Los centros comerciales de Estados Unidos eran hasta no hace mucho un verdadero lugar de peregrinación durante la temporada de compras navideñas. Pero el cambio en los hábitos de consumo y la irrupción del comercio electrónico, especialmente por los dispositivos móviles, amenazan su existencia. La situación está forzando a los grandes operadores de estos centros a reinventarse para no desaparecer y poder tener un papel relevante en el futuro del comercio.
Durante las décadas de los años 70 y 80, el centro comercial fue el lugar en que los jóvenes de EE UU iban para comprar la última novedad electrónica, en ropa o música. De paso quedaban con los amigos y comían algo antes de ir al cine. Era incluso donde podían conseguir el primer empleo. Pero su popularidad ha caído hasta el punto de que los más pesimistas le dan 15 años de vida por el simple hecho de que ha dejado de ser una necesidad para el estadounidense medio.
Los carteles de "espacio disponible" son cada vez más frecuentes, hasta el punto de que las vacantes están a niveles que no se veían desde 2009, cuando el paro estaba al 10% y la demanda se desplomó. La caída del tráfico es el argumento que puso la cadena de pizzerías Sbarro para justificar su segunda suspensión de pagos en años. Macy's, la mayor cadena de grandes almacenes del país, se dispone a cerrar este año 60 establecimientos en centros comerciales, mientras que Sears y JCPenney tratan de sobrevivir como pueden.
En 2008, el comercio electrónico representaba el 3,5% de las ventas totales, de acuerdo con los últimos datos del Bureau of Labor Statistics. En 2013 ya superaba el 6% y esta temporada de compras navideñas se calcula alcanzará el 8%. Forester Research anticipa que para el 2018 llegarán al 11%. Si se mantiene esta tendencia, la firma Green Street Advisors da por hecho que el 15% de los centros se convertirán en una década en espacios no comerciales.
El problema es mucho más profundo y refleja un cambio social. La clase media en EE UU tiene un menor poder adquisitivo que antes de la crisis y eso explica por qué tantos centros están cerrando. Walmart, TJMaxx y otras cadenas de descuento están atrayendo a estos clientes que ahora buscan una alternativa más barata.
El futuro de los centros comerciales es un tema recurrente en las reuniones anuales de la Retail National Federation. Y el mensaje es simple. Las tiendas físicas deben reinventarse y ofrecer al cliente una experiencia que no puede encontrar en la web.
Actualidad Laboral / Con información de El País