Existen tres supuestos que, culturalmente, pensamos verdaderos, aunque las pruebas nos digan lo contrario: ser delgado es sinónimo de ser saludable, dormir 10 horas significa mayor descanso y, la más inverosímil, trabajar muchas horas resulta en más productividad. Entonces, la pregunta del millón: ¿por qué nos aferramos todavía a la idea de que muchas horas equivalen a un mejor desempeño?, a pesar de que los datos lo niegan. Es más: por qué, cuando sabemos el daño que hace en la salud. El ejemplo de Japón es prácticamente icónico, desde que aprendimos cómo se llama la muerte por exceso de trabajo: Karōshi. Un fenómeno en va aumento, que fue reconocido como un problema de salud pública desde 1987, y que mata a cerca de 10 mil japoneses cada año.

Aun así, cuando el gobierno japonés anunció en abril de 2019, que todos los trabajadores contarían con 10 días de vacaciones -debido a la abdicación del emperador Akihito-; los japoneses se molestaron. Muchos no entendían qué hacer con tanto tiempo libre.



¿Por qué existe tal cosa como la adicción al trabajo? Johann Hari, periodista británico, compartió en una conferencia TED que la adicción existe, para compensar nuestra falta de conexión humana. Si nuestra vida no es equilibrada, si nos sentimos desconectados, entonces creamos puentes con pobres sustitutos: el alcohol, las drogas, el teléfono, el trabajo. Ahora, ¿qué pasa si no podemos reducir las horas que trabajamos? La clave está en establecer un régimen de mantenimiento/recuperación que se cumpla de manera religiosa; tal como lo hace un atleta de alto rendimiento: comer bien, dormir, hacer ejercicio, convivir con los seres queridos, cuidar de nuestra salud mental. Aun con un importante nivel de desgaste laboral, dicho régimen nos mantendrá motivados y saludables.

La productividad se trata realmente de gestionar nuestra energía, no del tiempo que invertimos en el trabajo. Los momentos de “recargar pilas” que tomamos, no solo nos permiten estirar el cuerpo y distraernos unos minutos; también nos dan un momento para refrescar la mente. Al estancarnos en una tarea, es más sencillo abordar el problema con otros ojos, después de los minutos que pasamos en un ambiente distinto, enfocados en algo distinto. Afortunadamente, la conversación alrededor del ambiente laboral ha cambiado bastante. Ya no se trata solo de alcanzar metas, objetivos o lograr el éxito profesional individual. Se reconoce la importancia de la salud mental, y aspectos que se consideraban ajenos al trabajo: como reconocer la humanidad en los compañeros de escritorio

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Y la nueva normalidad de la pandemia ha puesto luz en lo urgente, que es comprender que una mente desequilibrada o un corazón atribulado, son terreno fértil para la adicción. Tenemos la idea que ser héroes implica ser mártires y olvidarnos de nosotros mismos. Sin embargo, podemos ocuparnos de nuestro propio rescate, desafiando las expectativas de la sociedad, cuidar de nosotros; ser, entonces, verdaderamente productivos.

Héroes son las personas que deciden creer en ellas mismas. Pues su capacidad de ser vulnerables y admitir sus defectos, también refleja lo mucho que desean aprender y crecer dentro de su profesión; junto a sus seres queridos, y en beneficio de la sociedad donde viven. ¿Necesitamos más adictos al trabajo? Para nada. Necesitamos más gente que, gracias a sus tropiezos, se hacen más fuertes y capaces de crear conexiones humanas.

Actualidad Laboral / Con información de Forbes México