Para nadie es novedad que hoy se vive un cambio generacional que está impactando en las empresas, obligándolas a cambiar sus políticas, comportamientos e incluso, la visión que por años tuvieron sobre sus mismos colaboradores. Hoy, pensar que la principal motivación y la mayor compensación de los trabajadores sigue siendo el dinero es un gran error, sobre todo si pensamos en la generación millennials, que busca otros beneficios por sobre el dinero.
Este escenario hace que las empresas centren su trabajo en gestionar el talento y en la búsqueda de diferentes acciones que les permitan retener a esos jóvenes, porque para los nuevos empleados ganar un buen sueldo ya no es suficiente.
Y es así como vemos que a nivel mundial ya surgió desde hace un tiempo un nuevo elemento que ayuda a las empresas a lograr la anhelada satisfacción y motivación de sus colaboradores: el salario emocional. Éste corresponde a todas aquellas retribuciones no económicas que el trabajador puede obtener de la empresa y cuyo objetivo es incentivar, de forma positiva, la imagen que él tiene sobre su ambiente laboral, incrementando así su productividad, compromiso y sentido de pertenencia.
Tal ha sido la importancia y el peso del salario emocional, que aquellas organizaciones que lo han incorporado dentro de sus políticas son las empresas preferidas por las nuevas generaciones, y se han convertido en las “best places to work” alrededor del mundo.
Según cifras publicadas por la revista Harvard Business Review, los empleados felices son 300% más innovadores. También resultan un 33% más productivos, de acuerdo a las autoras de management, Margaret Greenberg y Dana Arawaka. Y por si esto fuera poco, sabemos que la falta de satisfacción laboral tiene un impacto directo en el ausentismo, que puede llegar hasta un 51% (Gallup).
En este sentido, las acciones de ayuda a la comunidad son uno de los componentes clave del salario emocional, que al ser desarrolladas a través voluntariados corporativos en horarios de oficina pueden generar efectos muy positivos en la construcción de equipos, clima laboral y compromiso de las personas hacia las compañías donde trabajan.
La invitación, por tanto, es que al momento de pensar en cómo retener a nuestros talentos, consideremos variables que pueden ser aún más apreciadas por las nuevas generaciones que sólo la remuneración en dinero. Ser partícipe de acciones de RSE y tener la oportunidad de ayudar a la comunidad son cada vez factores más valorados por quienes buscan altos niveles de felicidad en sus trabajos.
De esta forma, en la batalla por atraer y retener a aquellos colaboradores valiosos y motivarlos para ser creativos, los beneficios intangibles resultan claves para generar satisfacción y compromiso, valores que tanto escasean y que tanto necesitan las compañías de hoy.
Actualidad Laboral / Con información de América Economía