06-10-2016
En 2014 una oferta laboral se convirtió en noticia: se buscaba un pastor esquilador con conocimientos de inglés e informática para trabajar en un pequeño pueblo de Ciudad Real. En aquellos momentos muchos se preguntaron con asombro si para esquilar ovejas se necesitaba saber inglés y manejarse con los ordenadores. Aunque se trate de algo anecdótico, lo cierto es que el mercado laboral se ha vuelto más exigente.
Teleopoerador, experto en servicio técnico con dominio alto de inglés o nivel bilingüe y con flexiblidad horaria por apenas 900 euros brutos al mes. Se precisa diplomado en Ciencias Empresariales para puesto intermedio con personal a su cargo en el servicio de atención al cliente. Se requiere ruso bilingüe e inglés alto. Se valorará también el conocimiento de francés y alemán. Salario: 1.200 euros brutos al mes.
Estos son tan sólo algunos ejemplos de los anuncios de empleo que pueden verse en los portales de empleo más populares. Las compañías piden cada vez más requisitos a los candidatos, pero los sueldos no suelen estar en consonancia con lo exigido, excepto en las posiciones más altas. "Las empresas deberían ser conscientes de que no se puede tener un superprofesional con tres idiomas y pagarle 900 euros al mes. El mercado de trabajo es global, y estos trabajadores van a buscar fuera lo que no les dan en España", sostiene Valentín Bote, director de Randstad Research.
Los idiomas, casi imprescindibles
Para trabajar como dependiente en localidades turísticas como Palma de Mallorca, Ibiza, Marbella, Madrid o Barcelona o en el servicio de atención al cliente de una gran empresa no basta con chapurrear un poco de inglés como hace años. Ahora, el conocimiento de idiomas resulta imprescindible. Las compañías quieren trabajadores con un alto nivel de inglés, francés, alemán y, en lugares, con presencia de turistas rusos, árabes o chinos también que puedan expresarse con fluidez en estos idiomas.
Pero en un país que está todavía a la cola en el dominio de lenguas extranjeras, lograr un candidato que cumpla todos los requisitos resulta a veces una misión casi imposible. Por eso, pese a no ser el candidato ideal, son muchos los profesionales que deciden probar suerte y enviar su Currículum Vitae por si, como se dice coloquialmente, suena la flauta. "Habitualmente, los profesionales deciden aplicar a una oferta de trabajo aunque no cumplan al 100% los requisitos del puesto, en ese caso suelen pensar que quizás puedan encajar en la oportunidad; en otras ocasiones es la propia desesperación por su situación personal y económica la que les lleva a aplicar. Así, nos encontramos con casos de profesionales de baja cualificación que aplican para puestos directivos e incluso a la inversa, profesionales muy cualificados para puestos que nada tienen que ver con su trayectoria profesional", explica Jorge Guelbenzu, director de Infoempleo.
Mercado más exigente
A juicio de los expertos, se trata de un error porque transmite la impresión de que todo vale. "Es bastante desacertado, da la sensación de que el candidato no se ha mirado la oferta", sostiene Encarna Maroño, directora de Recursos Humanos de Adecco, aunque matiza: "A veces hay que arriesgarse cuando no se trata de barreras insalvables. Siempre que con un pequeño esfuerzo se pueda conseguir, conviene inscribirse en la oferta porque eso transmite al consultor que el candidato está motivado y está dispuesto a aprender".
El mercado se ha vuelto más exigente y esto se deja sentir en las ofertas de empleo, con mayores requisitos formativos, de idiomas, de experiencia laboral pero también de otro tipo de competencias, el llamado perfil blando. "Las compañías buscan profesionales que sean polivalentes y con capacidad de aprendizaje, que sean creativos, que trabajen bien en equipo, que tengan capacidad de comunicar, etc", afirma Maroño.
