La deceleración del crecimiento de la población mundial, su envejecimiento y los patrones de migración que se registran en distintas partes del mundo están incidiendo en el mercado laboral y en el consumo.

En el documento “Horizontes 2030: la igualdad en el centro del desarrollo sostenible”, publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), se advierte que la disminución en el ritmo de crecimiento de la población se ha registrado en casi todas las regiones del mundo.

Sobre la base de datos de las Naciones Unidas, en esta publicación se da a conocer que mientras entre 1995 y 2015 el crecimiento superaba el 1,5% cada año, se estima que para el para el período de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es decir 2015-2030, el crecimiento en la mayoría de las regiones del planeta será menor al 1% anual, y que entre 2030 y 2060 podría ser inferior al 0,5%, un comportamiento atribuido a la disminución de la fecundidad.

En esta publicación de la Cepal se destaca que la migración compensa la disminución de la fecundidad en las tres regiones con mayor recepción de migrantes: Europa, América del Norte y Oceanía; mientras que tiene un efecto contrario en América Latina y el Caribe.

Detalla que hacia 2010 cerca de 5% de la población total de América Latina y el Caribe, es decir, alrededor de 30 millones de ciudadanos de esta región vivían en países distintos a los de su nacimiento. Mientras que la población extranjera en esta parte del mundo se ubicaba en 7,6 millones de personas, lo que equivalía al 1,3% de la población de la región.

En la publicación de la Cepal se advierte que para lograr que el impacto migratorio sea positivo debe procurarse la aceptación de los migrantes con la generación de empleo en las economías rezagadas. “La relación inversa entre el crecimiento demográfico y el ingreso por habitante entre las regiones incentiva el flujo migratorio hacia los países ricos. Si bien esta corriente puede ser positiva para el país receptor, sobre todo cuando tiene bajas tasas de fecundidad y una población envejecida, también genera tensiones políticas, sociales y económicas, sobre todo si el flujo es muy intenso y se da en un contexto de bajo crecimiento global”, señala.

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