En las calles de Buenos Aires, capital de Argentina, los cambistas conocidos como "arbolitos" están aprovechando los controles de capital en el país para tomar una porción de un floreciente comercio del mercado negro de dólares estadounidenses. Martín, de 47 años, pasa sus días gritando "cambio" a los transeúntes, ofreciendo dólares fuera de los canales bancarios formales, que actualmente limitan las compras a US$200 por mes. El mercado negro ha vuelto a florecer desde que Argentina introdujo, en septiembre, controles para detener una caída de las reservas en dólares y estabilizar el peso, en medio de una recesión y una crisis de deuda.
La economía argentina ha sufrido altos niveles de inflación y un debilitamiento del peso durante años, lo que ha estimulado a los ahorristas a comprar dólares. Pero el aumento en el comercio del mercado negro corre el riesgo de alimentar la inflación, que en 2019 superó el 50% anual; mientras que el peso ha perdido, cerca del 70% de su valor frente al dólar en los últimos dos años.
El negocio "ha mejorado", dijo Martín, quien trabaja como "arbolito" desde hace 10 meses y gana alrededor de 500 pesos (US$8,35) por día. Como otros cambistas con los que Reuters habló, no quiso dar su apellido ya que la actividad es ilegal.
La moneda argentina se mantiene estable como consecuencia de los controles cambiarios, que se introdujeron después de una caída del mercado que elevó el costo de la deuda del país. El nuevo gobierno peronista del presidente Alberto Fernández, que asumió en diciembre, está luchando por reestructurar alrededor de US$100.000 millones en pagos de deuda para evitar un incumplimiento soberano. "El peligro de que existan múltiples dólares, o un dólar paralelo, es que a mediano plazo el traslado del dólar negro a los precios de los bienes y servicios puede ser rápido", dijo Ariel Coremberg, un economista de la Universidad de Buenos Aires.
Martín dijo que la cantidad de gente cambiando divisas en las calles aumentó, debido a que la demanda es aproximadamente un quinto más alta que el año pasado. Bajo el gobierno del liberal Mauricio Macri, el precio oficial y el del mercado negro de dólares había estado en gran medida en línea. Pero desde que llegaron los controles, las dos cotizaciones han divergido, con la tasa del mercado negro ahora alrededor de un 30% más alta, una brecha no vista desde el final del último gobierno peronista en 2015. Una segunda opción para acceder a dólares de manera legal, conocida como "contado con liqui", es aún más costosa.
Macri había eliminado los controles cambiarios cuando llegó al poder a fines de 2015, pero se vio obligado a reinstalarlos en septiembre del año pasado, después de que su derrota en las elecciones primarias causó una fuerte agitación en el mercado de divisas. El resultado de las primarias y el consecuente colapso del mercado ahondaron la crisis económica, pero los controles han logrado mantener estable al peso en relación al dólar, incluso cuando han florecido otros canales no oficiales.
Mesas de dinero
Los arbolitos, que dicen que reciben entre 0,5% y 2% de comisión, llevan a sus clientes a "mesas de dinero" informales donde tienen lugar las transacciones de divisas. Aniuska, una venezolana de 33 años que trabajaba en un comercio en la ciudad de Buenos Aires, dijo que había visto alrededor de un 70% más de personas comprando dólares "por las restricciones del Gobierno (...). Al haber estas restricciones, las personas no tienen otra opción que venir y comprar", agregó Aniuska, quien explicó que su grupo de trabajo pasó de 3 personas a 10.
El aumento de la demanda replica la situación que se vivió bajo la gestión de la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner; quien impuso controles de capital durante parte de su administración, creando una gran brecha entre las tasas oficiales y las del mercado negro. "Ahora va a ser como cuando estaba Cristina y eso es mejor para nosotros porque habrá mucha más gente que querrá dólares, nos conviene", dijo una argentina de 26 años que hace 9 que trabaja en el negocio.
Los arbolitos dicen que el trabajo es una de las pocas opciones debido a la caída del empleo. "Gano por comisión, pero gano prácticamente centavos", dijo un cambista que se hace llamar "El pitufo" y que previamente, trabajó en una fábrica de cueros. "Ante el desempleo, hacer esto es lo único que queda".
Actualidad Laboral / Cojn información de América economía