Estamos en la era de la robótica y la inteligencia artificial, y estos avances están marcando la evolución de las empresas. En este entorno se insiste en la necesidad de incorporar a perfiles STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés). Es más, existe una alarma sobre la escasez de estos profesionales, que ocasiona que muchos puestos no se cubran. Los especialistas técnicos parecen tener un futuro laboral asegurado, pero ¿qué pasa con los perfiles de humanidades? ¿Se les presenta una situación más complicada para acceder a un puesto? Aunque la demanda de humanistas sigue siendo minoritaria, estos especialistas no han caído en el olvido. Las compañías tecnológicas empiezan a darse cuenta de la importancia de contar con expertos capaces de aportar un punto de vista crítico sobre la implantación de los distintos avances.
Aún es una tendencia incipiente, pero se espera que aparezcan nuevas oportunidades para estos perfiles que tradicionalmente no han disfrutado de grandes salidas laborales. Uno de los casos más sonados de esta situación fue el anuncio de Google en 2012. Comunicó que en los siguientes años contrataría a 4.000 doctores en filosofía. La firma vio que no podía permitirse centrar todos sus esfuerzos en el desarrollo de la tecnología, también necesitaba estudiar aspectos como la empatía y las particularidades de las distintas culturas en las que se emplea el buscador.
Cinco años después, Elisabet Motellón, profesora de Economía y Empresa de la UOC, explica que no hay que dejarse llevar por este tipo de noticias. "La docencia sigue siendo la salida laboral más habitual. Por otra parte, la mayoría de estos perfiles trabaja en puestos que no precisan de una titulación universitaria, algo que ocurre sobre todo en los grados de Filosofía, Geografía e Historia. A pesar de todo, es cierto que algunas organizaciones se empiezan a interesar por estos profesionales debido a que destacan por contar con competencias muy buscadas como el dominio de idiomas, la capacidad de decisión y las habilidades comunicativas. Si alguien quiere desarrollar una carrera en humanidades, lo ideal es que se forme también en algún campo tecnológico. Si sólo se focaliza en la parte humanista, tendrá grandes dificultades para encontrar empleo".
Laura Martín, career advisor de la Universidad San Pablo CEU, aclara que "la demanda de estos perfiles se debe a dos razones principalmente: cuentan con un espíritu ético que permite crear estrategias a largo plazo, que no vulneren los derechos de los consumidores; y además disponen de unas aptitudes diferenciales, por ejemplo, son especialmente creativos, algo clave en todas las organizaciones". En la misma línea opina Silvia Leal, experta en transformación digital, que resume que "para que la tecnología avance hace falta innovar, y eso es algo muy humano. Por ejemplo, la inteligencia artificial surge porque es capaz de imitar ciertos comportamientos y para ello es necesario que matemáticos y filósofos trabajen juntos. Así, en temas de lógica analítica se precisará de expertos en filosofía, y en asuntos de robótica se buscará a psicólogos y sociólogos para que las máquinas puedan interacturar con el hombre".
Perfiles
El nuevo perfil de humanista debe trabajar con datos y conocer las nuevas herramientas digitales. Una de las formaciones pioneras en este punto es la que ofrece la Universidad de Western Otario, que imparte el programa The CulturePlex Lab, que pretende instruir a profesionales multidisciplinares. El objetivo es que tengan una cultura analítica y sepan moverse en mundo digital basado en la innovación. Por su parte, las universidades españolas están optando por fortalecer las competencias típicas de las humanidades en todos sus alumnos. Así, en algunos centros es obligatorio que los estudiantes, independientemente de la carrera que cursen, superen un número de créditos en asignaturas de Humanidades.
En concreto, Sara Álvarez, manager de la división de IT&Telco de Spring Professional, comenta que los perfiles de ciencias sociales son más demandados para las capas intermedias de las empresas, ya que suelen ser profesionales polivalentes. Mientras, los ámbitos de márketing y publicidad solicitan titulados procedentes de las humanidades más puras, pues cuentan con aptitudes como la creatividad y la capacidad para captar matices, y así ofrecer productos y servicios que se diferencien de la competencia. Consuelo Castilla, socia y presidenta de AdQualis, añade que "las empresas no buscan filósofos o historiadores para ejercer como tales. Lo que está ocurriendo es que se crean nuevas posiciones en las que es fundamental comprender el comportamiento humano y sus reacciones desde otro punto de vista. Entender al consumidor de manera global es algo fundamental en esta nueva era en la que el cliente está en el centro de todos los negocios".
