“Las crecientes diferencias entre los más ricos y los más pobres amenazan la estabilidad política y social, así como el desarrollo económico”, advierte el documento, divulgado ayer.
Precisa que la recesión ha tenido un efecto muy negativo en las clases medias de los países industrializados, mientras que la globalización ha dado lugar a una polarización de los ingresos en las economías emergentes y en desarrollo.
El informe está basado en la encuesta de percepción de riesgos globales, que se realizó a finales de 2013 y consultó la opinión de líderes de empresas, gobiernos, academias, organizaciones no gubernamentales y organismos internacionales.
Otros de los principales riesgos –en términos de probabilidad– son los fenómenos meteorológicos extremos, el desempleo y el subempleo, el cambio climático y los ataques cibernéticos.
La lista cambia cuando se pregunta por los riesgos que pueden tener más impacto. En este caso aparecen los problemas fiscales, el cambio climático, la crisis del agua, el desempleo y el subempleo, y el colapso de la infraestructura informática.
Preocupa más.
En cuánto a los riesgos globales que generarán más preocupación en 2014, los problemas fiscales están en el tope de la lista, a pesar de los esfuerzos de muchos países –sobre todo en Europa– por controlar el déficit y el endeudamiento.
El problema es que muchos gobiernos siguen gastando más de lo que reciben y cubriendo el déficit con la venta de bonos, es decir, pidiendo prestado a los inversionistas privados con la promesa de pagarlo en el futuro con intereses.
En algún momento los inversionistas comienzan a dudar de la capacidad del gobierno para pagar la deuda, entonces éste ofrece mayores intereses para compensar el aumento del riesgo y comienza un círculo vicioso.
“Los intereses se suman a la deuda e incrementan las dudas, obligando a subir las tasas aún más. Eso puede convertirse en una espiral mortal, en la que el temor de que un país caiga en impago se convierta en una profecía autocumplida”, señala el documento.
Las crisis fiscales son más probables en las economías desarrolladas, dado que la deuda pública supera 100% del producto interno bruto en Estados Unidos y 230% en Japón. Pero los países emergentes tampoco están libres de riesgo.
“Una crisis fiscal en cualquier economía importante pudiera tener fácilmente un efecto cascada global. Encontrar maneras de hacer frente con eficacia a los riesgos actuales es, por lo tanto, importante”, concluye el reporte.
Drama social.
El alto y persistente desempleo combinado con el elevado subempleo (puestos de trabajo de baja calidad) aparece como el segundo riesgo que generará más preocupación este año.
El informe precisa que cada vez hay más personas que lucha por encontrar trabajo, tanto en las economías avanzadas como en las emergentes, y que los jóvenes y las minorías son los más vulnerables. Agrega que el subempleo sigue siendo frecuente en los países emergentes y en desarrollo.
En la lista de problemas más preocupantes para la economía siguen la crisis del suministro de agua, la disparidad de ingresos y los problemas para adaptarse al cambio climático y mitigar sus efectos.
También aparecen la creciente incidencia de sucesos meteorológicos extremos, las fallas en la gobernabilidad global, la crisis de la comida, la ausencia de mecanismos financieros más fuertes y la inestabilidad política y social.
Con información de El Nacional