En la actualidad se puede percibir una tendencia un poco curiosa, donde la experiencia y el conocimiento están perdiendo su relevancia en los lugares de trabajo. Se puede apreciar cómo en los últimos 30 años las personas con más habilidades sociales crecen más que las personas más técnicas, según lo indica un estudio realizado por David Deming, economista de Harvard.

Entonces, este estudio nos indica que aquellas personas que no tienen esa “chispa social” no logran destacarse mucho dentro de su equipo de trabajo. Todos conocemos personajes de este tipo: la persona que no deja de distraer a todos cuando se tiene una fecha límite, la que roba el crédito de las ideas de los demás o la que deja que sus compañeros arreglen lo que echó a perder.

Pero también está la otra cara de la moneda, la cual la ocupan esas personas inteligentes pero que están empeñadas en autosabotearse. Tristemente carecen del autoconocimiento para compensar las habilidades sociales que no tienen desarrolladas y que están afectando sus carreras.

Hay ciertos tipos de personas cuya falta de inteligencia emocional daña más sus carreras que otras. Usa tu conocimiento para generar conocimiento propio, hacer ajustes y crecer como persona.

Perfiles con poca inteligencia emocional

El cobarde

El miedo puede llegar a ser un sentimiento peligroso. Las personas que son propias de esta cualidad, tienden a optar por comportamientos dañinos e inusuales. El miedo los lleva a echarles la culpa a los demás.

El dementor

Seguro viene a tu mente la saga de Harry Potter al leer este título. Estas son personas que imponen su negatividad y pesimismo a todas las personas que lo rodean. Suelen tener opiniones deprimentes, y si no eres una persona firme puede infundirte temor.

El arrogante

Esta es una cualidad que se refiere al excesivo orgullo de una persona en relación a sí mismo, y que la lleva a exigir más privilegios de los que no tiene derecho. Es una confianza falsa. Generalmente estas personas, por el contrario, tienen desempeños más pobres que el promedio de los trabajadores.

El pensador grupal

Estos suelen tratar de tener control sobre los que los rodean, pero desafortunadamente suelen tomar decisiones de menor resistencia, es decir, se van por el camino más fácil. Ten cuidado con este tipo de personas: seguir ciegamente al status quo pocas veces lleva a la grandeza.

El veleta

Sabemos que la suerte puede llegar a ser importante sobre el camino al éxito de una persona. Pero el protocolo normal es trabajar arduamente para llegar a la cima; y el problema de estas personas es que no se dan cuenta de que su actitud es lo que los frenan, no las circunstancias.

El temperamental

Algunas personas no tienen control sobre sus emociones. Se desquitarán contigo y proyectarán sus sentimientos en otras personas, siempre pensando que los demás son responsables por lo que están experimentando. Las personas temperamentales tienen un desempeño pobre porque sus emociones afectan su buen juicio y su falta de control destruye sus relaciones. Cuídate de las personas temperamentales, cuando las cosas se ponen difíciles pueden llegar a usarte como su “retrete emocional”.

La víctima

Este tipo de personas suelen esconder muy bien esta cualidad, ya que al principio sientes empatía por los problemas que las aquejan. Pero con el tiempo te vas dando cuenta de que sus problemas no terminan, hasta parecen surgir de los árboles. Estas personas convierten cualquier tope en una montaña imposible de escalar. Perciben los tiempos difíciles como una excusa, y no como oportunidades para crecer.

El crédulo

Estas personas son de fácil manejo, son los que siguen la corriente sin ningún tipo de objeción ni opinión. Es sano, y derecho de todo trabajador, negociar tu salario, tratar de cambiar cuando las cosas no van bien, tener su propio camino. Tendrás más respeto si te defiendes a ti mismo cuando es necesario.

El que siempre se disculpa

Estas personas suelen tener cierta confusión con el significado de educación. Y es que viven disculpándose por todo lo que hacen y piensa. Temen al fracaso y suelen disminuir la importancia de sus ideas porque siempre se disculpan por todo. Es importante que tengas tu personalidad clara, que sepas que tienes el derecho de equivocarte.

Ofrecer tu opinión como una pregunta es igual de malo que pedir perdón por tener una visión diferente a la de los demás. Si de verdad que algo merece la pena de ser compartido, hazlo con confianza.

En conclusión…

Absolutamente, ninguna de las actitudes y características anteriores son buenas para tu desempeño. Pero la buena noticia es que tienes la capacidad de erradicarlas y mejorar como persona y como profesional.

Actualidad Laboral / Con información de Mundo Ejecutivo