Ese es el caso de la empresa Macco Robotics, que nació en 2013. Esta firma de origen sevillano desarrolla robots para los ámbitos de la sanidad, hostelería, retail, banca y el mundo artístico. "Empezamos a comercializar los productos a principios de este año. En su mayoría somos ingenieros y matemáticos. Éramos conscientes de que íbamos a necesitar humanistas, pero no nos imaginábamos que fuera tan importante contar con estos perfiles desde el principio", apunta Víctor Martín, fundador de la compañía. Recientemente, han firmado un acuerdo con la facultad de Psicología de la Universidad de Sevilla. Esta colaboración les ha permitido resolver una de las primeras problemáticas que se plantean al desarrollar este tipo de productos: evitar el rechazo que causan las máquinas entre las personas cuando interactúan con ellas. Esto era algo crucial, por ejemplo, en el caso del humanoide que desarrollaron para el mundo de la medicina infantil. Tras ponerle unas tiritas, descubrieron que el robot transmitía más empatía y, como consecuencia, tenía más aceptación entre los pacientes.
Según una investigación del Alberta Childrens Hospital de Canadá, el humanoide de esta empresa consigue reducir hasta un 50% la sensación de dolor agudo. "Ahora estamos buscando un antropólogo o psicólogo que trabaje junto con el project manager. No sólo queremos vender productos, también pretendemos analizar los comportamientos del ser humano cuando está en frente de un robot".
Como sucede en Macco Robotics, los humanistas de este tipo de empresas no trabajan en departamentos aislados. Se trata de que se complementen con el resto de perfiles y que así su trabajo esté muy enfocado hacia las necesidades del negocio. "La posibilidad de complementar visiones y de plantear diferentes enfoques a una misma situación forma parte del atractivo de los perfiles de humanidades", asegura Valentín Bote, director de Randstad Research. Así lo comprobaron en Testamenta, empresa que ofrece una solución online para tramitar el testamento. "En un negocio como el nuestro el trato humano es básico. Por ello, incorporamos a una filóloga que se encarga de la parte del Testamento Solidario, una división especializada para llegar a acuerdos con ONG. El objetivo es que cada vez más personas incluyan a estas organizaciones en su documento", asegura Carles Argemí, CEO de la empresa.
Lo cierto es que las empresas del mundo anglosajón están más acostumbradas a integrar perfiles de Humanidades en sus plantillas. En este sentido, Castilla concluye que las tendencias de Estados Unidos siempre llegan a Europa, así que "no es de extrañar que una vez se hayan cubierto todas las vacantes de esta demanda masiva de posiciones técnicas, se empiece a extender la búsqueda de humanistas que complementen este mundo tan tecnológico y digital".
Psicólogos y antrópologos para crear robots
La empresa Macco Robotics desarrolla humanoides capaces de interactuar con las personas y trabajan para los ámbitos de la sanidad, banca, 'retail', hostelería y artes escénicas. "Para cada sector es diferente y necesitamos perfiles que doten a los robots de habilidades comunicativas en cada uno de ellos. Actualmente, estamos buscando un psicólogo o antropólogo que nos ayude a entender el comportamiento humano", explica Víctor Martín, fundador de la empresa. Por ejemplo, para el sector médico han creado el robot 'Tete', que interactúa con el paciente para reducir la sensación de dolor. Ya se utiliza en hospitales de Canadá y Estados Unidos. En España, el hospital infantil Virgen del Rocío de Sevilla ha sido el primero en emplearlo. "En este caso, es esencial que transmita empatía. En los hoteles y grandes compañías de restaurantes empleamos el robot 'Macco'. En el ámbito de la banca, hemos creado 'Zan' , que debe transmitir confianza para fidelizar al cliente. En septiembre ya se instalará en un banco. En 'retail' , la máquina debe ser efectiva, a la vez que simpática. Todo esto no se consigue sólo con perfiles técnicos", comenta Martín.
Filólogos que negocian con ONG
La empresa Testamenta ofrece una solucion online para que los usuarios tramiten su testamento de manera online y gratuita. Para ello, ha cerrado acuerdos con 20 aseguradoras, de manera que se pueda hacer este trámite de forma legal y segura. Hace dos años, crearon la iniciativa 'Testamento Solidario' para que las personas incluyeran a las ONG en su documento. "En ese momento nos dimos cuenta de que necesitábamos incorporar un perfil humanista que transmitiera a los usuarios la importancia de incluir a estas organizaciones en su documento. También debíamos cerrar colaboraciones con las principales entidades de este tipo", explica Carles Argemí, CEO de la empresa. Seleccionaron así a una filóloga que se encarga de divulgar y dar mayor visibilidad al concepto de 'Testamento solidario'. "Principalmente, buscábamos a un profesional con habilidades para el trato humano. Para nosotros es una competencia indispensable junto con la empatía y la transmisión de valores". Actualmente, han cerrado acuerdos 30 ONG como, por ejemplo, Unicef, Save The Children y WWF.
Actualidad Laboral / Con información de Expansión