"No debemos recortar los tipos precipitadamente y poner en peligro lo que hemos logrado... Un mayor crecimiento de los salarios puede traducirse en mayores presiones sobre los precios". Estas palabras de un importante dirigente alemán eran una premonición de lo que iba a suceder. El dirigente en cuestión es el gobernador del Bundesbank alemán, Joachim Nagel, quien probablemente conocía que los salarios por convenio en Alemania subieron un 6,2% en el primer trimestre, dato que el organismo alemán publicó este miércoles y que es prácticamente incompatible con una inflación estabilizada en el 2%.
Claramente, el dato alemán ha desvirtuado el de la zona euro, publicado este jueves y que ha causado honda sorpresa: los salarios negociados en la región subieron un 4,7% en el primer trimestre del año (máximos desde 1993 junto con la subida del tercer trimestre de 2023) interanual. En vez de caer ligeramente, como se esperaba, desde el 4,5% del último cuarto de 2023, el dato sube.
Esto sacude los planes del Banco Central Europeo (BCE) para bajar los tipos rápidamente después del gesto que se espera en junio, una pequeña bajada de 25 puntos básicos. Los salarios han seguido creciendo en la zona euro y, para 'colmo' del BCE, la economía está repuntando, como revelan los últimos indicadores prospectivos de actividad.
El dato de la zona euro del 4,7% ha superado por mucho las expectativas. Desde UniCredit habían vaticinado una desaceleración hasta el 4,2%. Sin embargo, los salarios han crecido cinco décimas más de lo que habían pronosticado estos expertos en el primer trimestre del año. Esta discrepancia demuestra en qué medida queda comprometida la senda de recortes de tipos del BCE dada la importancia que desde el banco central se le ha conferido siempre a este dato. La inflación salarial es la más preocupante para un banco central, puesto que es el tipo de inflación más 'pegajosa' (la que más cuesta rebajar) y la que depende directamente de sus decisiones, puesto que es una inflación interna.
Alemania, pese a su debilidad económica, sigue dirigiendo el timón de la zona euro y, probablemente, del BCE. Si el crecimiento de los salarios sigue creciendo a un ritmo que supera, con creces, el objetivo de inflación será difícil contar con el apoyo alemán para bajar los tipos de interés. Nagel explicaba que ahora resulta de vital importancia "vigilar de cerca el crecimiento de los salarios, los márgenes de beneficio de las empresas y su impacto". La inflación en la zona euro se encuentra todavía por encima del objetivo y con estos datos de salarios todo hace indicar que no caerá el 2% de forma estable en el corto plazo.
El temor se instaló entre los analistas este miércoles, cuando se publicó el dato de salarios negociados de Alemania en el primer trimestre. Aunque algunos servicios de estudios ya venían advirtiendo de esta posibilidad, el citado repunte del 6,2% registrado en el informe publicado por el Bundesbank acrecentó los miedos a que la cifra alemana influyera en la del conjunto de la eurozona. Para calibrar la magnitud de la sorpresa, la cifra superó las estimaciones de los analistas de Bloomberg Economics, Citi y Morgan Stanley, si bien hay que tener en cuenta que la métrica incluye pagos extraordinarios para compensar a los trabajadores por el aumento del coste de la vida.
"El aumento se debió casi en su totalidad a un salto en el crecimiento salarial en Alemania, del 5,9% interanual en febrero al 11,8% en marzo, lo que a su vez reflejó en parte el pago de sumas fijas únicas (bonus) libres de impuestos a los empleados. El Gobierno ha permitido los pagos libres de impuestos desde finales de 2022 en un intento de evitar aumentos salariales permanentes más inflacionistas. El salto de estos pagos en marzo parece haberse debido a que se realizaron a un gran número de empleados del sector público", explica Jack Allen-Reynolds, de Capital Economics.
A finales del año pasado trascendió un acuerdo global para los trabajadores del sector público (personal de universidades, hospitales universitarios, prisiones estatales y oficinas administrativas). Bajo este acuerdo, alrededor de 1,1 millones de trabajadores verán incrementados sus salarios en más de un 11% cuando finalice el convenio colectivo, en octubre de 2025. El acuerdo, alcanzado por los sindicatos ver.di y dbb, otorgará a los trabajadores 3.000 euros de primas libres de impuestos y subidas de al menos el 5,5%.
También en diciembre, el principal sindicato de trabajadores de la metalurgia alcanzó un acuerdo similar: un pago de 3.000 euros y un aumento salarial del 5,5%, efectivo a partir del 1 de enero de 2025 y hasta el 30 de septiembre de 2025. Más recientemente, en abril, se alcanzó un acuerdo con los trabajadores de tierra de la aerolínea Lufthansa: "Un aumento salarial medio mensual del 7% para 2024, con efecto retroactivo desde enero".
