El magnate de Google Larry Page encabeza la lista de los jefes favoritos de América. Le siguen Mark Parker, de Nike, y Charles C- Butt, de HEB. ¿Tienes idea de qué pueden tener en común los tres? Se trata de rasgos comunes a cualquier buen jefe.
Ponen pasión a lo que hacen
Saben que si no lo hacen ellos, difícilmente lo harán sus empleados. Ponen el corazón necesario a su trabajo y, lo que es más importante si cabe, lo transmiten y contagian al resto del equipo con su ilusión y sus ganas.
Se enfrentan a los problemas con decisión
Si algo va a suponer un mal trago para su plantilla, tratan de evitarlo. Si se trata de un obstáculo difícil de sortear, tratarán de superarlo de la mejor forma posible sin que los empleados lo tengan que notar. Toman decisiones a tiempo y con determinación.
Conocen a sus trabajadores
Saben bien de qué pie cojea cada uno de sus empleados. Se preocupan por conocerlos, por encajarlos en la parte de la maquinaria que más convenga según sus habilidades y conocimientos. Por esto son capaces de construir grandes equipos.
Comparten su sabiduría
No se creen por encima del bien y del mal. Al igual que no les importa que alguien sepa más que ellos, ya que lo consideran como un beneficio para su negocio, tampoco tienen problema a la hora de compartir sus conocimientos con los demás. Todo suma.
Mantienen la calma ante la tempestad
Si se presentan problemas, saben cómo mantener la compostura para que no cunda el pánico. Son conscientes del cargo que tienen y de que si ellos fallan, el equipo puede caer en la inseguridad y el desasosiego rápidamente. Solucionan antes de alarmar.
Son agradables
Al contrario de lo que muchos puedan pensar, ser jefe y ser una persona agradable no está reñido. Los grandes jefes saben cómo tratar a las personas, por eso sus empleados les valoran positivamente. Las buenas formas siempre son un plus.
Actualidad Laboral / Con información de Forbes