A la hora de conseguir un nuevo empleo, son muchas las variables que entran en juego y pueden decantar la balanza hacia o contra nosotros: nuestra actitud, nuestra vestimenta, nuestra forma de hablar… y también si tenemos o no tatuajes. Y es que, esta forma de arte corporal ha dejado hace mucho tiempo de ser algo residual en nuestra sociedad, para convertirse en una opción estética más en el plantel de nuestros jóvenes. Por ello, una universidad ha querido saber el impacto real que los tatuajes pueden tener en un proceso de selección laboral.
Para ello diseñaron un curioso experimento: mostraron fotografías de cuatro hombres y cuatro mujeres de 30 años, extraídas de un banco de imágenes, que fueron manipuladas para incluir un tatuaje con forma de estrella en el cuello. Estas instantáneas, junto a ocho fotografías sin manipular de otros individuos, fueron mostradas a unos sujetos de prueba para conocer su hipotética elección, tanto como camarero en un bar nocturno y como camarero en un restaurante de lujo.
A la hora de elegir un candidato como barman, los 192 entrevistados se decantaron por los candidatos con tatuajes con claridad (5,07 frente a 4,38 puntos sobre una máxima de 7) Este dato no deja lugar a dudas: contar con tatuajes en el cuerpo puede aumentar las posibilidades laborales de un candidato al ayudar a transmitir una imagen atractiva y distendida de las empresas, especialmente en trabajos en los que el empleado estará de cara a un público joven.
En cambio, los resultados se invirtieron a la hora de seleccionar un trabajador para el restaurante de lujo, donde el público tiene una mayor edad media. Ello arroja una nueva conclusión, a juicio de los investigadores: el arte corporal puede ser un activo en el mercado laboral, siempre y cuando encajen con la personalidad de la propia marca.
La investigación fue llevada por la Universidad de St. Andrews en Estados Unidos y Reino Unido. Sus resultados acaban de ser presentados ante la Asociación Británica de Sociología.
Actualidad Laboral / Con información de Ticbeat / Alberto Iglesias Fraga