrajo el pasado ejercicio fue México (novena posición mundial), con los US$ 29.000 millones de dólares antes mencionados, seguido de Brasil (undécima posición), con US$ 25.000 millones.


China fue el país desde donde se produjo una mayor salida de inversión, según la UNCTAD (US$ 133.000 millones), seguido de Luxemburgo (US$ 127.000 millones) y de Japón (US$ 116.000 millones). Aquí, Chile destacó en decimoséptima posición, con una salida de inversiones por valor de US$ 12.000 millones el pasado ejercicio, superior a los US$ 9.000 millones de 2019.


A nivel global, UNCTAD estima que para este año la inversión extranjera aún será un 25% menor a la de 2019, último año antes de la pandemia. También subraya que las perspectivas de crecimiento en 2021 y 2022 siguen rodeadas de incertidumbre. Pues dependerán de posibles recaídas de la pandemia, el impacto potencial de planes estatales de recuperación económica en la inversión o presiones políticas.







Actualidad Laboral / Con información de América economía