Llevar un negocio puede ser agotador. Por esta razón, es de vital importancia vigilar tus niveles de energía y abordar un posible caso crónico de baja energía lo antes posible. La fatiga puede significar cualquier cosa, desde una falta crónica de sueño hasta una enfermedad seria. Esta puede estar provocada por factores de estilo de vida, así como por una larga lista de enfermedades físicas y mentales.
Si tus síntomas de fatiga van acompañados de otros síntomas graves, lo primero que debes hacer es acudir a tu médico lo antes posible.
Si no es el caso, sigue los pasos que te damos a continuación para averiguar qué es lo que está produciendo tu agotamiento.
Comprueba tu entorno de sueño
La causa más común (y evidente) de la fatiga es también posiblemente la más fácil de remediar: la falta de sueño. Empieza examinando las típicas cosas que suelen evitar que descanses bien, como la temperatura de la habitación. Las investigaciones demuestran que una temperatura ambiente más fría ayuda al cuerpo a mantener el sueño. La temperatura ideal para obtener los mejores resultados oscila entre los 15 y 20 grados, sin embargo, existe la posibilidad de que tu temperatura óptima sea diferente. Prueba durante varias noches con el fin de averiguar cuál es la que mejor se adapta a ti.
Otro trastorno común del sueño es el brillo de las pantallas digitales. Estos dispositivos emiten un tipo especial de luz azul que perturba la producción de melatonina de tu cuerpo e incluso puede afectar a tus ritmos circadianos, dificultando que concilies el sueño y te mantengas dormido.
Otros cambios ambientales que puedes hacer para dormir mejor incluyen la instalación de persianas o cortinas para reducir las luces exteriores y mejorar tu ropa de cama y colchón, si es necesario.
Analiza tu dieta, tus hábitos de sueño y tus hábitos de ejercicio
Los tres principales factores del estilo de vida que afectan a los niveles de energía y fatiga son la nutrición, el sueño y el ejercicio.
Empieza usando un pequeño cuaderno para llevar un registro de estos factores a diario. Anota cuánto duermes y califica la calidad de tu sueño en una escala del uno al diez. Anota lo que comes y cuándo, así como tus entrenamientos u otras formas de ejercicio físico. Además, califica la gravedad de tu fatiga periódicamente a lo largo del día.
Llevar un registro de tu estilo de vida durante el transcurso de varias semanas puede desvelar unos patrones que de otra forma te sería imposible identificar. Por ejemplo, es posible que te des cuenta de que tus niveles de fatiga aumentan durante los días posteriores a un determinado tipo de ejercicio o cuando te das el gusto de comer demasiados dulces. Esta información te ayuda a realizar ajustes para reducir la fatiga, pero también resultará extremadamente útil para tu médico en el caso de que tu fatiga esté provocada por un problema de salud.
Intenta tomarte un tiempo libre si te sientes agotado
Si los factores ambientales y de estilo de vida no han logrado solucionar tus problemas de fatiga y empiezas a sospechar que esta puede ser situacional, organiza un poco de tiempo libre para disfrutar de un completo descanso mental y físico de la oficina. Eso no significa necesariamente dos semanas en un spa o resort. Incluso unos pocos días libres en casa pueden darte la sensación de estar en un ambiente totalmente diferente y relajante.
La clave es hacer una pausa completa para que así puedas detectar algún cambio destacable en tus síntomas. Si la pausa produce una mejora, entonces puedes hacer un balance de si los cambios pueden ayudarte a sobrellevar mejor tu trabajo y el lugar de trabajo, o si necesitas alejarte de él.
Controla tus alergias
Las alergias y las infecciones de los senos nasales también pueden interferir con el sueño. Cuando los síntomas de la alergia inflaman los tejidos nasales y los senos paranasales, esto dificulta la respiración. La respuesta inmunológica natural del cuerpo al alérgeno también hace que sea más probable que te despiertes.
Si sospechas que tu fatiga puede estar provocada por la alergia, puedes optar por empezar con algún medicamento sin receta. Si estos medicamentos no consiguen controlar suficientemente tus alergias, habla con tu médico sobre las posibles soluciones.
Además, es recomendable que limpies bien tu dormitorio, utilizando una aspiradora para así eliminar la mayor cantidad posible de polvo y epitelio de mascotas. Mantén limpia la ropa de la cama y las almohadas y las ventanas cerradas. A todo esto le puedes añadir un baño o una ducha antes de irte a la cama con el fin de asegurarte de que eliminas cualquier alérgeno de tu cuerpo.
Pide cita con tu médico
Si nada de lo anterior te funciona, habla con tu médico sobre la posibilidad de hacerte un análisis de sangre para descartar causas bioquímicas comunes. Si los resultados del análisis son normales, habla con tu médico sobre causas menos comunes, como la fatiga crónica, la fibromialgia y otras enfermedades crónicas.
Algunas enfermedades físicas graves también pueden causar fatiga, incluyendo enfermedades cardíacas, apnea del sueño, diabetes tipo 2 y anemia. La depresión también puede causar una serie de síntomas físicos, como espasmos musculares, dolor corporal, dolores de cabeza y fatiga. Tu médico puede ayudarte a explorar y descubrir si alguna de estas enfermedades puede ser la causa de tu fatiga.
Tómate en serio el hecho de estar agotado
La fatiga no es algo que deba tomarse a la ligera, especialmente cuando esta dura más de unas semanas. El cansancio puede provocar estragos en tus habilidades cognitivas y de toma de decisiones. Eso ya es bastante malo cuando eres la única persona afectada, pero si por casualidad también eres el jefe en un negocio, toda tu empresa y personal pueden verse afectados por tu fatiga.
Actualidad Laboral / Con información de Ihodl