El telón de fondo es el de un mercado laboral tenso que se encogió de hombros ante una recesión poco profunda en la segunda mitad de 2023. Alemania ha sido testigo de una serie de huelgas de transporte este año, y algunos trabajadores de la construcción que buscan mejoras salariales van a declararse en huelga esta semana por primera vez en 17 años. "La escasez de mano de obra presionará al alza los salarios", ha dicho Holger Schmieding, economista jefe de Berenberg. "Por tanto, no prevemos que el crecimiento nominal de los salarios se sitúe por debajo del 4% de forma sostenida".
Tomasz Wieladek, economista de T. Rowe Price, defiende que los datos más recientes de Alemania aumentan el riesgo de que las autoridades del BCE apliquen menos medidas de relajación después de junio de lo previsto: "Esto supondrá un desafío significativo a la idea de que el BCE aplicará recortes de tipos consecutivos". "Para el BCE, el fuerte crecimiento de los salarios alemanes será otra razón para actuar con mucho cuidado con los recortes de tipos, incluso si el crecimiento de los salarios en la mayoría de los demás países de la eurozona es mucho más moderado", resalta Carsten Brzeski, economista de ING. "La persistente fortaleza de las presiones salariales reduce la posibilidad de que el BCE recorte los tipos rápidamente en el segundo semestre del año", apoya Allen-Reynolds desde Capital Economics.
"Estamos en un momento con un enorme grado de incertidumbre. No hemos tomado ninguna decisión sobre el número de recortes de tipos de interés ni sobre su magnitud. Veremos cómo evolucionan los datos económicos", aseguraba Luis de Guindos, Vicepresidente del Banco Central Europeo, en una entrevista concedida a un diario austriaco. Todas las posibilidades estaban abiertas y el dato de salarios parece haber inclinado la balanza hacia el lado de los 'no recortes'.
Para calibrar en qué medida el dato alemán ha influido, basta con mirar hacia sus socios europeos , el crecimiento salarial negociado se ralentizó en el primer trimestre en Francia, Italia y España y se situó cerca del 3% interanual en los tres países. "Para el conjunto de la zona euro, un crecimiento salarial del 3% suele considerarse coherente con el objetivo de inflación del 2%. Sin embargo, esto se basa en el supuesto de que el crecimiento tendencial de la productividad en la zona euro es del 1%, mientras que la productividad ha caído desde mediados de 2022 y hay pocos indicios de un cambio inminente. Por tanto, podría decirse que el crecimiento salarial debería ser inferior al 3% para ser coherente con el objetivo de inflación del 2%", amplían desde Capital Economics.
Tanto el dato de salarios como los PMI han movido ligeramente las expectativas de tipos del BCE. La semana pasada, el mercado descontaba prácticamente tres recortes de tipos de 25 puntos básicos en 2024. Ahora, los operadores descuentan unos 60 puntos básicos este año, lo que equivale a dos recortes y algo menos de un 50% de posibilidades de un tercero.
Así, el gran reto para el BCE es que las negociaciones funcionan de forma muy diferente en el continente. Mientras que en Bélgica muchos contratos están directamente ligados a la inflación, los trabajadores alemanes e italianos deben esperar a menudo a nuevas rondas de negociaciones que determinen la compensación a lo largo de varios años. En Francia, por su parte, la negociación es más flexible y los salarios en una serie de sectores se acuerdan una vez al año, señalaron la semana pasada los economistas de Barclays en una nota.
La economía de Europa despierta
Además, la economía de la zona euro está despertando, lo que puede generar un nuevo incremento de la demanda, de la creación de empleo y, por ende, de la inflación. Esta es la peor 'pesadilla' del BCE: que su primera bajada de tipos coincida con una dinámica que prenda de nuevo la mecha de la inflación.
A las crecientes dudas sobre el ritmo de bajadas de tipos del BCE después de junio se suman los datos de actividad, que muestran una clara mejoría. También este jueves se han publicado las lecturas flash de los índices de gestores de compras (PMI) de mayo en la eurozona. El PMI compuesto de la eurozona subió 0,6 puntos en mayo, hasta 52,3 puntos. A la fortaleza de España y otros países del sur se le empieza a sumar el despertar del norte.
Se trata de la quinta mejora consecutiva del PMI y sugiere que la economía de la eurozona sigue recuperándose. La mejora se debió enteramente a un PMI manufacturero más fuerte (de 45,7 a 47,4, todavía por debajo de 50, zona de contracción). "Esto está en consonancia con nuestra opinión de que el sector industrial mejorará este año gracias a un ciclo de inventarios que se está invirtiendo y a una demanda de consumo más fuerte", apuntan desde Oxford Economics. Aunque estable durante el mes (se queda en 53,3 puntos), el PMI de servicios sigue apuntando hacia un crecimiento del sector.
"Los índices PMI de mayo sugieren que la economía de la eurozona siguió creciendo en el segundo trimestre, mientras que las presiones sobre los precios disminuyeron, aunque se mantuvieron elevadas en el sector servicios. Es muy probable que el BCE siga adelante con una bajada de tipos en junio, pero si la economía sigue resistiendo bien, los recortes podrían ser más lentos de lo previsto", añaden desde Capital Economics.
Actualidad Laboral / Con información de El Economista