No se trata solo de dormir a pierna suelta. La recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es cumplir de 6 a 8 horas de descanso. Este es el tiempo medio que necesita un adulto.
Es cierto que no todos necesitamos dormir las mismas horas para reponernos, pero no hay que decir demasiado rápido “yo soy de los que duermen poco”. Puede que estés sometiendo a un estrés a tu cuerpo del que ni siquiera eres consciente. Según un estudio de la Universidad de Cambridge que se centró en los hábitos de más de 21.000 empleados británicos, el factor que más afecta a la productividad es la falta de sueño, por delante del dolor de espalda o la salud mental.
Las consecuencias de la falta de un sueño reparador afectan directamente al propio trabajo:
- Sientes desgano a la hora de realizar cualquier tarea
- Te muestras irritable ante los imprevistos
- Te invade una ansiedad continua
- Tus reflejos se reducen, lo que aumenta el riesgo de que tengas un accidente.
Sin embargo, los beneficios descansar profundamente el tiempo que necesitas son evidentes:
- Tu capacidad de memoria experimenta una mejora y se consolida
- Aumenta tu velocidad de reacción a la hora de dar una respuesta, ya sea física o intelectual
- Estás más atento a incorporar nuevas nociones a la mente, más predispuesto a aprender
- Afrontas el día con mayor energía y mejor humor.
En el afán de combinar un incremento de las horas de trabajo (a costa de las de sueño) con los provechos de un descanso reparador, se han ideado soluciones tecnológicas, como aplicaciones y gadgets que te facilitan el caer rendido y sacar provecho de ese sueño. Monitorean las ondas cerebrales y los estados REM para incidir sobre tu forma de descanso. No sabemos su eficacia, pero sí que representan un negocio rentable, pues se está empezando a tomar conciencia de este factor que afecta tan negativamente a la productividad.
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