Una noche de diciembre, Thu Dang, una estudiante de último curso de Minnesota que se está especializando en ciencia de datos, llegó a Nueva York para asistir a la fiesta de fin de año de su futura empresa.
La compañía, una startup tecnológica, la había invitado a la fiesta antes de su incorporación en julio y había apostado fuerte por una celebración temática: la serie de Netflix Los Bridgerton. Había un salón de baile, barra libre y una elaborada búsqueda del tesoro pista por pista. Todo el mundo acudió disfrazado. La noche terminó con un karaoke que duró hasta las 2 de la madrugada.
Fue un gran momento para Dang, que había recorrido un largo camino desde su hogar natal en Vietnam. Allí estaba, en una deslumbrante fiesta en la ciudad más glamurosa del mundo, preparándose para empezar a trabajar en una empresa en cuya misión creía de verdad.
Lo había conseguido. Pero también estaba nerviosa. El sector tecnológico parecía estar haciendo aguas y se preguntaba si el futuro en el que había confiado sería posible. "Estaba muy preocupada, viendo los despidos en Amazon y Meta y en muchas de las pequeñas empresas emergentes", recuerda.
Resultó que Dang tenía razón al preocuparse. En año nuevo, la empresa despidió a una parte de su plantilla y la llamó para decirle que retrasaba indefinidamente su fecha de incorporación. Para Dang, que estudia en Estados Unidos con un visado para estudiantes internacionales, no se trataba solo de la pérdida del trabajo de sus sueños, sino de la posibilidad de tener que abandonar el país. Si no tiene otra oferta para cuando se gradúe dentro de 3 meses, tendrá que volver a Vietnam.
Ahora que Silicon Valley ha recortado unos 100.000 puestos de trabajo en las últimas 6 semanas tras contratar excesivamente en la era de la pandemia, la atención se ha centrado en aquellos que han perdido su empleo en mitad del desarrollo de su carrera profesional.
Sin embargo, los verdaderamente afectados son los que aún no han comenzado en el sector: esos estudiantes universitarios y de posgrado que soñaban con conseguir lucrativos empleos en el mundo de la tecnología, una vez terminadas sus carreras.
En Handshake, uno de los principales portales de empleo para universitarios en EEUU, los puestos de junior en el sector tecnológico cayeron un 14% el año pasado. Además, las pocas vacantes que se cubren ahora tienden a ser puestos de ingeniería altamente especializados.
"Con cada vez menos presupuesto, las empresas dedican sus esfuerzos a encontrar a la gente más apta para tareas específicas, y la mayoría de las veces se trata de perfiles de alto nivel", afirma Zuhayeer Musa, cofundador de la web de salarios tecnológicos Levels.fyi.
Hay tan pocas perspectivas laborales en las big tech, que los orientadores profesionales de las universidades más prestigiosas instan a los estudiantes a considerar puestos en empresas más pequeñas y en sectores menos solicitados, como la industria o la administración pública.
"Todavía hay muchas oportunidades, e intentamos que los estudiantes se centren en cómo pueden utilizar sus habilidades en otros entornos. Es típico de los estudiantes de una escuela superior, y en particular de ingeniería, querer buscar siempre la mejor empresa. Esa es la parte en la que tenemos que trabajar: no rebajar sus expectativas, sino ajustarlas", explica Sue Harbour, directora del centro de orientación profesional de la Universidad de California en Berkeley.
"Es habitual que los estudiantes de una escuela superior, y en particular de una escuela superior de ingeniería, quieran buscar siempre la mejor empresa. Esa es la parte en la que tenemos que trabajar con los estudiantes: no rebajar sus expectativas, sino ajustarlas". Varias de las mejores escuelas de ingeniería me han comentado que las grandes tecnológicas habían estado muy ausentes de sus ferias de empleo desde septiembre. Eso significa que la competencia por los pocos puestos que quedan es más feroz que nunca.
"Hay muchos otros recién licenciados que siguen buscando trabajo, y las vacantes junior son limitadas", señala Jenny Koo, que perdió su oferta de trabajo en una empresa tecnológica tras terminar su máster en ingeniería informática en diciembre.
