La encuesta que llevó a cabo Zappier el pasado mes de mayo mostraba que los estadounidenses trabajaban de media 13,4 horas semanales en sus segundos empleos. Incluso, un 13% afirmaba dedicarle 30 horas semanales o más. Entonces, sabiendo esta realidad se plantea si es algo que se le deba comentar a cualquier superior.
La experta en trabajos secundarios Daniella Flores habla de las distintas reacciones que ha percibido, en los jefes a los que se les planteaba el caso de tener empleados con un segundo trabajo. "Algunos empleadores pueden restringirte a la hora de realizar actividades laborales ajenas si está en el contrato", comenta.
La especialista recomienda comenzar por asegurarse preguntando a recursos humanos, para conocer si existe alguna cláusula o condición con respecto a desarrollar otros trabajos. También existe la posibilidad de que, en el caso de que esté permitido según la política de la empresa, se de la obligación de notificarlo al empleador. En estos casos, no habrá ningún problema, a no ser que la actividad secundaria implique alguna forma de competencia directa con la organización en la que se trabaja a jornada completa.
Sin ninguna regla que lo considere
Si la compañía no posee ningún reglamento que trate sobre empleos secundarios, entonces corresponde al trabajador la decisión sobre comentarlo o no. "Creo que en la mayoría de compañías se aprecia la comunicación abierta. Realmente quieren que su equipo se sienta feliz y pleno", explica la fundadora de la firma BoldHaus, Angelique Rewers.
En caso de que la empresa no especifique nada sobre el tema, y si se tienen dudas, Rewers pide consultar a un abogado laboral para saber si se podría poner en riesgo el empleo principal.
En el caso de Flores, cuando la misma acababa de salir de la universidad y estaba trabajando como ingeniera web en una startup, ella también creaba sus piezas de arte y las vendía, al margen de la empresa. Flores cuenta que, aunque en un comienzo se mostraron complacientes con esta realidad, finalmente cambiaron de opinión y le dieron un ultimátum: "¿Vas a seguir pintando o prefieres programar?" Poco después la joven dejó la startup.
Diferenciar bien ambos trabajos
Por el contrario, cuando Flores estaba empleada en Mastercard y a su vez realizaba un trabajo secundario en su web "I like to Dabble" ("Me gusta aventurarme), a su jefe no pareció importarle demasiado. Si bien es cierto que tuvo que anunciar su página en la incorporación a la compañía, ello no le supuso demasiadas complicaciones: "Simplemente lo firmamos y la cosa se quedó ahí", asegura.
Así, Flores comenta que, sin importar lo que se haga, no se debe utilizar el tiempo ni el equipo del trabajo principal para el empleo secundario. En caso de utilizarlo, a parte de correr el riesgo de ser despedido, el empleado puede verse en la situación en la que su jefe del trabajo principal le exija parte del resultado o de los beneficios del segundo. "Oye, parte de esto nos pertenece, porque utilizaste nuestros recursos para conseguirlo", podría ser una excusa, según la misma.
Por tanto, la recomendación es clara: "Hazlo con tu propio ordenador, en tu tiempo libre, y fuera del lugar de trabajo", confirma Flores.
Actualidad Laboral / Con información de El Economista