El debate sobre la política migratoria en Estados Unidos podría llegar pronto a los restaurantes.
Desde tiendas sencillas de bocadillos a restaurantes de lujo, docenas de restaurantes de todo el país quieren obtener el status de "santuario", una designación con la que los propietarios esperan ayudar a proteger a sus empleados, en un sector con mucho personal inmigrante, y rebajar el tono de la encendida retórica de la campaña electoral.
Inspirada por las iglesias, la designación es algo que ciudades y otras instituciones públicas han buscado para ofrecer protecciones locales a extranjeros que viven en Estados Unidos sin permiso de residencia. Algunas de estas protecciones son prohibir a la policía preguntar a la gente sobre su situación migratoria o negarse a cooperar con agentes federales.
En la iniciativa participan unos 80 restaurantes de lugares como Nueva York, Minneapolis, Detroit, Boston, Oakland, California y Anna Arbor, Michigan.
Los establecimientos aceptan políticas contra la discriminación, colocan carteles en las ventanas que declaran su condición de santuario y reciben información sobre derechos civiles, incluidos seminarios a través de internet sobre cómo pedir la documentación adecuada a agentes federales si hay un intento de redada. Algunos también ofrecen una línea de mensajes de texto para que clientes o empleados reporten cualquier incidente de acoso.
En el Russell Street Deli de Detroit, que sirve bocadillos y tortitas, los clientes que pasan por la puerta de este restaurante con diversidad racial encuentran un cartel que dice: "RESTAURANTE SANTUARIO, un sitio en la mesa para todo el mundo".
"Tengo este pequeño lugar en el que yo decido cómo se trata la gente entre sí", explicó el propietario, Ben Hall, que se identifica como mestizo y que decidió unirse a la campaña después de que unos pocos clientes hicieran comentarios de tinte racial. "Si alguien tiene la necesidad de insultar a alguien... entonces no pueden participar. Se lo he dicho, 'Hay otro restaurante al lado'''.
El movimiento está poco definido y es en gran parte simbólico. Los restaurantes son negocios privados sujetos a leyes y regulaciones laborales, y una designación de santuario no podrá impedir que agentes federales detengan a cualquier empleado sin permiso de residencia.
Sin embargo, los organizadores de la iniciativa dicen que responde a la incertidumbre en torno a la presidencia de Donald Trump. El mandatario basó su campaña en promesas como un aumento de las deportaciones y la construcción de un muro a lo largo de la frontera con México, pero no ha dado detalles sobre cómo se aplicarían. Los miembros de la campaña de restaurantes santuarios alegan que su sector es más vulnerable que otros, dada su gran dependencia de trabajadores inmigrantes.
No todos los grupos de la industria están de acuerdo con esa estrategia.
La Asociación Nacional de Restaurantes, que representa aproximadamente a 500.000 negocios, hace presión a favor de una reforma a las leyes de inmigración que incluya un nuevo sistema de verificación que confirme si los empleados pueden trabajar de forma legal en el país. La organización "desea trabajar con el gobierno de Trump" para buscar formas de que esa verificación sea "más sencilla y no tan costosa", dijo el vicepresidente senior de la Asociación Steve Danon.
En la industria gastronómica de Estados Unidos hay unos 12 millones de trabajadores. La mayoría son inmigrantes, y la tasa alcanza el 70% en ciudades grandes como Nueva York y Chicago. Se estima que 1,3 millones de esos empleados viven en el país sin permiso, según el Restaurant Opportunities Center United, que lanzó la campaña de restaurantes santuario y trabaja para mejorar las condiciones laborales del sector.
La institución lanzó el programa con un argumento económico, indicando que los restaurantes necesitan una "fuerte masa de trabajadores". En una misiva reciente, se dirigieron a Trump como empresario y le instaron a "alzar la voz para aliviar el temor a la deportación y otras formas de acoso".
"Esto no consiste en que un restaurante esconda gente en un armario, consiste en crear un espacio seguro", dijo Saru Jayaraman, cofundador de ROC United. "Los empleadores tienen una responsabilidad de proteger a sus trabajadores".
En Chicago, el gerente del restaurante de comida típica francesa Campagne Bistro dijo haber iniciado el trámite para convertirse en restaurante santuario porque quiere que sus empleados se sientan respaldados. La mitad de los empleados del restaurante son inmigrantes de países como Rumanía, Ecuador y México.
"Los restaurantes forman parte de la aceptación de otras culturas", dijo Todd Feinberg. "Todos somos una cultura inmigrante. La idea de que podamos no aceptar eso me preocupa un poco".
Jeremy Klaben, propietario de Brightwork Kitchen, un restaurante de inspiración asiática en el centro de Chicago, dijo haber solicitado la condición de santuario porque quiere que sus empleados y clientes se sientan incluidos. El restaurante se llena a mediodía con estudiantes universitarios, clientes de empresas y turistas.
La empleada Iris Quijano, de 22 años, dijo que es una extensión de cómo se sienten ella y sus compañeros. Quijano, nacida en Chicago y con familia en México, se interesó por el restaurante tras graduarse en la universidad.
"En términos de toda la negatividad y el odio que tenemos en medios sociales y en general... estará bien ser conocidos como un restaurante santuario", dijo. "Todos nuestros compañeros de trabajo defienden las mismas cosas. Es muy importante que otros sientan la misma onda en el restaurante y tengan una buena comida sin tener que preocuparse por nada negativo".
Actualidad Laboral / Con información de AP