El envejecimiento de la población y el aumento en la expectativa de vida han generado nuevos desafíos para el mercado laboral. Uno de estos retos es la reincorporación de personas mayores a un empleo, que a pesar de haberse jubilado, desean seguir activos en un trabajo.


Cecilia Reyes Trejo, cofundadora de Wiser Hub, destaca que muchas personas mayores buscan reincorporarse al mercado laboral por diversas razones que van más allá de lo económico, como una fuente crucial de satisfacción personal y social.


“Uno de los principales motivos por lo que los jubilados desean seguir trabajando es el sentido de propósito. La transición abrupta del entorno laboral a la jubilación puede generar una sensación de pérdida de identidad y utilidad”, expone.


Annika Maya Rivero, profesora asociada en el Centro de Investigaciones de Diseño Industrial (CIDI) de la UNAM y docente en la Especialidad de Accesibilidad Universal de la (FAD) UAEMEX, agrega que “muchos trabajadores no le encuentran sentido a la vida después de jubilarse. Pasan gran parte de su vida en el entorno laboral y, de repente, ya no está esa actividad. Es un cambio brusco”, explica.


Este fenómeno no es solo un reflejo de las tendencias demográficas. Sino una oportunidad para repensar cómo valorar la experiencia y la sabiduría de los trabajadores mayores, habilidades más demandadas por el mercado laboral


Según Coursera, en los mercados laborales se están priorizando habilidades humanas o blandas sobre las técnicas de alta demanda. Por ejemplo, en Perú, hay una demanda por competencias como la cultura y la resiliencia; mientras que, en Canadá hay mayor enfoque en la narración de historias. Estas habilidades tienden a estar desarrolladas en las personas mayores por su experiencia laboral.


Reyes Trejo considera que las personas mayores pueden desempeñar roles como mentores para empleados más jóvenes, transmitir habilidades prácticas y proporcionar perspectivas históricas que ayuden en la toma de decisiones estratégicas.


Las políticas de reincorporación al trabajo pueden contribuir a un envejecimiento más activo y saludable. Ambas especialistas puntualizan que, trabajar después de la jubilación ayuda a mantener a las personas mayores mental y físicamente activas, lo que está asociado con una mejor calidad de vida y menores costos de atención médica.


Políticas de retiro flexible 


Aunque algunas empresas están comenzando a reconocer el aporte de los trabajadores mayores, muchas aún no tienen políticas inclusivas que promuevan su reincorporación. Esto representa un reto que necesita ser abordado tanto por el sector público como por el privado.


Las políticas inclusivas contemplan horarios flexibles, roles a tiempo parcial o por proyecto y adaptaciones para los trabajadores mayores.


Sin embargo, a pesar de estas motivaciones, las políticas de retiro flexible y las oportunidades para la reincorporación en el mercado laboral son aún limitadas.


“Aunque algunas empresas han comenzado a ofrecer opciones de retiro, la mayoría no ha implementado prácticas sistemáticas para facilitar la reincorporación de personas mayores a las plantillas de trabajo”, dice Cecilia Reyes.


La especialista asegura que las políticas de retiro flexible con las que cuentan algunas empresas contemplan permisos para una transición gradual hacia la jubilación o mantener la opción de trabajo a tiempo parcial para quienes están en sus etapas iniciales. Además, en algunas compañías se permite extender la edad de retiro más allá de los 60 años, llegando incluso hasta los 65.


En instituciones educativas existen políticas más flexibles para el retiro. Según Maya Rivero, “en la UNAM, un profesor de tiempo completo puede seguir dando clases incluso después de los 70 años, siempre y cuando exprese su deseo de continuar y sus capacidades lo permitan”.


Esta flexibilidad ofrece a los académicos la oportunidad de seguir contribuyendo con su conocimiento y experiencia, algo que no siempre está disponible en otros sectores.


Sin embargo, las especialistas señalan como uno de los retos, la falta de infraestructura adecuada para apoyar a los trabajadores mayores, esto incluye la poca accesibilidad en el lugar de trabajo; las oficinas y los centros laborales deben adaptarse para ser inclusivos para las personas con movilidad reducida.


La edad puede ser un estigma que cierra la puerta del empleo


A pesar de los esfuerzos hay diversos estigmas que dificultan el retorno de personas mayores al mercado laboral, uno de ellos es que los jubilados tienen un nivel socioeconómico medio o alto, cuando en la realidad, es que muchas personas de esta población tienen bajos ingresos y la necesidad de trabajar.


Reyes Trejo señala que estas personas suelen encontrarse en sectores informales, trabajando como comerciantes o realizando labores que no siempre son visibles para el resto de la sociedad.


“Hay gente mayor en situación de calle o realizando trabajos informales como limpiar parabrisas o vender en las esquinas. Esta es una realidad que no siempre queremos ver”, comenta Cecilia Reyes.


Uno de los desafíos principales es la resistencia al cambio por parte de algunas organizaciones que perciben a los trabajadores mayores como menos adaptables o incompetentes en el uso de tecnologías nuevas. Ambas especialistas dicen que superar estos prejuicios y fomentar un ambiente inclusivo requiere cambios en la cultura organizacional y en las políticas de contratación.


Maya Rivero expresa que el mercado laboral mexicano no está completamente preparado para integrar a personas mayores de manera efectiva. Hay una falta de preparación para la convivencia intergeneracional para aprovechar las habilidades únicas que las personas mayores pueden aportar, como sus experiencias.


“Aunque hay personas mayores con mucha experiencia, el mercado no siempre valora estas cualidades. Se tiende a dar más importancia a las habilidades técnicas y a veces se olvida la sabiduría y la experiencia que solo se obtienen con los años”, dice Maya Rivero.


Sin embargo, las modalidades de trabajo flexible, como el teletrabajo o el sistema híbrido, facilitan la reincorporación de personas mayores que prefieren evitar los desplazamientos diarios o que requieren adaptaciones específicas.


Las empresas pueden aprovechar estos esquemas de trabajo para ofrecer roles que se ajusten mejor a las necesidades de los trabajadores mayores.


Reincorporar a personas mayores en la fuerza laboral puede tener beneficios tanto económico como sociales. Es fundamental que existan marcos legales y políticas públicas que apoyen la reincorporación de personas mayores al trabajo.


Esto puede incluir: incentivos fiscales para las empresas que contraten trabajadores mayores, así como programas gubernamentales que fomenten la capacitación continua y el reciclaje profesional


Desde el punto de vista económico, se puede aprovechar la experiencia acumulada para mejorar la productividad y la innovación dentro de las empresas. Socialmente, permite a las personas mayores sentirse útiles y valoradas, lo que puede mejorar su bienestar emocional y reducir la soledad, causante de diversos problemas de salud mental.


La necesidad de políticas más inclusivas y adaptativas que reconozcan el valor de la experiencia y feliciten una transición laboral que permita a los mayores seguir aportando sus conocimientos y habilidades al mercado. Para lograrlo, es crucial superar los estereotipos y barreras estructurales, promoviendo un entono laboral más accesible y equitativo para todos.


Actualidad Laboral / Con información de El Economista México