Las proyecciones demográficas, como la que sostienen el último informe de la OCDE sobre pensiones y envejecimiento, suelen tener un ángulo muerto: les cuesta ver venir los movimientos migratorios. Se utilizan supuestos “simplistas”, como indica un artículo recién publicado por el Banco de España, y se asume que permanecen constantes en los niveles actuales. En el estudio del Banco de España, sin embargo, se usa una simulación más sofisticada para proyectar la migración internacional hasta 2050. Y su principal conclusión es que las grandes economías de la UE, España incluida, serán el principal polo de atracción, con el doble de población inmigrante que en 2010. Una entrada que aliviaría los problemas que se vislumbran para el mercado laboral y el sistema de pensiones.
El método que expone el artículo del Banco de España relaciona presión demográfica y migración, pero también tiene en cuenta la proximidad geográfica, la diferencia de calidad de vida, la escasez relativa de trabajadores en países destino, o factores culturales en común, como la lengua. En el análisis, se proyecta que “el número total de migrantes pasaría de 190 millones de personas en 2010 a 334 millones en 2050”. O lo que es lo mismo, que iría del 2,8% al 3,5% de la población mundial.
Ese incremento en 144 millones de inmigrantes vendría sobre todo de India (30 millones más) y África subsahariana (casi 60 millones más), “debido a los fuertes crecimientos de población” proyectados en ambas regiones. Y es la cercanía geográfica entre el continente africano y Europa continental la que lleva al análisis publicado por el Banco de España a anticipar que las cuatro mayores economías europeas continentales (Alemania, España, Francia e Italia) “acapararían el mayor flujo de inmigrantes entre los países desarrollados”.
Más trabajadores
En esos cuatro países, la población inmigrante se duplicaría al pasar de los 27,7 millones a 56,5 millones de inmigrantes en 2050. El análisis del organismo supervisor no detalla cuál sería la evolución específica para España —fuentes del banco central indicaron que no se habían publicado datos desagregados—. Y advierte, en todo caso, que el cálculo para España podría estar “sobreestimada” por partir de una década (2000-2010), “que atrajo a un número de inmigrantes sin paralelo en décadas anteriores” o en los últimos años.
En la década anterior, la población inmigrante —nacida fuera de España— se triplicó (de poco más de dos millones de personas a cerca de 6,5 millones). Tras varios años a la baja, en 2016 se situó en 5,9 millones. Si se considera que tendrá una evolución similar a la que el artículo del Banco de España espera para el conjunto de las cuatro grandes economías europeas, alcanzaría los 12 millones de personas en 2050. O lo que es lo mismo, una inyección de potenciales trabajadores (el 81% de los inmigrantes actuales tiene entre 20 y 65 años frente al 60% de las personas nacidas en España) para un país envejecido.
Actualidad Laboral / Con información del El País