Pronto habrá más trabajadores en Estados Unidos libres de dejar a sus empleadores para unirse a las compañías rivales, gracias a una nueva norma federal que impedirá la antigua práctica de bloquear a las opciones laborales con acuerdos de no competencia.
La Comisión Federal de Comercio de EEUU (FTC, por sus siglas en inglés) publicó una normativa definitiva que prohíbe la mayoría de los acuerdos de no competencia en todo el país. La agencia estimó que, al dar más libertad a las personas, el cambio daría lugar a la creación de 8.500 nuevos negocios al año, un incremento salarial promedio anual de 524 dólares para los trabajadores, menores gastos de atención médica y hasta 29.000 patentes más anualmente durante la próxima década.
No más acuerdos de no competencia en EEUU
La FTC sostiene que aproximadamente uno de cada cinco trabajadores estadounidenses está sujeto a cláusulas contractuales que les impiden aceptar nuevos empleos de un competidor, o crear sus propias empresas rivales, durante algún periodo de tiempo. Estos acuerdos retienen a los empleados y frenan la promoción profesional y los aumentos salariales, dos aspectos que suelen mejorar al cambiar de trabajo.
Estos contratos también afectan de forma desproporcionada a los empleados del sector tecnológico y de otras áreas: el 36% de los ingenieros y arquitectos laboran con acuerdos de no competencia, al igual que el 35% de los trabajadores de los campos de la informática y las matemáticas, según una investigación de las Universidades de Maryland y Michigan.
Con la nueva normativa de la FTC, “los trabajadores de la industria tecnológica probablemente experimentarán un aumento de las oportunidades externas que se les presentan”, comenta Evan Starr, profesor asociado de negocios de la Universidad de Maryland que trabajó en la investigación. “Tendrán más libertad para trabajar donde quieran; será más probable que les paguen sueldos más altos”.
Quienes se oponen a los acuerdos de no competencia aseguran que perjudican a los empleados al mantenerlos en puestos de trabajo con salarios más bajos y también frenan la innovación, impidiendo que las personas creen sus propias empresas o pongan en práctica ideas innovadoras. Los partidarios de la no competencia alegan que esta clase de contratos fomentan la inversión en personal y protegen los secretos comerciales. Pero una investigación reciente de Starr muestra que la prohibición de los acuerdos de no competencia no ha provocado un incremento de los litigios por secretos comerciales.
La nueva regulación de la FTC incluye una excepción para mantener los acuerdos de no competencia existentes para los altos directivos. Pero impide a las compañías crear nuevos acuerdos para estos empleados de alto nivel. La norma entrará en vigor dentro de unos cuatro meses, pero se espera que se enfrente a objeciones. Dos comisarios que votaron en contra la consideraron una extralimitación del poder de la FTC. La Cámara de Comercio de EE UU anunció rápidamente, tras la aprobación, que la demandaría para intentar frenarla.
Varios estados, entre ellos California, centro tecnológico, ya prohibieron la aplicación de los acuerdos de no competencia. Pero un reciente cambio de tendencia ha hecho que el tema resuene en docenas de estados. En la sesión legislativa de 2023, 38 estados presentaron 81 proyectos de ley que pretendían prohibir o restringir la aplicación de estos convenios. La arraigada ley de California se considera parte de la razón por la que Silicon Valley se convirtió en un centro de innovación, mientras que el corredor tecnológico de Massachusetts, antaño similar, no se desarrolló de la misma manera.
El ejecutivo tecnológico Daniel Powers ha luchado dos veces en su carrera contra los acuerdos de no competencia. En 2010, IBM intentó retrasar un año su traslado de Nueva York a Seattle para trabajar en Amazon Web Services, la división en la nube del minorista online. Las partes llegaron a un arreglo para que Powers se tomara seis meses libres. Afortunadamente para él, Amazon accedió a pagarle incluso mientras no pudiera trabajar.
Dos años después, cambiaron los papeles. Cuando Powers intentó aceptar un trabajo en Google Cloud, Amazon lo demandó, argumentando que se había comprometido a no trabajar para uno de sus rivales en los 18 meses siguientes a su salida. El incidente saltó a los titulares por ser el primer caso al respecto que Amazon presentaba contra alguien de AWS, empresa en rápido crecimiento, recuerda Powers.
Para el nuevo trabajo, Powers tenía que trasladarse a California, donde los acuerdos de no competencia no son legales, y su abogado le aconsejó que lo hiciera lo antes posible. Al vivir en otro estado, el asunto podía resolverse en un tribunal federal, donde su defensor legal creía que Amazon tenía menos ventaja que en un juzgado del estado de Washington. Un juez federal acabó dando la razón a Powers, quien solo perdió unos tres meses de trabajo en Google mientras se desarrollaba el caso.
Amazon, IBM y Google no respondieron inmediatamente a nuestras solicitudes de comentarios.
El derecho a trabajar donde quieras
Si Powers no hubiera recibido asistencia legal con precios reducidos a lo largo de los años, destaca, habría gastado fácilmente más de 100,000 dólares luchando contra los acuerdos de no competencia. “No es justo para los empleados”, comenta Powers, que actualmente dirige la consultoría en la nube What's Next Consulting. “Cuando gané, recibí cientos de emails y mensajes de los trabajadores de Amazon agradeciéndome por haberles derrotado”.
Las personas del estado de Washington que quieren dejar alguna de las gigantes tecnológicas con frecuencia deben mantener conversaciones difíciles con sus familias, asesores y posible nuevo empleador sobre los riesgos de litigio y de quedarse sin sueldo durante un largo periodo. Powers calcula que ha ayudado a más de 200 excolegas de Amazon e IBM en el proceso. Los trabajadores de California no tienen esa preocupación. “Es simplemente: ‘Okay, adiós’”, menciona Powers. “Las compañías no pueden hacer nada al respecto”.
Si la nueva normativa de la FTC acaba ante la Corte Suprema de EE UU, señala, su mensaje para los jueces será sencillo. “Quitarle a una persona la posibilidad de trabajar en un sector en el que se ha formado, en el que tiene aptitudes y en el que ha permanecido es un enorme perjuicio para el empleado”, opina Powers. “Tener estos acuerdos no es lo correcto”.
Actualidad Laboral / Con información de Wired