Alta competencia
Seis de cada 10 trabajadores tienen la impresión de que se piden más requisitos de los que verdaderamente se necesitan, según una encuesta de Adecco. Una opinión que comparte Gelbenzu, director de uno de los portales de empleo más conocidos en nuestro país. "La experiencia que tenemos es que muchas vacantes suelen incluir más requisitos de los realmente necesarios". A juicio de Maroño, no obstante, estas exigencias en ocasiones responden a una visión más a largo plazo de las empresas. "La situación de crisis ha abierto los ojos a muchas compañías. Por eso, buscan personas no para que desempeñen posiciones concretas hoy sino que puedan crecer y desarrollarse dentro de la empresa".
La alta competencia también ha hecho que se endurezcan los requisitos para conseguir un puesto de trabajo. En los tiempos de vacas gordas, abundaban las ofertas y el candidato podía elegir entre varias empresas. Ahora, por el contrario, las ofertas son más limitadas y hay muchas más personas buscando trabajo.
"Las compañías cuentan con una posición de poder. Como hay muchos profesionales buscando oportunidades, pueden ser más exigentes en la oferta, aunque ésta no sea retribuida de manera acorde a la formación, experiencia y habilidades de los profesionales", subraya Guelbenzu. "Es lógico que cuando tienes posibilidad de escoger un profesional que cumple los requisitos y uno que además de tenerlos, puede aportar otros aspectos o cuenta con más recorrido, escojas la segunda opción", añade. Además, se trata de una especie de "escudo contra las inscripciones indiscriminadas o masificadas".
Para el director de Randstad Research, por un lado, hay "un efecto cíclico" y, por otro, "estructural". Cuando hay un elevado nivel de paro y mucha gente buscando trabajo, las ofertas se vuelven más exigentes como una forma de criba. Pero también hay empresas que optan por pedir más de lo que es realmente necesario de manera sistemática por política de Recursos Humanos. "Por ejemplo, piden licenciados cuando un título de Formación Profesional sería suficiente para cubrir el puesto que tienen vacante", explica Bote. "Esto tiene una ventaja: les permite tener profesionales con más habilidades y mejor cualificados, pero también un inconveniente, a medio plazo esta política puede volverse en su contra porque estos trabajadores no van a ver colmadas sus aspiraciones ni por salario ni por desarrollo profesional y van a terminar dejando la empresa", añade.
Cuando se busca trabajo a ciegas
Muchos requisitos para el candidato pero poca información sobre las condiciones en las que va a trabajar. En los portales de empleo abundan las ofertas laborales en las que no se dice nada sobre cuál es el salario que va a percibir el candidato si finalmente es elegido. "Salario no especificado" suele ser la referencia más frecuente. Los candidatos acuden a las entrevistas casi a ciegas y, luego, en el cara a cara pocos se atreven a preguntar por el salario por miedo a que esta cuestión pueda perjudicarles y no resulten finalmente elegidos. Según un estudio del sindicato UGT, tres de cada cuatro ofertas de empleo no especifican el sueldo y la mitad, ni tan siquiera el horario. En otras ocasiones remiten a un convenio sin especificar a cuál se refieren. Los profesionales que buscan empleo no lo tienen fácil por muchas razones. No sólo se enfrentan a una alta competencia y a ofertas con elevadas exigencias y poca información, también tienen que esquivar prejuicios y evitar que las discriminaciones presentes en algunos de estos anuncios acaben minando su moral. Ofertas con límite de edad, que consideran mayores a los trabajadores por encima de los 30 años, o propuestas de empleo que sólo buscan hombres o mujeres para trabajos que pueden hacer profesionales que cumplen determinados requisitos, independientemente de su sexo. Esta misma semana, el juzgado número 1 de lo Contencioso-Administrativo de Toledo suspendía de manera cautelar un bando del Ayuntamiento de Malpica de Tajo, por el que se aprobaba una convocatoria para la selección de "seis trabajadores (hombres)" en la categoría de tres oficiales y tres peones de albañilería para obras de acondicionamiento y reforma del Consistorio, gobernado por Ciudadanos. La magistrada exigía que se suspendiera el auto "para evitar la posible y grave violación de un derecho fundamental, como es la no discriminación por razón de sexo". Algo que también denunciaron los sindicatos la pasada campaña de Navidad, cuando una empresa pedía promotoras de talla 36 para trabajar en un centro comercial.
Actualidad Laboral / Con información de El Mundo