El ministro de Salud irlandés, Simon Harris, lanzó el mes pasado una campaña de reclutamiento para enfrentar el brote de coronavirus con un mensaje claro: “Su país los necesita”.
Nueve días después, David Quigley llegó a Dublín desde Perth, Australia, junto con otros 100 jóvenes médicos irlandeses que interrumpieron su formación en el extranjero para responder al llamado de Harris a frenar una enfermedad ha infectado a más de 3.000 personas en Irlanda.
Quigley, médico de 30 años especialista en respiración, debía volver a Dublín en julio. En medio del caos de los viajes y los vuelos cancelados, sacó 7.000 dólares australianos de sus ahorros para regresar antes.
Desde Estados Unidos hasta Vietnam y en toda Europa, los desbordados servicios de salud están recomendando a médicos y enfermeras jubiladas reactivar sus licencias, buscando ayuda donde pueden encontrarla.
Las autoridades en Gran Bretaña convocaron a 250.000 voluntarios para ayudar al servicio de salud a transportar pacientes, entregar medicamentos y mantenerse en contacto con los más vulnerables. Dijeron el lunes que el número de voluntarios había llegado a 750.000.
Otros 20.000 profesionales de la salud que se retiraron o dejaron la industria han regresado luego de la aprobación de la ley de emergencia.
En España, que se convirtió el miércoles en el tercer país que reporta más de 100.000 casos y cuya cifra de muertos aumentó por encima de 9.000, las autoridades llamaron a todos los profesionales médicos retirados menores de 70 años, que aún podían trabajar, a unirse al esfuerzo.
Para Loles Andolz, de 63 años, regresar al hospital de Barcelona del que se retiró a principios de este año significa vivir separada de su esposo, que tiene más de 70 años, y de su madre, que recientemente se quedó ciega y debe vivir aislada para evitar infecciones.
“A mi abuela le está siendo difícil la decisión de su hija, llora todo el día y se pregunta por qué tiene que ser voluntaria en lugar de personas más jóvenes”, dijo a Reuters la hija de Andolz, Sonia.
“Mi madre dice que siente que va a la guerra y que está abandonando a su familia, aunque lo hace con mucho gusto”.
El Ejecutivo del Servicio de Salud de Irlanda dijo que había hablado con miles de profesionales del sector que podrían ser aptos para la misión. Recibió más de 70.000 respuestas para su iniciativa “De guardia por Irlanda”.
Chris Luke, un médico de emergencias de 61 años, vuelve a trabajar en la ciudad sureña de Cork 18 meses después de que se jubiló anticipadamente por una lesión en el cuello y problemas en los nervios de su mano.
“No tengo menos ansiedad que cualquier otro médico de emergencias mayor. Pero me alegro de haber regresado. Siento que tengo un propósito”, afirmó Luke, trabajando junto a otros dos médicos que dejaron su retiro.
Otros voluntarios como Colm O’Moráin, uno de los principales médicos académicos de Irlanda, deben esperar antes de ser llamados. A los 72 años, está “confinado”, una orden del gobierno que estipula que todos los mayores de 70 años deben quedarse en casa hasta al menos el 12 de abril.
O’Moráin, cuyo hijo Neil es médico de primera línea en un hospital de Dublín, ve la oportunidad de cuidar a los pacientes de cualquier forma como una oportunidad de retribuir, ante una necesidad que “nunca ha sido mayor”.
Actualidad Laboral / Con información de Reuters