Los ambientes de todas las oficinas son distintos, así estén en el mismo negocio. Y gran parte de la diferencia la marcan los jefes. Por eso, para que las cosas funcionen de forma eficiente y armónica, se recomienda entender el estilo del jefe.
Esta idea motivó a la especialista en recursos humanos, Heather R. Huhman, a realizar una clasificación de los distintos tipos de jefe y tras su análisis descubrió 15. En una columna en el portal Business Insider, Huhman recomienda cómo ajustarse a esos jefes, para que en vez de ser un problema, se conviertan en un impulso para la carrera de sus subalternos.
Así que si usted quiere sacarle partido a la personalidad de su superior, aprenda de sus errores y tenga en cuenta que, a futuro, usted puede ser el jefe.
El adicto al trabajo. Este jefe no sabe equilibrar trabajo y vida personal. Trabaja en festivos, fines de semana, hasta tarde en la noche y no se enferma. Pero así él nunca salga de la oficina, usted no debe hacer lo mismo. El secreto está en ser muy eficiente en las horas laborales.
El tradicional. Ha estado en la compañía durante años, lo que hace que no le gusten los cambios. Si su jefe es así, sea receptivo con los viejos métodos, pues a veces funcionan y, de vez en cuando, intente usar nuevas formas de trabajo. Si este jefe nunca acepta los cambios, puede que su superior se dé cuenta. Sea paciente.
El hambriento de poder. Este jefe aprecia más su posición, que el propio trabajo. Cree tener autoridad suprema solo por el título que ostenta y le gusta mandar con el argumento de “porque yo lo digo”. Si este es su jefe, la clave es hacer caso, pero también hacer lo que usted considere correcto. No cumpla órdenes extravagantes solo porque el jefe lo dice.
El gritón. Es de los que piensa que gritando consigue que lo obedezcan. Si su jefe es un gritón, solo asegúrese de cumplir sus órdenes. Un gritón busca que sus subalternos hagan caso, no lo hace como un tema personal. Así que, dentro de lo posible, olvide los decibeles y haga su trabajo.
El asustador. Es peor que el gritón, pues además intimida. Estos jefes no duran mucho en una empresa, pues con el tiempo las quejas de sus subalternos alertan a recursos humanos, aunque esto no es garantía de un cambio. Si usted es valiente, enfréntese al jefe asustador de manera constructiva. Si está muy intimidado, mejor busque trabajo.
El quisquilloso. Para este jefe, todo lo que usted hace es susceptible de mejora. Cambia hasta los pequeños detalles, simplemente porque tiene poder. En este caso, elija sus batallas. La mayoría de las veces va a perder, pero si desarrolla buenos argumentos, mientras se asegura de que su jefe mantenga el control, algunas veces podrá ganar.
El microgerente. Es un perfeccionista que se involucra en todo lo que hacen sus subalternos, lo que lo vuelve peor que el quisquilloso, pues no solo controla los detalles sino todo el trabajo. Con los microgerentes la clave es no sentir que es un tema personal, sino que esa es su forma de ser. Eso sí, no se deje desmotivar por este tipo de jefe.
El amigo. Este quiere ser visto como una persona amigable que trata a todos por igual. Si su jefe es del estilo amigo, es a usted a quien corresponde equilibrar su tiempo de trabajo con el tiempo de camaradería. Es bueno ser amigo del jefe, pero por eso su trabajo no puede aflojar. La idea es ser amable y profesional.
El pelele. Con este jefe usted puede llegar tarde, salir temprano o inventar cualquier disculpa. Esto, porque es un jefe que no quiere causar problemas y les da vía libre a sus empleados. No se aproveche de este jefe, por el contrario, trabaje duro para que pueda avanzar porque así como este jefe no pone problemas, tampoco lo ayuda a subir.
El idiota. De vez en cuando, un idiota llega a ser jefe y trabajar bajo alguien así es complicado. Lo importante es mantener la ética profesional, pues con el tiempo, al igual que ocurre con el jefe asustador, en recursos humanos se darán cuenta de que algo anda mal. Si usted ha trabajado duro, podría llegar a reemplazarlo.
El inexperto. Puede que sea menos educado, menos familiarizado con la empresa o con la industria que usted, pero esto no indica que vaya ser un mal jefe. Cuando llega alguien así, en vez de ponerle zancadilla, ayúdelo a ubicarse en el negocio y en la empresa. Eso se lo agradecerá en el futuro y generará una relación de confianza.
El excéntrico. Tiene ideas particulares sobre la forma de trabajar, lo que genera confusión o frustración entre sus empleados. Lo positivo es que es el tipo de jefe más abierto a las sugerencias, pero es difícil determinar cómo tener éxito con un excéntrico. Estudie sus hábitos y elija una estrategia específica para este jefe.
El ausente. Constantemente se pierde toda la acción, pues trabaja desde la casa, se va a reuniones y nunca vuelve o se encierra en su oficina. Con este jefe hay que ser autosuficiente, tratar de mantenerse motivado y pedir retroalimentación cuando sea posible. Es el jefe ideal para los trabajadores independientes.
El introvertido. Prefiere trabajar solo y, pese a ser poco social, llega a ser jefe por sus habilidades técnicas. Se le dificulta liderar equipos, así que de nuevo, es importante ser autosuficiente. Hágale preguntas concretas, así él podrá responderle de forma detallada y hablar cómodamente, pues está en su zona de confort.
El ideal. Es la persona justa, que escucha y motiva. Es el jefe que pide información y participación de todos sus empleados. Conduce un ambiente de trabajo positivo y quiere que usted y sus compañeros tengan éxito. Si su jefe es de este tipo, no tendrá problemas para trabajar con él, en realidad, lo que tiene es suerte.
Actualidad Laboral / Con información de Management Journal