La adicción al trabajo es un mal de nuestro tiempo. Este trastorno forma parte de las llamadas adicciones psicológicas o sin sustancia, al igual que las relacionadas con internet, el teléfono móvil, las compras, el juego, el sexo o el ejercicio físico. Y no está determinada solo el número de horas que se dedican al trabajo, sino también por la forma obsesiva y compulsiva en que se afrontan las responsabilidades laborales.
Javier Fernández-Montalvo y Enrique Echeburúa, en un artículo que es una referencia en la materia, explican que la adicción al trabajo "se caracteriza por una implicación progresiva, excesiva y desadaptativa a la actividad laboral, con una pérdida de control respecto a los límites del trabajo y una interferencia negativa en la vida cotidiana (relaciones familiares y sociales, tiempo de ocio, estado de salud, etc.)".
Consecuencias negativas y síntomas de la adicción al trabajo
Diversas investigaciones han destacado las consecuencias negativas de padecer esta adicción. Uno de los principales es la irritación laboral, como comprobaron científicos de Valladolid, Tarragona y Barcelona. Por su parte, un equipo de la Universidad de Bergen, en Noruega, tras analizar los casos de 16.426 personas adultas, determinó que los adictos al trabajo son tres veces más propensos a sufrir otros trastornos mentales, como déficit de atención e hiperactividad, trastorno obsesivo-compulsivo, ansiedad y depresión.
Por supuesto, como se suele decir, lo mejor es detectar al problema a tiempo. ¿Qué señales pueden indicar que alguien está en camino de convertirse en un adicto al trabajo? A continuación se detallan cinco de los principales síntomas.
Prisa constante y ocupación continua
La adicción al trabajo implica sensaciones como una urgencia permanente por hacer cosas, a menudo varias a la vez, y además una tendencia a descartar las que no parecen "productivas". Las personas que lo padecen viven el descanso y el ocio como pérdidas de tiempo. Procuran estar conectados las 24 horas. En ocasiones intentan no trabajar y dedicarse a tareas diferentes, como por ejemplo leer, pero buscan leer materiales relacionados con su trabajo. Y es que, como toda su vida gira en torno al aspecto profesional, no encuentran placer en otras actividades.
Perfeccionismo excesivo
El nivel de exigencia -hacia los demás y hacia sí mismos- es muy alto en los adictos al trabajo. Esto los lleva a ser perfeccionistas y poco tolerantes a los errores. Por el mismo motivo, muchas veces estas personas tienen problemas para delegar el trabajo, pues el grado de presión que sufren les impide confiar en los demás. Todo esto se traduce, como es natural, en elevados niveles de estrés, volúmenes de trabajo enormes y problemas en las relaciones sociales, como se detalla a continuación.
Deterioro de las relaciones personales
Las relaciones con otras personas tienen, para quienes van por el camino de la adicción al trabajo, cada vez menos importancia. Sucede, en este sentido, algo parecido al tiempo de descanso y de ocio: les parecen pérdidas de tiempo. Además, se vuelven impacientes e irritables. Si a eso se añade el estrés, el perfeccionismo, las prisas, etc., el resultado lógico es que los vínculos con parejas, familiares y amigos se resientan y la vida social acabe siendo prácticamente nula.
Déficit de autoestima
Las personas trabajoadictas -otra denominación aceptada para quienes padecen este problema- muchas veces son egocéntricas: actúan como si el mundo girara alrededor de ellos y todos sus proyectos fueran un éxito. Sin embargo, detrás de esa actitud suele estar la falta de confianza en sí mismos. "El sentimiento de baja autoestima les conduce ansiosamente a la obtención de logros, que consiguen aumentar, pero solo transitoriamente, los sentimientos de valía personal", aseguran Fernández-Montalvo y Echeburúa.
Descuido de la propia salud
La búsqueda de aprovechar al máximo el tiempo lleva a estas personas a desatender necesidades esenciales, como el correcto descanso, dormir las horas de sueño adecuadas, realizarse controles y chequeos de forma periódica, etc. A estos factores perjudiciales para la salud se suman otros, a menudo derivados de las mismas malas prácticas y el estrés: tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, mala alimentación, sobrepeso u obesidad, hipertensión… Todo esto da como resultado un cóctel explosivo, con riesgos de padecer, a edades tempranas, episodios coronarios o accidentes cerebrales.
Factores de riesgo y formas de cuantificar la adicción
Ninguna de estas señales es, por sí sola, una señal indudable de que alguien padece o ha de padecer de adicción al trabajo. Pero sirven para estar alerta. Sobre todo si además hay factores de riesgo, como las excesivas presiones económicas o profesionales, que pueden provenir de la familia o el entorno social; el temor a perder el trabajo; el temor ante unos jefes demasiado intimidantes, o la falta de afectos o contactos personales, que podría ocasionar un vacío que la persona en cuestión intente llenar por medio del trabajo.
Existe, por cierto, una Escala Holandesa de Adicción al Trabajo que posibilita una cuantificación de la magnitud del problema. Fue corroborada por el citado equipo de investigación de la Universidad Jaume I -tal como lo explican en un artículo publicado en la revista especializada Psicothema, en colaboración con un psicólogo de la Universidad de Utrecht, de los Países Bajos.
La escala DUWAS consiste en una prueba con, entre otras cosas, frases del tipo:
"Voy a trabajar estando enfermo".
"Me siento culpable cuando no estoy trabajando en algo".
"Me siento obligado a trabajar duro, incluso cuando no lo disfruto".
La persona encuestada debe asignar puntos en función de si se siente mucho, poco o nada representada con tales afirmaciones. También se consulta sobre la cantidad de horas trabajadas y sobre cómo percibe el trabajador su propia personalidad.
En cualquier caso, si se detecta la posibilidad de padecer esta adicción, lo idóneo es acudir a un profesional en busca de ayuda psicológica. También existen, y poco a poco amplían su número, las organizaciones y grupos de ayuda del estilo de Trabajoadictos Anónimos, en la misma línea de las agrupaciones organizadas para colaborar con personas adictas al alcohol, las drogas u otras sustancias o comportamientos.
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