25-10-2017
Los candidatos a un puesto de trabajo suelen salir de la entrevista con dos sensaciones: o que la han bordado o que ha sido un desastre. A partir de esa primera impresión comienzan a darle vueltas una y otra vez a cada palabra, cada respuesta y cada gesto, preguntándose qué habría pensado el entrevistador de cada uno de los detalles. Aunque la incertidumbre continuará inevitablemente hasta que te asignen o no el puesto, hay ciertas señales que te ayudarán a saber si tu entrevista ha sido o no un éxito.

El entrevistador parece estar disfrutando de la conversación. Cuando el entrevistador te está escuchando con atención y parece realmente interesado en lo que cuentas, vas por el buen camino.

El entrevistador te enseña la oficina antes de que te marches. Si, una vez terminada la entrevista, el recruiter dedica un tiempo extra a hacerte un tour por la oficina o te presenta a algunos empleados, lo más probable es que esté pensando en ofrecerte el puesto.

La entrevista dura más de lo programado. Si la entrevista se alarga más del tiempo previsto es probable que el entrevistador tenga interés en seguir conociéndote un poco mejor. Puede ser un indicador de que ya has superado los criterios iniciales, y el hecho de que quiera dedicarte más tiempo y energía puede ser prometedor.

El entrevistador trata de “venderte” la compañía. Si el entrevistador parece hacer un esfuerzo consciente en hablarte bien de la compañía después de tu intervención es posible que le hayas impresionado y esté interesado en que el puesto te parezca todavía más atractivo.

El entrevistador te llama por tu nombre varias veces durante la entrevista. Cuando una persona te llama por tu nombre de forma reiterada está estableciendo una conexión, por lo que puede ser una muy buena señal.

El entrevistador habla mucho sobre los beneficios y ‘pluses’, así como del salario y de la política de la compañía. Todo ello puede ser parte de su estrategia para “venderte” la compañía, y es posible que estén barajando el hacerte la oferta; lo normal es que no perdiesen su tiempo voluntariamente compartiendo toda esa información si no estuviesen interesados en tu candidatura.

La despedida se prolonga más de lo estrictamente reglamentario. Vale, puede que tu entrevistador sea de lo más entrañable y hablador, pero si una vez han comenzado las despedidas continúa haciéndote preguntas o hablándote bien de la compañía, lo más probable es que le hayas causado una buena impresión.

Actualidad Laboral / Con información de Forbes