Puede que no sea lo más normal del mundo, pero los jefes pueden ser amigos de sus empleados. Es tan simple y sencillo como pensar en el hecho de que todos somos humanos. Las relaciones se establecen casi sin querer, en algunas ocasiones, en otras, puede que te lleves mal con tu jefe sin saber la razón. Pero claro, al hablar de una relación laboral tan estrecha, puede que esta condición no funcione en ocasiones. De todos modos, es importante definir el término amistad, y hacerlo en condiciones. No es lo mismo que tu jefe sea amigable contigo a que tu jefe sea tu amigo.

Si de verdad estamos hablando en términos reales de amistad, es importante que tengas en cuenta lo complicada que puede resultar la situación. Para llevar las cosas siempre a un buen puerto, es crucial establecer barreras muy fuertes para que la amistad no impacte en vuestro modo de trabajar juntos, además de mantener siempre la profesionalidad por encima de todo. Por supuesto que puede funcionar, puede resultar productivo y positivo para las vidas y para las carreras de ambas partes.

También es necesario remarcar que puede irse todo al garete. Precisamente por esto, una amistad con tu jefe puede tener muchísimas desventajas. Si ya estamos hablando de temas románticos, nos vamos a aguas muy profundas y muy poco recomendables. Si la relación de amistad entre jefe y empleado termina mal por algún motivo, existen muchas situaciones que podrían darse. Puede que sea extremadamente difícil a la hora de trabajar el uno con el otro. La información personal entre ambas partes ya no está en un lugar seguro. Puede que exista un trato de favoritismo que al fin y al cabo no favorezca para nada al empleado. Existen muchos otros escenarios, por eso es necesario tener una tremenda madurez para mantener este tipo de relaciones.

Por supuesto, también existen grandes ventajas si estas relaciones se llevan por el camino que deben llevarse. Ambas partes se conocen a la perfección y pueden construir grandes cosas juntas. El compromiso entre ambas partes, laboral y profesionalmente, es mucho mayor y propiciará llegar a grandes cosas. El trabajo resultará más divertido, más relajado, algo que se disfruta de verdad.

Ser amigo del jefe depende siempre de la situación y de la madurez que ambas partes aporten a la ecuación. Nadie tiene la respuesta universal, como en cualquier otra ocasión.

Actualidad Laboral / Con información de Forbes