Profesionales y técnicos venezolanos tratan de subsistir con la preparación de dulces, la fabricación de juguetes o las ventas de productos de limpieza, en la medida que la cuarentena que busca contener el brote del coronavirus ha debilitado más una economía que lleva seis años de recesión.


Frente a una inflación anual superior al 3.000% y el cierre de muchas empresas e instituciones estatales, varios profesionales han apartado sus títulos universitarios y se han reinventado como emprendedores que venden productos en bolívares y en divisas llegar a fin de mes en una economía en la que las transacciones con dólares son cada vez mayores.



La crisis sanitaria luce como una estocada contra la clase media. “Venezuela llegó a ser el hogar de la más grande sólida y próspera clase media de la región, de la cual hoy no queda casi nada”, señaló la firma local Anova Policy Research, al calcular que en la última década la crisis convirtió en pobres a 9 de cada 10 familias clase media.



Obligados a cambiar


La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, realizada por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello, reveló en julio que por los efectos del COVID-19 en la economía, un 43% de los hogares venezolanos reportaron pérdida de ingresos.


En la crisis “algunas personas sin dejar su trabajo habitual buscaron otras fuentes de ingresos, pese a que deben sortear obstáculos como la falta de gasolina, las limitaciones del transporte o conseguir billetes en efectivo”, dijo la socióloga y profesora, Lissette González. “Si bien muchos se han reinventado, otros no han podido y los hace más vulnerables”.




Actualidad Laboral / Con información de Reuters