La economía de Brasil recuperará lentamente su salud este año, alentada por una mayor firmeza del gasto del consumidor y un impulso de las privatizaciones; descartando temores sobre la clase de inestabilidad social que afecta a otras naciones latinoamericanas, mostró un sondeo de Reuters entre economistas. Se prevé que la economía crezca 2,1% en 2020, de acuerdo con la mediana de 43 estimaciones recopiladas del 13 al 20 de enero, casi el doble de la estimación oficial para 2019. Sin embargo, la proyección del sondeo quedó por debajo de la previsión del gobierno, de 2,4%.
Muchos economistas se muestran cautos antes de proyectar una recuperación más sólida, después de tres años de expansión floja que marcó al repunte más débil en la historia reciente desde una recesión. El gobierno del presidente Jair Bolsonaro no ha logrado inspirar una mejora económica consistente durante su primer año, pese a promover vastas reformas y la privatización de empresas estatales.
Los analistas de Goldman Sachs trazaron un aumento de 2,7% en el gasto del consumidor este año, comparado con 1,8% en 2019. “Pero, una debilidad significativa en el mercado laboral y una confianza del consumidor limitada podrían frenar el impulso de la recuperación”, escribieron en un reporte la semana pasada.
Las esperanzas de una mejora más rápida el año pasado fueron opacadas cuando la confianza económica sufrió un revés, en el momento en que la iniciativa de Bolsonaro para reformar al sistema de pensiones del país, encontró una resistencia imprevista de parte de los legisladores. Ahora, los agentes del mercado apuestan a nuevas propuestas destinadas a reducir aún más el tamaño del estado y generar ingresos extra, como la planeada venta de la empresa estatal de servicios públicos Centrais Eletricas Brasileiras SA, conocida como Eletrobras.
Las expectativas son altas pese a algunas señales de que, podría haber más problemas en el Congreso. Los funcionarios tendrán una ventana de tiempo pequeña para adelantar cambios significativos antes de que la atención, comience a pasarse a la campaña de unas elecciones locales en octubre. En tanto, el banco central brasileño haría su parte, dejando las tasas de interés en mínimos récord por más de un año. “Un proceso gradual de normalización podría comenzar en el segundo trimestre de 2021”, dijo Rodrigo Abreu, un economista de Caixa.
Las políticas de libre mercado de Bolsonaro han enfrentado una intensa oposición y protestas. Pero no se ha visto un descontento tan severo, como el que sacudió a los vecinos países andinos en 2019, ya que muchos votantes todavía creen en las promesas de progreso del gobierno brasileño.
En tanto, la economía mexicana, que ha estado operando cerca del estancamiento, continuaría de igual manera en 2020, expandiéndose solo 1,1%, de acuerdo con la estimación mediana del sondeo. Impulsando un enfoque prudente, Banxico, el banco central, está esforzándose por destacarse como el pilar de la confianza económica del país, compensando los recelos mutuos entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y el sector privado. Pero esto ha tenido un costo. “Las tasas de interés en México siguen relativamente altas, lo que restringe el panorama de crecimiento”, dijo Jennifer Licis, analista económica de Wells Fargo, quien previó una “recuperación modesta” respaldada por un módico alivio monetario.
Actualidad Laboral / Con información de Reuters