No hace mucho, una empresa estadounidense, si mal no recuerdo con sede en Chicago, anunció medidas disciplinarias para aquellos que pasaran más de 6 minutos al día en el cuarto de baño, e incentivos en cheques regalo para aquellos que aguantaran sus necesidades y no gastaran los 60 minutos establecidos por cada diez días.
La prensa se hizo eco y más uno se llevó las manos a la cabeza. Pero no es ni la primera ni la última vez que ha ocurrido.
Otra empresa, esta vez noruega (el caso saltó a los medios de comunicación económicos hace un par de años), instaló alarmas que se activaban cada vez que un trabajador sobrepasaba los ocho minutos fuera de su puesto de trabajo. Toda una fiesta de luz y sonido.
En los diez años que llevo escribiendo he leído casos similares a estos sucedidos en cualquier zona del mundo. No es una novedad. Ya no me escandaliza. Pero lo que sí me ha llamado la atención es cómo han evolucionado los motivos que alegan los responsables de recursos humanos de las empresas protagonistas de estas medidas para justificarlas. El departamento de personal de la primera empresa, la americana, alegó que sospechaban que muchas visitas al cuarto de baño eran una excusa para poder usar el teléfono celular. En el caso de la europea –según publicó The Daily Mail– así restringían el tiempo dedicado a tareas no estrictamente laborales como utilizar el celular.
¿Será guatsapear y tuitear el nuevo fumar o leer el periódico? Podríamos decir que la respuesta es "sí".
Sin embargo, no sé si es porque es más cool, moderno, o simplemente es que los tiempos han cambiado, nos hemos empeñado en justificar y buscar argumentos que defiendan que el uso del celular –que a día de hoy ya no tiene nada que ver con hacer una llamada, sino que está más relacionado con navegar por internet o sumergirse en redes sociales–, no está relacionado con la procrastrinación, pérdida de tiempo o remoloneo. Y no lo digo yo, lo dice gente mucho más lista que yo.
Según un estudio de McKinsey Global Institute, el acceso a redes sociales puede aumentar la productividad hasta en un 25%. El Massachussets Institute of Technology publicó que los empleados más inmersos en redes sociales son un 7% más productivos que los que tienen pocos seguidores en Twitter o pocos amigos en Facebook. Y así podría seguir horas citando datos, ya que a día de hoy hay más estudios sobre el uso de internet, redes sociales y móvil que internautas.
¿Será que los managers de las empresas que penalizan el uso del móvil no han leído estos estudios, o serán unos profetas de lo que nos espera? ¿Llegará el día en que se obligue a dejar el smartphone fuera del alcance durante el horario laboral? 'Se prohíbe usar el teléfono personal en la oficina'. Tiempo al tiempo.
Actualidad Laboral / Con información de Expansión / Pascual Drake