¿Cómo pasas los últimos minutos en la oficina después de una jornada intensa? Probablemente, cuando todo el pescado está ya vendido y no queda mucho por hacer, te dediques a mirar ansiosamente el reloj como si ello fuese a hacer que la hora de irte llegase antes. O, por el contrario, puede que seas de los que aprovecha hasta el último segundo trabajando como si no hubiese un mañana para después recoger a toda prisa sin siquiera despedirse. Ambas rutinas son igual de dañinas y, de acuerdo con Michael Kerr, conferenciante empresarial y autor del libro "You can’t be serious! Putting humour to work" pueden influir negativamente en tu estado de ánimo del resto del día e incluso en tu productividad en el trabajo del día siguiente. A continuación les mostramos algunas de sus claves para aprender a gestionar con éxito los últimos momentos de la jornada laboral.
Organiza tu mesa de trabajo y el escritorio de tu ordenador. Con el ajetreo del día es probable que tu mesa parezca una leonera y el escritorio de tu ordenador haya acumulado documentos por doquier y sin orden ni concierto. No te dejes vencer por la pereza y el cansancio y organízalo todo; al día siguiente te será muchos más sencillo comenzar a trabajar.
Comprueba los logros y objetivos alcanzados durante el día. Es importante tachar de tu lista de cosas pendientes lo que hayas logrado esa jornada. Esto te ayudará a evaluar tu propia productividad y a establecer objetivos claros para el día siguiente.
Detente a reflexionar sobre la jornada. Los buenos profesionales saben que si no aprenden, no se desarrollan profesionalmente. Haz autocrítica y reflexiona sobre lo que salió bien o mal durante ese día, para poder mejorar el siguiente.
Establece tu agenda del día siguiente. Anotar los objetivos principales del día siguiente para saber por dónde empezar al día siguiente mejora la productividad y ordena tu cabeza.
Prioriza tus asuntos urgentes. A la hora de establecer objetivos para el día siguiente, y teniendo en cuenta que solemos ser excesivamente optimistas a la hora de marcarnos metas, es buena idea hacer una lista de prioridades, de más a menos importante, de modo que si finalmente no llegas a todo al menos te aseguras de que no sea algo primordial.
Mantente concentrado. Es en estos últimos momentos de la jornada cuando más posibilidades tenemos de distraernos. Ya no estamos tan despejados como a primera hora, y es precisamente en estos casos donde se ponen a prueba las habilidades de gestión eficaz del tiempo de cada uno.
Informa a tus compañeros sobre tu disponibilidad fuera de las horas de trabajo. Un buen signo de compañerismo es dejar claro cuándo se está abierto a comunicación fuera de la oficina para dar orientación o consejo, y por qué vía (correo, whatsapp, llamada…) y cuándo no se tiene ningún tipo de disponibilidad.
Despídete de todos antes de irte y sé capaz de decir "gracias". Un "hasta mañana" afectuoso y una muestra de agradecimiento tras jornadas especialmente difíciles no requiere mucho esfuerzo y dice mucho de una persona.
Actualidad Laboral / Con información de Forbes