"Distinguirme es muy importante. He utilizado mi red de contactos un poco más que en el último, ciclo de contratación y he vuelto a estudiar para los exámenes de codificación", añade la joven.
La buena noticia para los aspirantes a ingenieros como Koo es que, fuera de Silicon Valley, la economía va viento en popa y muchos sectores no afectados por la recesión tecnológica siguen necesitando programadores.
Muchas empresas de otros ámbitos, de hecho, están aprovechando la oportunidad de contratar el tipo de talento que suelen captar las grandes tecnológicas. En el portal de empleo Handshake, los organismos públicos buscan un 36% más de ingenieros de software junior que el año pasado, y el sector de la construcción un 28% más.
En una encuesta realizada por Handshake el verano pasado, algo más de un tercio de la promoción de 2023 afirmaba que, dadas las inciertas perspectivas económicas, estaban abiertos a trabajar en sectores que antes no habían considerado.
"Me estoy dando cuenta de que los estudiantes están fijándose en puestos de trabajo con funciones de TI pero que no están en la industria tecnológica", dice Laura García, directora de educación profesional en Georgia Tech.
"Valorar otras opciones no significa que no puedas trabajar en Amazon, pero sí buscar trabajos que te permitan desarrollar una serie de habilidades que Amazon puede necesitar en el futuro", añade.
No obstante, ese cambio de mentalidad puede ser una mala noticia para Silicon Valley a largo plazo. Dada la caída del sector tecnológico, algunos estudiantes se están replanteando sus sueños de trabajar para los Amazons, Googles y Metas del mundo.
Antes, los gigantes tecnológicos se consideraban apuestas seguras, sobre todo porque lo eran. Era raro que te despidieran: una vez que estabas dentro, estabas dentro. Claro, tenías que trabajar duro, pero a cambio la empresa cuidaba mucho de ti.
Esa fue en parte la razón por la que, tras la crisis financiera, el Valle superó a Wall Street como destino elegido por los mejores estudiantes de las mejores universidades.
Pero ahora, esos estudiantes han visto cómo las empresas tecnológicas echaban a la calle a miles de empleados, a veces enviándoles correos electrónicos a medianoche sin darles ni siquiera la oportunidad de despedirse de sus compañeros. Después de eso, es difícil no ver a las grandes tecnológicas con otros ojos.
De repente, a ojos de la generación Z, la tecnología parece ser un sector tan despiadado y poco fiable como lo fue la banca para los millennials que comenzaron en el mundo laboral durante la crisis de 2008.
"Un estudiante puede haber querido inicialmente ir a una de las FAANG, pero después de los despidos y recortes, no parece tan estable. Sabemos por nuestros datos que esta promoción en particular realmente busca estabilidad", comenta Christine Cruzvergara, directora de estrategia educativa de Handshake.
En la encuesta de Handshake del verano pasado, el 74% de la promoción de 2023 afirmó que la estabilidad laboral era un gran aliciente, casi el doble de la proporción de estudiantes que dijeron que querían trabajar para una empresa conocida (41%) o un negocio en un sector de rápido crecimiento (39%).
Cuando la economía pasa por una etapa de incertidumbre, resulta que a los jóvenes ambiciosos les preocupa lo mismo que a las generaciones mayores: unos ingresos estables.
Dang, la estudiante vietnamita, es una de los afectadas por la repentina precariedad de la tecnología. Hace un año, si le hubieran dado a elegir entre un trabajo en el sector y otro fuera de él, habría elegido el primero sin pensárselo 2 veces. Ahora, dice, la tecnología no le parece tan glamurosa como antes.
"Parece muy bonito cuando todo va bien. Tienes comida gratis, todo gratis. Un sueldo alto. Pero con los despidos, ahora sé que por mucho que trabajemos, puede prescindir de nosotros de un día para otro, ¿sabes? Eso es algo que me preocupa en la tecnología", señala.
Actualidad Laboral / Con información de Business Insider