La pandemia ha cambiado la forma de percibir el trabajo, eso es innegable. Muchas personas se han replanteado el peso que tiene su puesto de trabajo en su vida, cuánto tiempo le dedica, qué sueldo consideran que merecen y desde dónde y con qué condiciones están dispuestos a trabajar. Una tendencia que se ha traducido en lo que en EEUU se ha llamado la "Gran Dimisión" y que ha llevado a miles de personas a abandonar sus puestos de trabajo por otros que se ajusten mejor a sus nuevas exigencias. Muchas empresas de Silicon Valley han dicho en las últimas semanas a sus trabajadores que es hora de volver a la oficina, pero parece que ellos no están tan dispuestos.
Los trabajadores del sector tecnológico llevan tiempo contando con la ventaja de contar con habilidades muy codiciadas en casi todas las industrias, lo que les ha otorgado cierta ventaja a la hora de exigir una mayor flexibilidad laboral. Las compañías, por su parte, deseosas de seguir siendo competitivas, se han acomodado a estas exigencias, llegando incluso a cambiar su política de vuelta a la oficina.
No son pocos los trabajadores que se oponen a volver a la oficina a tiempo completo. Según una encuesta realizada por el Instituto de Investigación ADP, dos tercios de los más de 32.000 trabajadores consultados afirman que buscarán un nuevo trabajo si llegará a darse el caso. Economic Innovation Group calcula que, en el conjunto de la población activa estadounidense, ya se han producido 4,9 millones de traslados como consecuencia del trabajo a distancia, según datos extrapolados de una encuesta realizada a 23.000 trabajadores.
Ejemplo de ello es Ian Goodfellow, director de aprendizaje automático de Apple, que este mismo mes presentó su dimisión en parte motivado por la política de regreso a la oficina del gigante tecnológico, que requiere que los empleados trabajen presencialmente lunes, martes y jueves desde el mes de abril. En su nota de despedida, Goodfellow aseguró que " una mayor flexibilidad habría sido la mejor política para mi equipo", según un tweet de un periodista de The Verge.
Otros han optado por pedir a sus empresas que reconsideren la vuelta al trabajo presencial. Así lo han hecho más de 1.400 empleados actuales y antiguos de Apple, que se hacen llamar Apple Together. En el caso de Google, que requiere que la mayoría de sus trabajadores estén en la oficina tres días a la semana, más de 14.000 de sus aproximadamente 166.000 empleados respondieron a la nueva política solicitando el teletrabajo a tiempo completo o el traslado a una nueva localización. El gigante tecnológico ha aprobado el 85% de esas solicitudes, según publica The Wall Street Journal.
La nueva política está suponiendo un problema para algunas empresas, pero una oportunidad para otras, como Airbnb. La plataforma anunció el mes pasado que sus empleados podrían trabajar desde cualquier lugar sin tener que reducir su sueldo. Tres días después de hacerlo público, la página de empleo de Airbnb recibió unas 800.000 visitas, según una portavoz. El mes pasado, el número de empresas estadounidenses que publicaron nuevos puestos de trabajo en el sector tecnológico alcanzó un nivel récord.
El teletrabajo no implica pérdida de capital social
Existen estudios que demuestran que adoptando mejores prácticas para el trabajo híbrido y a distancia, las empresas pueden llegar a aumentar su capital social en lugar de reducirlo. Según Fortune, dos de estas prácticas son el coworking y la máquina de café virtuales.
La primera ofrece muchos de los beneficios del coworking presencial eliminando el desplazamiento. En concreto, se trata de pequeños equipos trabajando en sus propias tareas individuales mientras realizan de manera conjunta una videoconferencia. Es una experiencia que busca replicar el beneficio de un espacio de cubículo compartido desde tu propia casa. Cuando algún miembro del equipo tiene dudas, las puede plantear y obtener una respuesta rápida.
La segunda técnica viene a sustituir el capital social construido por los miembros del equipo cuando charlan en la sala de descanso o cerca de la máquina de café. Cada equipo establece un canal en Slack o Microsoft Teams dedicado a las conversaciones personales, no laborales, entre los miembros del equipo. Se trata de una actividad que hacer a diario, tanto si vienen a la oficina como si trabajan en casa y todos los miembros del equipo envían un mensaje respondiendo a las siguientes preguntas:
-¿Cómo te va la vida en general?
-¿Te ha pasado algo interesante últimamente fuera del trabajo?
-¿Qué está pasando en tu trabajo? ¿Qué va bien y cuáles son los retos?
-¿Puedes contar algo sobre ti o sobre el mundo que el resto de miembros del equipo no conozca?
Actualidad Laboral / Con información de El Economista