Llegada desde México para cubrir el Mundial de Rusia, la periodista Mariana Zacarías ha sido víctima de agresiones sexistas tres veces, en apenas 15 días. La primera vez, un hombre intentó besarla a la fuerza, mientras se preparaba para una intervención ante la cámara. Durante otro directo, un hombre le tocó los glúteos y la tercera vez, fue agarrada por un desconocido contra su voluntad. "Es desagradable, ofensivo y no debería haber pasado. Estamos haciendo nuestro trabajo, merecemos respeto, se sea hombre o mujer", denuncia a la AFP.
Si bien en las calles que rodean la Plaza Roja, el Mundial supone una fiesta en un ambiente habitualmente sin tensiones, algunos aprovechan para excederse y hacer tocamientos a aficionadas presentes en el lugar. Pero, cada vez más las mujeres aficionadas al fútbol, coincidiendo con un momento en el que el movimiento #MeToo ha favorecido el combate contra las agresiones sexistas; denuncian gestos que, hasta ahora, podían ser guardados en silencio o banalizados como inevitables en eventos de este tipo.
Al menos dos periodistas de la AFP fueron víctimas de acoso sexual por hinchas desde el inicio del Mundial. Una sufrió tocamientos contra su voluntad y luego fue levantada por los aires, por aficionados eufóricos por un gol.
Límites
En internet proliferan videos que muestran cánticos sexistas y obscenos de aficionados o escenas de besos a la fuerza, o manos que llegan más lejos de lo debido o de lo autorizado por la otra persona. La AFP grabó a un hombre intentando atrapar a la periodista rusa Yulia Chatilova y luego obligándole a besarle en la calle Nikolskaia, el lugar favorito de reunión de los hinchas en Moscú. "Se ha convertido en una especie de divertimento, como un juego", lamenta Chatilova, que dice sentirse "incómoda" en esa calle.
Menos de un año después del inicio del movimiento #MeToo, que insta a las mujeres a denunciar las agresiones sexuales, Mariana Zacarías espera que el mundo del fútbol reaccione también ante el sexismo latente. "El #MeToo es una revolución que permite a la gente hablar para terminar con el acoso en ciertos sectores", explica Zacarías. "El Mundial y lo que me ha pasado forma también parte de este movimiento", estima.
Aliona Popova, al frente de la asociación feminista The W Project, estima por su parte que las agresiones sexuales superan el marco del Mundial y del movimiento #MeToo. "Se trata de hacer campaña por derechos elementales, y para que haya límites personales para todos", explica a la AFP. "Es algo bueno que se empiece un diálogo internacional sobre este tema, gracias al Mundial", dice.
Espacio de libertad
Muchas periodistas deportivas están acostumbradas a escuchar de parte de hinchas, que ellas no saben "nada" de fútbol. Casi el 40% de los espectadores de las retransmisiones televisivas del Mundial 2014 eran mujeres, señaló la FIFA, basándose en datos de los 25 principales partidos de aquella Copa del Mundo. "Por el número de mujeres en la dirección de la FIFA (...) y el número de aseos para mujeres en los estadios, el papel de las mujeres es pasivo, y a menudo son tomadas como objetos decorativos", denuncia la organización antidiscriminaciones Fare. "Pero, existe otra manera de ver este campeonato: el espacio para las mujeres aumenta", añade la ONG, subrayando que por primera vez se juega un Mundial en el que la secretaría general de la FIFA, la ocupa una mujer, Fatma Samoura.
El Mundial es también un espacio de libertad para las aficionadas saudíes o iraníes, fuera de su país. Irán no autoriza a las mujeres a acceder a los estadios cuando se juegan partidos de fútbol entre hombres. Otras aficionadas subrayan la atmósfera agradable entre hinchas del Mundial y llaman a no generalizar los casos de agresiones sexuales. "He sido hincha de fútbol toda mi vida. Sabemos que el Mundial es principalmente una cosa de hombres", explica Fernanda Flores, de 31 años. "Pero, en México hay cada vez más mujeres que siguen el fútbol. Un evento así es para los dos sexos", afirma.
Actividad Laboral / Con información de El Diario Vasco