El otro día mi hijo de once años se acercó y con voz y rostro muy serios me preguntó en qué consistía el comunismo.  Él me había escuchado discutir sobre el tema con algunos amigos que vinieron de visita y de seguro eso le generó curiosidad.

Al principio me propuse contestarle con todo el rigor académico que la oportunidad merecía. No quería perder el chance de contarle todo sobre el tema. Hablarle de Marx y del Marxismo, de Lenin y el Leninismo, la Unión Soviética,  el muro de Berlín, Cuba, Fidel Castro y por supuesto Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana.

En la medida en que organizaba mis ideas, e incluso buscaba mis libros y apuntes sobre el tema (estaba preparando una clase magistral) caí en cuenta que todo aquello era muy complicado para un chamo de once años recién cumplidos.

Luego de pensarlo bien, decidí modificar la metodología que estaba utilizando y me dediqué a buscar en Internet información sobre el tema pero adaptada a los jóvenes y niños. Esperaba encontrar material didáctico sobre el comunismo visto desde una perspectiva más juvenil y actualizada (si es que las palabras actual  y comunismo pueden aparecer juntas en la misma línea).

Luego de varias horas de búsqueda exhaustiva, ante la enorme cantidad de información disponible sobre el tema, nuevamente pensando en la forma más sencilla y simple de explicarle a mi hijo el concepto de comunismo, tomé la decisión de no utilizar ninguna de la información recabada y por el contrario me concentré en buscar una vía más adecuada.

Por varios días le di vueltas al tema en mi cabeza, quería que el mensaje fuese claro, preciso, simple y fácil de recordar. Repasando en mi mente las conversaciones recientes con mi hijo, una de ellas me pareció perfecta para la ocasión. En ese momento y por arte de magia encontré la mejor manera de explicarle.

Lo llamé, él estaba en su cuarto en ese momento, y le dije: "Juan Carlitos, por favor acompáñame a dar una vuelta y caminar un rato". Al principio a él le pareció extraño, creo que por un momento pensó que estaba en problemas por algo malo que había hecho, sin embargo aceptó de una muy buena manera.

Cuando estábamos a mitad de camino, me detuve, lo miré a la cara y le dije: "Estuve pensando mucho en la pregunta que me hiciste el otro día, esa sobre el comunismo y creo que te tengo la respuesta".

"Hijo... ¿te acuerdas el otro día que llegaste del Colegio llorando y me contaste que unos niños (los más flojos de tu salón) te amenazaron con pegarte y quitarte tus útiles si no compartías con ellos los créditos del proyecto de ciencias que tanto tiempo, esfuerzo y dedicación te había tomado?

" ¿Y que desde eso momento ya no te esfuerzas tanto en tus proyectos como antes y que has perdido tu motivación para superarte y ser mejor porque de todas maneras ellos se van a aprovechar de tu trabajo sin hacer absolutamente nada?"

"Bueno hijo, siempre recuerda que eso que te pasó a ti en el colegio es lo que es el comunismo."

Juan Carlos Varela / Abogado

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