¿Te gusta cambiar seguido de puesto y de actividad? ¿O prefieres mantenerte siempre en el mismo tipo de trabajo? Estas son sólo dos de las cuatro conductas comunes, que identificó el
McKinsey Global Institute sobre la forma en la que las personas enfrentan su desarrollo profesional; a lo largo de su vida laboral, no sólo por un tema aspiraciones
A través de la investigación "
Capital humano en el trabajo: El valor de la experiencia", el Instituto demostró que
en algunas ocasiones, la experiencia puede superar a la educación formal en temas salariales. En trabajadores de baja calificación, por ejemplo, las competencias adquiridas a lo largo de su trayectoria laboral, pueden explicar entre el 60 y 80% del salario percibido.
“A partir de nuestro conjunto de datos, observamos un universo más pequeño de personas, con más de diez años de historial laboral. Dentro de él, emergen cuatro arquetipos diferentes. Estas definiciones no pretenden transmitir las circunstancias o motivaciones de las personas; describen patrones de movimiento y resultados, con ejemplos ilustrativos”, señala la firma en el estudio.
Cada una de estas clasificaciones tiene que ver, con la frecuencia de los movimientos que las personas realizan en el mercado laboral; y lo drástico de éstos. Pero también en cómo los cambios inciden en el nivel salarial, que llegan a tener a lo largo de su carrera profesional.
Los cuatro perfiles frente al desarrollo de carrera identificados por los investigadores son:
1- Los buscadores de experiencias
Estas personas inician su carrera laboral, generalmente, con salarios más bajos que el promedio. Pero ascienden en su trayectoria, gracias a un cambio de roles, con más frecuencia que sus pares; lo que les permite ampliar sus capacidades constantemente. El efecto acumulativo les da un crecimiento salarial más fuerte, que las otras clasificaciones.
Un ejemplo de una persona con estas características, es una trabajadora que inicia como asistente administrativa en una organización sin fines de lucro. Después consigue empleo en el departamento de desarrollo de otra fundación, para ser el contacto con los donadores. A partir de ahí, se une a una asociación civil como redactora en el departamento de investigaciones, antes de asumir una función más amplia en el área de comunicaciones. Con el tiempo, llega a ser directora de relaciones públicas de una importante universidad.
2- Los pioneros
Se caracterizan por dar saltos más grandes en la primera parte de su carrera. Es decir, empiezan su vida laboral en un campo, pero pronto se dan cuenta de que esa no es su pasión; y hacen una pausa para seguir su verdadero sueño. Un ejemplo de esta clasificación puede ser el caso de un diseñador gráfico, que se dedica a realizar anuncios impresos; y decide convertirse en diseñador de experiencia del usuario, al principio de su carrera.
3- Los que hacen el cambio tarde
Son personas que tienden a mantenerse en la misma posición laboral, o que hacen movimientos más graduales al inicio de su carrera; pero eventualmente dan un paso más audaz. En esta descripción puede encajar un periodista que trabajó por muchos años en los medios; y que después hace un giro en su carrera, para laborar en comunicación corporativa. O un agente de bienes raíces que a la larga, se convierte en ejecutivo de préstamos hipotecarios de una institución financiera.
4- Los encerrados
Se trata de aquellas personas que cambian de trabajo con menos frecuencia y, cuando se mueven, no hacen movimientos drásticos. Aunque esto no refleja timidez, inseguridad o estancamiento, puede ser que estén siguiendo una estrategia; porque desde un principio comenzaron a laborar en lo que les gustaba. Lo que es un hecho, es que este perfil tiene el crecimiento salarial más lento. Un ejemplo de este arquetipo es un médico, que inicia su carrera con un buen salario; y no tiende a hacer muchos cambios en su rol en su trayectoria.
Entre los cuatro tipos de trabajadores antes descritos, los buscadores de experiencia y los pioneros son quienes logran aumentar más sus ingresos laborales; gracias a los cambios más drásticos en su carrera. Si bien la experiencia laboral, representa entre 60 y 70% de las percepciones en estos casos; esta proporción se reduce a casi 30% para el caso de los encerrados, por ejemplo.
Actualidad Laboral / Con información de El Economista México