Toda empresa debe tener metas bien definidas para su organización. Esto ayuda a priorizar tareas, organizar actividades y alcanzar una adecuada administración del tiempo y recursos, buscando así el logro de objetivos de la corporación con eficiencia y eficacia.
Según el modelo de los objetivos SMART desarrollado por el investigador George T. Dorian, para definir metas a los empleados se requieren cinco características: deben ser específicas, medibles, alcanzables, relevantes y limitadas bajo un tiempo determinado.
En cuanto a este último punto, las metas por tiempo pueden ser clasificados según aquellas formuladas a largo plazo, para la empresa como un todo, con expectativas de cumplimiento de tres a cinco años; a mediano plazo para un determinado sector de la empresa, con miras a máximo 3 años; y los objetivos a corto plazo, proyectados para cada trabajador de la organización, con perspectivas de menos de un año.
Para definir metas debemos seguir una serie de pasos:
Determinar los objetivos requeridos
Poner sobre la mesa las interrogantes del proyecto, ¿cómo? ¿qué? ¿cuándo? ¿quién? ¿para qué? ¿dónde? entre otras preguntas. Plantear propósitos específicos permitirá cubrir aquellos más generales, por lo tanto, es conveniente formular las metas proyectando su finiquito y evitando así la inquietud de ¿podrá ser desarrollado?
Identificar beneficios y beneficiarios
La identificación de los beneficios a obtener para la organización y todos los involucrados en el proyecto resulta un paso determinante en el proceso de definición de objetivos, ya que promueve la productividad y la motivación a alcanzar las metas. En este sentido, reconocer los beneficiarios también se hace relevante. Ambas partes deben ser descritas y dadas a conocer.
Fijar límites de tiempo
Es de vital importancia establecer un límite de cumplimiento, el suficiente como para que se pueda llevar a cabo el proyecto. Esto permite priorizar las acciones diarias de los trabajadores; de acuerdo al tipo de meta, cada persona trabajará cierta cantidad de horas específicas, conforme a una planificación aprobada previamente o acorde a la estrategia que permita lograr de forma eficiente y responsable las asignaciones de cada empleado.
Identificar obstáculos
Reconocer las posibles dificultades que se pueden presentar en el proceso y de esta manera fijar estrategias para el cumplimiento de objetivos.
Identificar habilidades, equipo de trabajo y recursos
Una vez fijados los objetivos e identificados los obstáculos, será posible acordar las habilidades y conocimientos necesarios de quienes desarrollarán el proyecto. Esto tendrá por fin asignar la meta al personal que pueda recopilar la información, desarrollar y lograr el objetivo planteado de manera eficaz. Una descripción del cargo y ficha técnica de cada trabajador es una excelente herramienta para este tipo de asignación. En este punto se acuerdan los requerimientos de terceros, apoyos de otras empresas y recursos necesarios para lograr los propósitos.
Definir el plan de acción
El objetivo será cubierto siempre y cuando se ejecute un plan de acción. Estructurado con las premisas descritas en los puntos anteriores, se construye un cronograma especificando cada trabajo a desarrollar y considerando desde los objetivos específicos y generales, los tiempos de ejecución de cada uno y la designación de personal para cada planteamiento hasta las posibles desviaciones/contingencias con sus soluciones.
El cumplimiento de metas está asociado a la motivación y eficiencia en la empresa, por tanto, hacer que los empleados de una organización sean parte del proceso para establecer y cumplir objetivos los hace ver que desde sus puestos de trabajo depende el éxito de toda una empresa. La motivación en el ambiente laboral es un proceso que impulsa, orienta y motiva el comportamiento de los colaboradores hacia la ejecución de objetivos o metas.
Actualidad Laboral / Con información de MBA Americaeconomía