Las remesas enviadas desde el exterior son claves para Latinoamérica y representan una fuente extra de ingresos para los hogares de bajos y medianos ingresos ya que contribuyen a satisfacer necesidades básicas, aliviar la pobreza, mejorar la alimentación y el acceso a la salud y la educación.
En los primeros nueve meses de 2022 -la última información disponible con respecto al mismo período del año anterior- las remesas a la región crecieron un 9,3% a cerca de 142.0000 millones de dólares, el mayor alza a nivel mundial en comparación con otras regiones, de acuerdo con el Banco Mundial (BM). El mayor crecimiento, de un 45%, se dio en Nicaragua, seguido por Guatemala, con un 20% de aumento en las remesas recibidas; México, con un 15%, y Colombia, con un 9%.
Ese crecimiento, no obstante, sería inferior al 26% registrado para todo 2021, un récord que no se observaba desde hacía una década. Para el próximo año el BM vaticina que el crecimiento de las remesas se desaceleraría a un 4,7%, la mitad de este año, sobre todo por la caída de la actividad económica estadounidense.
“Las remesas tienen importancia clave en sustentar el consumo en los países receptores”, dijo a AP José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). “Su evolución cobra fundamental relevancia sobre todo en aquellos países de la región que son más dependientes de este flujo”, expresó. Como ejemplo mencionó a Centroamérica y Haití, que tienen los ingresos per cápita más bajos.
En algunos países de ingreso medio y bajo los flujos de remesas son mayores a la cantidad de dinero de las inversiones extranjeras directas y la asistencia oficial para el desarrollo, según la CEPAL. Representan cerca del 24% del Producto Interno Bruto (PIB) en Haití y alrededor del 20% en El Salvador y Honduras.
En Guatemala son el mayor aporte al PBI, casi el 20%, seguido de las exportaciones y la inversión extranjera, dijo Guillermo Díaz, investigador de la Universidad Rafael Landívar. Allí las familias reciben entre 550 y 600 dólares por mes. Para unos seis millones de familias -de un total de 17 millones que reciben remesas- ese dinero es su principal fuente de ingresos.
En México el 25% de los hogares obtienen remesas, es decir, uno de cada cuatro. En Nicaragua, la mitad, según el Inter-American Dialogue, un centro de investigaciones de Washington. El dinero que llega desde el exterior equivale al 60% de los ingresos de los hogares receptores y, en promedio, es el 15% de la renta de quienes lo envían.
En general los inmigrantes que mandan remesas desde Estados Unidos son personas que ganan unos 30.000 dólares al año y la cantidad de los envíos varía según su costo de vida, explicó Manuel Orozco, director del Programa de Migración, Remesas y Desarrollo del Inter-American Dialogue.
En el caso de los mexicanos y centroamericanos la mayoría de los que envían dinero son hombres y mujeres de 39 años o menos que trabajan en la construcción y el sector de servicios, en restaurantes o limpiando casas. Los sudamericanos que ayudan con dinero a sus familias, en cambio, suelen ser algo mayores y tener trabajos más calificados y con mayores ingresos.
Actualidad Laboral / Con información de AP