La recesión mundial causada por la pandemia podría trastocar duraderamente los circuitos migratorios; en particular la migración económica hacia los países ricos, donde, en cambio, las solicitudes de asilo podrían aumentar. El cierre de fronteras ha sido una respuesta inmediata y casi unánime a la crisis sanitaria en los países desarrollados, llevando a una caída drástica de la inmigración, en particular en Europa. Pero no parece que el desconfinamiento progresivo del planeta, suponga una recuperación del flujo migratorio como antes del covid-19, estima la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) en una nota publicada el jueves 11 de junio de 2020.
Sobre todo, porque la “vuelta a la normalidad”, en particular en lo que respecta a la migración por razones de trabajo, va a tomar otros derroteros, anticipa la organización; que teme que las personas sean “ineligibles” para una visa de trabajo debido a la situación del mercado. Las empresas dejarán de contratar y muchas optarán por el teletrabajo, desde el país de origen. “En el contexto de una recesión económica severa” no solo podrían reducirse las necesidades de reclutamiento a nivel internacional, sino que podría verse afectado el “apoyo a una política migratoria proactiva”, reza la nota; que vislumbra un “cambio fundamental de las migraciones”.
Peor que la crisis de 2008
“La magnitud del impacto en términos de flujos migratorios será más importante que en la crisis económica de 2008; cuando hubo una caída drástica de las migraciones intraeuropeas” que se prolongó en 2009 y 2010, compara Jean-Christophe Dumont, jefe de la división Migraciones de la OCDE. “Con el covid, todo se ha multiplicado. La magnitud de la crisis es sin duda mayor. No me sorprendería que haya una caída del 30 al 40% en 2020. Para los próximos años, todo depende de la recuperación económica, pero todas las señales están en rojo”; explica a la AFP con motivo de la inmigración laboral, que afecta a unas 600.000 personas por año que no son originarias de la Unión Europea (UE).
La Oficina Europea de Apoyo al Asilo (EASO) anunció este jueves que la demanda de solicitudes de asilo cayó en abril el 87%, el nivel más bajo desde 2008. “En abril se registraron solo 8.730 solicitudes de asilo” en los países de la Unión Europea así como en Noruega y Suiza; anunció la institución que prevé, no obstante, que la demanda aumente en los próximos meses. Y es que la inseguridad en Oriente Medio, las “consecuencias directas” del coronavirus o el hecho de la extrema precariedad alimentaria, serán en los próximos meses los motores de las “nuevas demandas”, había advertido con anterioridad.
“Uno no impide lo otro”, observa Matthieu Tardis, investigador sobre migraciones en el Instituto Francés de Relaciones Internacionales. “Se habla de una posible recuperación en materia de asilo después del confinamiento. Es todavía pronto para decirlo, pero las consecuencias directas están ahí: actualmente hay muy pocas llegadas, las fronteras exteriores de la UE están cerradas, incluso para las personas necesitadas de protección internacional. Pero hay países que han aprovechado para restringir el acceso al asilo”, señala.
“Presión migratoria”
“Cabe esperar una mayor presión migratoria, una diferencia entre las opciones legales a la inmigración y las intenciones de migrar”, resume Jean-Christophe Dumont. Más allá del flujo, las enseñanzas de crisis anteriores hacen temer “efectos desproporcionados, duraderos y negativos sobre la integración de los inmigrantes”, advierte la OCDE.
Debilitados por la pandemia, los migrantes ven una segunda espada de Damocles: la congestión administrativa de los dosieres en espera, congelación de los procedimientos de reinstalación en Europa, regularización por el trabajo paralizado por empresas que han dejado de contratar.
Pese a las proyecciones, la crisis sanitaria habrá permitido sacar “una verdadera lección”, dice Jean-Christophe Dumont. “No se pueden cerrar las fronteras completamente. Hay familias que viven a un lado y otro de las fronteras, compromisos humanitarios, necesidades de mano de obra en sectores a los que, incluso en tiempos de crisis, nadie quiere ir. Por lo que se hacen excepciones rápidamente porque la migración es parte de lo que somos en tanto que sociedad”.
Actualidad Laboral / Con información de El Comercio Ecuador